15 de octubre de 2025

La sociedad adormecida

 

Joyce Lee


Se podía haber representado muy bien nuestra situación anímica con un largo y sostenido bostezo. De esos que al ser disfrutado sin disimulo provocan repiques en diferentes tonalidades musicales. Al final del concierto no se sabe quién dio el movimiento de obertura, pero se le agradece haber conectado a miles y miles con un fastidio que se venía simulando, que provocaba una apariencia de ser distraído, indiferente, lejano y sumido en cavilaciones tan íntimas que luego no se podrían recordar a voluntad, digo las cavilaciones porque el fastidio, ¡vaya cómo se recordaría! Si estás en un salón escuchando una charla en la que pones tus mejores facultades en posición de esfuerzo por entender y un ser cercano bosteza puede provocar un bostezo colectivo y la salida estruendosa del salón de personas que se mirarían con cierto reconocimiento. Reconocimiento en el fastidio. Se podría afirmar que el bostezo es nuestro primer rasgo de socialización.

Sin embargo, de repente somos sorprendidos con una inesperada buena noticia. A María Corina Machado, principal líder de la actual oposición fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz. Digo actual oposición porque no podemos negar que en Venezuela hay muchas oposiciones. Este premio tiene una gran significación, es un apoyo contundente al movimiento que ella emprendió junto con los ciudadanos. Movimiento que se venía adormeciendo y ya provocaba bostezos. Es un año repitiendo lo mismo “estamos cerca” amenazando con una invasión y guardando silencio ante el atropello de Trump a los venezolanos exiliados o asesinados impunemente en altamar. Muchas preguntas que deberían hacerse, ¿cambiará la línea de los medios planteados para conseguir el fin de la dictadura? ¿Buscaremos una salida en paz y cómo? ¿Volverá María Corina a la política? Todo por verse.

Mientras tanto en el país estamos en un salón muy grande con millones de participantes esperando se termine de emitir aquella frase “Maduro renunció”. Aquella parte del discurso que da coherencia a la totalidad, por la que se sabe el sentido que tuvo tanta escritura y tanta escucha; esa frase que otorga significado y dirección al conjunto. Pero nada, no llega, más bien se diluye, se desvía, cambia de tema sin frases conectivas, se vuelve cada vez más inconexa, se dispersa en detalles irrelevantes y queda pegada en temas sin interés ninguno para un amplio auditorio que pierde la paciencia.

Pasaríamos a una etapa más clara en la que podamos desmentir tanto engaño sostenido. Se dice que es norma que el mentiroso bostece para parecer relajado y distraer con los típicos movimientos del bostezo, pero estos bostezos estarán revelando nuestra verdad. Estas circunstancias serán inéditas y por ello tan importantes en el movimiento constante de las sociedades y su historia universal. Se trata de un bostezo que desmiente y que une a los infectados del fastidio producido por charlatanes que dejaron hace tiempo de ser charlistas. Esos que repiten las mismas ideas vacías, esos que son tan predecibles en sus reacciones intencionalmente provocadas, esos que nos han hecho perder tan valioso y largo tiempo, esos son los que en lugar de apartarse nos matan de aburrimiento. Dentro de nuestra cultura faltó enseñar la elegancia de apartarse a tiempo. No lo sabemos hacer. Transitamos por la sociedad del aburrimiento, sin ideas.  

Hoy se cortaron los bostezos y se despejó la vista de esa cortina borrosa, se sacudió la modorra. Hoy nos incorporamos a la silla y estamos atentos a toda señal. Después de tremendo espaldarazo nos tenemos que unir y mover nuevamente, todo depende de la lectura que María Corina haga de la división causada por su admiración a Trump. Los primeros pasos dados no auguran un buen comienzo, dedicarle el Nobel es un desacierto por más estratégico que haya sido, Trump no es tonto. Sin embargo, hoy quiero mantener mi mirada atenta y pensar que el liderazgo local se apoyará más en nuestros recursos y volverá a privilegiar la desgracia nacional.

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