19 de julio de 2023

El mito, la realidad y lo real

Dillon Samuelson


En su muy celebrado libro “De animales a dioses. Breve historia de la humanidad” Yuval Noah Harari expone su muy interesante tesis que podemos resumir con la siguiente premisa “lo que diferencia al hombre del mono es que el hombre cree en mitos colectivos”. En nuestra inevitable vida en comunidad para ejercer tareas comunes necesitamos de los mitos que cohesionen. Un mito, una ficción, creencias que nos unan y obliguen a pactar y por los cuales nos sintamos partes de una colectividad, de una nación. Estos mitos compartidos nos permiten reconocernos y comprender el por qué actuamos de la forma como lo hacemos. Mientras no nos extrañemos de nosotros mismos es porque todavía hay cemento de identidad.  El problema y enredo comienzan cuando esos mitos van perdiendo fuerza, comenzamos a desconocernos. Es lo que sucede con las brechas generacionales, pero se trata de una extrañeza más radical.

Algo de eso nos está ocurriendo en este momento, un régimen autocrático sabe que acabar con las fortalezas de una sociedad es esencial para su fin de hegemonía y dominación. Ha sido mucho tiempo que han minado las creencias más fundamentales. Cuantas veces nos hemos preguntado por qué la gente no reacciona como esperábamos y cuantas veces nos hemos extrañados de conductas barbáricas que no nos resultan familiares. Un gran mito cuasi religioso nos cayó como un manto oscuro y desde entonces se nos ha puesto cada vez mas oscuro el ambiente. Se bajaron las pesadas persianas y ya nada vemos con claridad. Sentimos temor porque esta invasión en realidad era desconocida y sus mitos y creencias no se ajustan a una realidad que creíamos irreversible. Hoy nos maltratan, gritan, ordenan y con una sumisión inesperada respondemos.

Estamos haciendo un gran esfuerzo para volver a construir nuestra realidad y podernos contar los cuentos compartidos, pero mientras intentamos levantar cabeza siempre hay alguien que está presto a mandarnos un mandarriazo. Estamos tratando de salir de un pantano, no pretenderán que salgamos limpios y perfumados. El mundo cambia en todo sentido, observamos grandes avances en los campos económicos, sociales y tecnológicos y nosotros seguimos viviendo alrededor de una llave por la que no sale agua y de un interruptor que no prende la luz. De conseguir rebajas para poder comer o vivir de la caridad y limosnas recibidas. ¿Ese es nuestro país? Cuesta creerlo. Somos un grupo social que solo tiene en común el territorio que ocupa, pero creyendo que aun vociferando y agarrando pataletas obtenemos respeto o miedo de los otros. Muriendo y arrogantes. La realidad siempre se ocupa de bajarnos los humos, pero los mitos que sostenemos de heroicidad terminan de ganarnos con algún personaje que destaca en sus delirios, lo real que siempre acecha. Cuando lo real gana notoriedad está reclamando por la simbología.

Este grupo arcaico, bárbaro que se apoderó del país dice defender algunos mitos que solo los tienen como presentables porque la realidad es impresentable. Disfraces de justicia social cuando en realidad acabaron con la justicia y la equidad. No es exagerado afirmar que fuimos invadidos por un grupo de personas adoctrinadas por economías fracasadas con mitos medievales. Tarde o temprano volveremos a nuestras costumbres occidentales, es nuestro destino a alcanzar ahora con mayor experiencia. Construir nuevamente las Universidades que nos integren a un mundo competitivo por la inteligencia y el conocimiento. De la ignorancia y de la maldad se tiene una responsabilidad ética porque causan estragos, destrucción y muerte.

Ahora me voy a descansar hasta setiembre, pero siempre pendiente del acontecer diario. Gracias de verdad por sus comentarios que me han ayudado a persistir.

 

12 de julio de 2023

Sagacidad y estrategia

Michael Meister


Ya el autócrata hizo su jugada fuera de toda legalidad. Inhabilitar a una candidata que viene repuntando en las encuestas es una clara provocación para desestabilizar la estrategia de la oposición en su correcta vía electoral. Corresponde responder con sagacidad política y estrategia desconcertante y no arremeter como toros embravecidos. Amenazar y retar a un autócrata despiadado y aferrado al poder no producirá ningún cambio ni siquiera reflexión o consideración. Pues bien, eso es lo que hace la candidata provocando mas un problema para la oposición que para su agresor. Si María Corina busca un consenso con sus pares y una acción concertada iría por mejores y mas seguros caminos. Aquí nadie es superior, son iguales compañeros de lucha.

Para Aristóteles la ética es inseparable de la política y dejó como consejo que todo aquel que aspire a cargos políticos debería pasar primero por la ética, saber que permite conocer la naturaleza humana. La forma como se maneja el carácter y comportamientos de los miembros de una comunidad. La calidad ética de los líderes depende de los valores que predominan en esa sociedad. Si se está buscando honores y reconocimientos es primordial estar atento a los propios actos y carácter. Un político mas que nadie debe ser dueño de su conducta. Claro nosotros, en general, somos dados al pleito y la rebeldía que cada vez más me están pareciendo nuestras máscaras y morisquetas. Yo me lo creí durante un tiempo que nuestra rebeldía iba a impedir el poder ser oprimidos y maltratados y ya vemos a donde hemos llegado. Hoy libramos una batalla electoral en desventaja, solo podemos contar con habilidad política sin perder el norte que se busca que es el bien común.

Vivimos admirados, pero en el sentido de tener que afrontar todos los días hechos insólitos. No transcurren nuestros días con la tranquilidad del que se despierta en habitaciones conocidas, que sabe dónde quedan sus cosas que dejó en su sitio la noche anterior y con seguridad camina por su casa emprendiendo una rutina. Ni siquiera al asomarnos al espejo ya reconocemos el rostro, la cara que nos ubica como seres humanos pertenecientes a una comunidad conocida y con la cual nos identificamos. Todo parece haberse diluido en un mundo sin sentido, absolutamente trastornado en el que caminamos a tientas haciendo enormes esfuerzos por volverle a dar una forma reconocida. Armamos nuestros parapetos con trabajo y mucho esfuerzo, pero basta una sola experiencia, un solo grito destemplado, una sola intervención absurda para que dé un sopetón volvamos a caer estupefactos, admirados por la insensatez, perplejos con lo absurdo, perdidos en la dimensión de la soledad. Respondiendo con rabia, dominados por la ira.

La admiración fue considerada tanto por Platón como por Aristóteles como el origen de la filosofía. Según dichos autores la filosofía surge por la perplejidad, por la sorpresa y por ese desconcierto íntimo que produce y que encamina al ser humano por preguntas no dirigidas al saber práctico, sino al saber existencial, en un esfuerzo por volver a encontrar un sentido que arroje coordenadas en tal desorientación. También señalaba Aristóteles que esta admiración encamina al ser humano a la creación de mitos, a forjarnos cuentos llenos de elementos maravillosos que nos proporcionen un mundo imaginario con el que soñamos o en el cual nos recreamos, aunque sea por un rato. Los mitos no solo tienen esta función, también nos explican ese mundo interno lleno de emociones que solemos dejar en el olvido cuando todo pareciera transcurrir sin contratiempos. Es decir, en estos momentos en el que nuestro paisaje conocido nos abandonó podría ser tierra fértil para la creatividad y la imaginación si no nos dejamos golpear por la desesperanza y el malestar. Seamos, entonces creativos también para sorprender al que se cree invencible.

 

5 de julio de 2023

El autócrata asustado

Michael Peter Ancher

Es cierto que no extraña estos zarpazos que recibimos cada vez que el autoritario se ve amenazado. No asombra, pero indigna y cada vez estamos recibiendo golpes mas duros que van dificultando la libertad. Inhabilitar a María Corina Machado es a todas luces intervenir inconstitucionalmente en nuestros derechos. Maduro herido se vuelve mas tosco y agresivo. Actúa como un animal herido. Son medida obscenas y cobardes de un hombre que nunca se debió detener para entender para qué existen las leyes. Entregado a un goce, babea por el poder. No son seres humanos sino locos sin diques morales guiados por un delirio. El país cada vez está mas preparado para responder dentro de la ley, ya salimos de los lideres que también nos hicieron delirar. Si no logramos mantenernos en la vía electoral seremos nuevamente derrotados y cada vez la situación será más difícil. El autócrata tiene quien lo apoye y actúe de igual forma, en varios países comienzan a verse las inhabilitaciones.

Tarda un tiempo para poder asimilar golpes tan bárbaros. Desde la rabia no se puede responder acertadamente, aunque siempre pican adelante los desbordados y desubicados. Todo discurso en este momento nos agrede como un sinsentido, porque las palabras no contienen la fuerza de la emoción que nos invade, quedan cortas, se nos hacen insuficientes. Son los actos, pero fríos, calculados y coordinados la respuesta que corresponde. No una actuación sino un acto, el que proviene del deseo de acabar con esta tragedia; cabezas frías que solo la afectación intensa puede provocar, esa fuerza que da el deseo cuando ya no se hace posible descansar en sus límites, cuando se está dispuesto a morir por una verdad irrenunciable porque no ejercerlo también es una muerte, la traición a nuestra íntima convicción. ¿No es esta la lección que nos legó Sófocles en su tragedia Antígona? Una vez agotadas las posibilidades de entendimiento no hay otro recurso sino desafiar con determinación la imposición del déspota.

Al canalla no se le atiende, no se le oye, no tiene redención, no se le perdona. Traspasaron límites inadmisibles y lo saben. Se les nota el enloquecimiento que provocó el infierno al que se lanzaron, dan declaraciones sin sentido, se contradicen entre ellos, mueven sus fichas sin criterio, presienten el final trágico al que empujaron al país. Si, se les nota perdidos en sus propios laberintos, los espejos le estallaron y reflejan monstruos acechantes que los persiguen, sus propios fantasmas. Escogieron la vía sin retorno de trasgredir toda norma establecida para la convivencia y quedaron fuera de la humanidad. No pueden ser vistos como seres humanos legales porque, por decisión propia, dejaron de serlo. El miedo que bordea la civilidad y que advierte sobre el peligro de trasgredir para ellos desapareció, solo son empujados por la lucha visceral por el poder y lo que más temen es que le sea arrebatado, como ellos intentaron hacerlo. Ya lo decía Hobbes “Un agresor no teme otra cosa que el poder singular de otro hombre”.

Si bien muchos autores coinciden en señalar que el mundo se está comportando sin ataduras a un orden simbólico y así se explica muchos de los fenómenos patológicos que se observan - la entrega de los seres humanos a un goce sin límites- en nuestro país tenemos el agravante que los desenfrenados son los que se apoderaron del poder, por ello hemos pasado a ser la representación ominosa de una tendencia mortal. Sin una regulación del placer el acceso a lo común, la palabra, la cultura se encuentra seriamente comprometidas y emerge un vacío existencial, el que estamos precisamente experimentando. La depresión, el sinsentido, la paralización del acto creativo se apoderan de la psique y hace inoperante toda salida posible.

 Afrontamos una gran responsabilidad ante la que no podemos titubear. Nos enfrentamos a una de las peores violencias, la que proviene de los que se erigieron en amos atroces, feroces, perversos. Ebrios de poder su maldad no tiene límites. Que sepan de una vez que de la vía electoral no nos vamos a apartar.