27 de septiembre de 2016

Resistencia




A pesar de que se esperaba el golpe anticonstitucional por parte de las rectoras, cuando uno lo recibe es que se siente el dolor, la indignación y es esperable y hasta sano las respuestas inmediatas y las ganas de pelear los derechos desde escenarios más violentos. Darse una pausa ayuda a razonar porque las emociones van aminorando pero no se pierde la certeza de que es inaceptable las condiciones impuestas y adivinar las intenciones de los irresponsables que ostentan el poder. Quieren que abandonemos nuestro empeño de lograr un cambio con las herramientas que nos ofrece la constitución. Quieren la división de la oposición y quieren nuestra desesperanza. Nos llegó, entonces, la hora dura y delicada de trazarnos una acertada estrategia. ¿Con qué contamos? con la población, con nuestro descontento y ahora con la fuerza que da la rabia por los extremos de irrespeto con los que nos han tratado. Llegó la hora de resistir y no abandonar el camino trazado.

Como lo planteó Gandhi, esta tiene que ser una resistencia activa. “Resistencia y verdad” dos armas muy poderosas contra la injusticia y la opresión y asumiendo plenamente la responsabilidad que ello implica. La presencia de los ciudadanos bien sea en la calle, bien sea bajo forma de desobediencia y no cooperación con un Estado forajido, bien sea con la suspensión de actividades y la formación de grupos fuertes civiles que apunten a un nuevo orden social, deberán ser nuestros pasos a seguir sin abandonar nuestro objetivo de revocar a los indeseables. Es indispensable no abandonar la indignación que causa sentir pisoteada nuestra dignidad. Actuar y de inmediato, con claridad de miras y determinación. Que se sienta que se les acabó la hora de las fechorías con impunidad. Que sientan que todo tiene un límite y este límite lo hemos venido corriendo hasta lo insoportable. No cesan de agredir y están débiles ya no cuentan con la población. No lo perdamos de vista. Un gobernante gobierna hasta que nosotros permitamos ser gobernados. ¿Cómo se hace esto? Ya lo vimos con el gremio de transporte, pararon la ciudad y la vicepresidencia se vio obligada a atenderlos en su despacho, como se atiende a la gente.

No es un fracaso haberlos llevado al extremo de salirse de las normas acordadas de forma tan clara, porque, por supuesto, ya lo venían haciendo. Pero el paso dado por el CNE es de tal magnitud que los deja totalmente sin disfraz. No es en absoluto un fracaso, al contrario un gran éxito logrado por nuestras luchas recientes, por haber ido a votar el 6D, por no ceder en nuestro derecho a la recolección de las firmas para activar el Revocatorio, por haber sorteado todas las trampas para la validación de las firmas, por la magnífica marcha del 1S. Tuvieron que pronunciarse, tarde y sin dar la cara como hacen los delincuentes, tuvieron que hacerlo y firmaron su sentencia, quedaron fuera del ámbito constitucional. La opinión Internacional cada día está más alerta y clara sobre lo que está pasando en Venezuela y esto es posible gracias a que los hemos obligado a desnudarse. Más bien en este momento lo que están joropeando son los tiranos. Tirando flechas de forma desorganizada, dando patadas de ahogado. El paso dado con la recolección del 20% de las firmas y con la elección de los Gobernadores es su sentencia de muerte. Cerraron la vía electoral, precisamente el barniz que se echaron para dar la apariencia de demócratas. No es hora de titubeos y desánimo. Los gobiernos dictatoriales son mucho más rígidos que los demócratas y de esa forma estallan como los cristales.

Debemos ser creativos e innovar nuestro momento; se hace necesaria la colaboración y participación activa, no solo de los sectores políticos sino del sector cultural que suelen ser muy ingeniosos en las lides de movimientos de resistencia. Es el momento de la participación del sector alimenticio que tan frágiles fueron al momento de acatar normas inaceptables para sus clientes. Deben participar los diferentes gremios, empresarios y sindicatos, lo que quede de ellos. Es indispensable la colaboración de la Iglesia. Debemos convocar al sector que fue chavista y ya no lo es. Debe ser una convocatoria a todo el país, a toda la sociedad y debemos responder, nos llegó el momento.

Durante los años 1980-81 se desarrolla en Polonia un extraordinario movimiento de liberación que comienza por el sector del trabajo pero que termina implicando a toda la sociedad. Este movimiento logra sin armas, sin violencia negociar con el poder dictatorial polaco-soviético,  y logran grandes conquistas laborales, sociales y políticas, centradas en la legalización de sindicatos independientes. Movimiento que fue organizado y liderado por “solidaridad”. Resisten el golpe militar de Varsovia el 13 de Diciembre de 1981 dirigido por el general Jaruzelski. Lech Wallesa en el discurso que es leído por él, ya que le fue impedido asistir, en la entrega del Premio Nobel de la Paz en 1983 manifiesta “la conclusión que he sacado de esta experiencia es que no podemos oponernos eficazmente a la violencia sino cuando nosotros mismos no hacemos uso de ella”. La clave de tal movimiento estuvo en la descentralización del movimiento, cada esfera social puso en marcha un mecanismo de resistencia de modo “que las autoridades controlarán los comercios vacíos, pero no el mercado; los medios de difusión, pero no la circulación de información; las editoriales, pero no las ediciones; correos y telégrafos, pero no las comunicaciones; las escuelas, pero no la educación” expresó Wallesa. Una resistencia difusa difícil de atacar porque sus líderes son múltiples y no están a la luz pública.

No pudieron deshumanizarnos, seguimos siendo sujetos determinados por nuestras ansias de libertad. Nos quitaron el derecho de ser amparados por la justicia pero no exterminaron la moral, esa es nuestra fuerza indispensable para resistir. Diferentes como somos y unidos por nuestra causa, rescatar a Venezuela de la barbarie.

20 de septiembre de 2016

El Secreto




Basta un traspié, un error, una mentira o un secreto para que se descomponga la relación que se establece entre los seres humanos. Sea esta la relación que sea, ninguna se salva de lo que puede ser sentido y vivido como una traición. Lo oculto, que por algo se oculta, inevitablemente termina saliendo a la luz y causa efectos desbastadores. No solo porque si el hecho se ocultó era porque no era agradable para otros, o para uno mismo, sino por el hecho mismo de haber sido mantenido en secreto. En la historia de la humanidad muchos de los asuntos propiamente humanos, sobre todo la sexualidad, se revistió de un secretismo y ocultamiento que causó mucho dolor innecesario. Con el tiempo y la tolerancia que se pregonó como un aspecto necesario en la convivencia humana, muchos fenómenos propios de la sexualidad salieron a la luz y mostraron ser mucho más corrientes de lo que nunca imaginamos.  Con ese paso evitamos mucho dolor, mucho sufrimiento. Borges dedica un cuento, La Secta de Fénix, a esta hipocresía de la humanidad, de negar, ocultar lo sexuado que somos todos, afortunadamente. “Lo raro es que el secreto no se haya perdido hace tiempo; a despecho de las vicisitudes del orbe, a despecho de las guerras y los éxodos, llega, tremendamente, a todos los fieles. Alguien no ha vacilado en afirmar que ya es instintivo”.


En nuestro mundo es cada vez más difícil mantener un secreto. Bien porque ya no es necesario, salimos del closet con mayor agilidad, o bien porque la tecnología nos tiene vigilados. Muévase y saldrá un mensaje en Facebook, fulanito de tal se encuentra en este sitio, con mapa y todo por si usted quiere ir a darle unos carterazos. O porque las computadoras y los teléfonos inteligentes (inteligentes para revelar secretos) mantienen la información aunque usted sea cuidadoso y la borre. Y no se confíe en que el otro no sabe, hoy un niño de cinco años maneja la tecnología a su antojo. En la Primavera Árabe se destacó la importancia que tienen las redes sociales para armar un buen lio y tumbar gobiernos. Hoy nadie duda de la herramienta que representan en los debates políticos y levantamientos populares, porque es un medio privilegiado para marcar tendencias de opinión. La opinión no es verdad ni mentira es opinión sobre los hechos, sean estos verdaderos o falsos. Escribimos y no cesamos de hacerlo y lo que manifestamos a través de la escritura se puede convertir en cohesión de grupo o puede disolver dicha cohesión y esto con la velocidad de Internet. Aquí nos damos un tiempito por la lentitud del servicio.

Por otro lado el mundo tomó el camino del desarraigo, se vive sin compromiso y sin lealtad por lo acordado, no es baladí que ya los hombres no confían de los otros hombres, estamos con la lupa activa y sospechando constantemente de malas jugadas. Estas características se encuentran muy acentuadas en nuestro país y con razón. Tenemos una muy larga época sometidos a las trampas, a las mentiras, a los juegos sucios, a la oscuridad, por lo que nuestra desconfianza se ha ido acentuando de forma exponencial. No es propicia la situación para pedir lealtades ciegas, se requiere mucho esfuerzo y rectitud en la conducción hacia nuestra libertad, que todos queremos, para poder confiar. Bauman lo advierte constantemente “lo que podemos llamar la crisis de la democracia es el colapso de la confianza” Estamos cada vez más alerta a la corrupción, a la estupidez y a la incapacidad. La capacidad y probidad  se deben demostrar, la confianza debe ser restituida si se tiene la visión que los ciudadanos somos seres humanos que ameritan respeto y no simples objetos a ser usados, como nos han tratado los que adversamos.

Con este panorama general de la realidad que habitamos, lo cual salta a la vista, no está oculto, es patente; se da un paso que no se entiende, se le oculta a la ciudadanía que hay conversaciones con el gobierno. Se le oculta, se mantiene en secreto y es conocido, revelado ese secreto, por uno de los hombres más perversos de esta historia. Nosotros que a duras penas comenzábamos a depositar una dosis de confianza se nos despierta violentamente agredidos por la arrogancia de quien poseía un secreto de una negociación que nos pertenece a todos, enfatizo a todos. Se negocia nuestro destino, se nos negocia y no lo sabíamos. De aquí en adelante se destapa todo tipo de opinión, se hace todo tipo de conjeturas, se levantan las sospechas más oscuras, el veneno se esparce por doquier y nada lo puedo detener y menos unas explicaciones balbucientes, mal articuladas propias del que es descubierto en un acto punible. Gran error, incomprensible.

Hannah Arendt lo enfatizó  “la verdad factual configura el pensamiento político”, la verdad está en los hechos en ese arte de actuar acertadamente y con las estrategias definidas y adecuadas para alcanzar un fin, en nuestro caso es un momento muy delicado y no se puede permitir equívocos tan torpes y violentos, no tenemos tiempo para improvisados. Es propio de las tiranías estar constantemente tergiversando las verdades, ocultándolas y manipulando a través de la propaganda, si estamos decididos a salir de esta opresión no puede ser utilizando los mismos métodos. Somos muchos los implicados y todos merecemos saber hacia dónde nos dirigimos, todos debemos ser incluidos y hacernos responsables, todos debemos ser tratados con respeto. Así que déjense de secreticos que en un mundo como el nuestro ya eso no es posible. No queremos tener de vocero a un comprobado perverso.

“Desde esta perspectiva, seguimos inconscientes del verdadero contenido de la vida política, de la alegría y la gratificación que nacen de estar en compañía de nuestros iguales, de actuar en conjunto y aparecer en público, de insertarnos en el mundo de la palabra y obra, para adquirir y sustentar nuestra identidad personal y para empezar algo nuevo por completo” en palabras de Hannah Arendt, que nos vienen como anillo al dedo.

13 de septiembre de 2016

El tirano está solo




Víctor Hugo
Si pretenden hacernos vivir un infierno, no es comparable con el que se propician ellos mismos. El tirano no tiene amigos, se rodea de mercenarios que terminan traicionándolos, como toda lealtad comprada. Cualquiera, incluso los de su entorno más cercano, es en potencia un traidor porque a la hora de las chiquiticas, para salvar su propio pellejo, terminan cantando los secretos más inverosímiles de sus propias fechorías y de las que fueron cómplices. Como son comprables hay quienes pagan por obtener los macabros relatos y no dudan en vender su alma condenada. Fenómeno que se repite en la historia con más frecuencia de la que admitimos y siempre quedamos asqueados con tanta basura revelada. Las cloacas terminan destapándose e inundando con su fetidez por un rato nuestro ambiente. El tirano es perseguido día y noche por fantasmas amenazantes. Es inevitable que terminen paranoicos.


Como nos lo recordaba Rodolfo Izaguirre “Se habla de la soledad del poder. Todos los caudillos, altaneros y despóticos como Muamar Gadafi o Sadam Hussein creen ser y pertenecer al pueblo, pero viven aterrados ante la posibilidad de que ese mismo pueblo derribe algún día sus egos perversos y desmesurados o festeje con cohetes y mucha algarabía la caída o la muerte del tirano. Son seres aislados en medio del inmenso poder nazi, castrista, maoísta o stalinista en el que creen estar protegidos” Sin remedio es su condena porque tarde o temprano se termina celebrando su caída, y como sacaron lo peor de la población cualquier acto vengativo es esperable y, por supuesto, no deseable. Pero son expertos en acarrearse enemigos feroces. Ahora la pregunta es ¿por qué escogen esta manera tan perversa de vivir? Hay una patología inmersa que no solo pertenece al tirano sino también a sus seguidores, porque si no, es obvio, el fenómeno no tendría lugar.

El ser humano es poseído por un deseo y en su propio drama está condenado a encontrarlo, dinámica que Shakespeare en su genio puso de manifiesto mucho antes de contar con las herramientas que nos legó el psicoanálisis. Es la lectura que Lacan hace de Hamlet “no es simplemente una edición distinta del eterno drama del héroe contra el padre, contra el tirano, contra el buen o el mal padre. Las coordenadas de este conflicto son modificadas por Shakespeare para poner de manifiesto el problema del deseo, que el hombre no solo esta poseído por el deseo, sino que además, este deseo, tiene que encontrarlo” El tirano es un ser poseído por el deseo de gozar y perseguido por sus fantasmas paranoicos, donde termina desvaneciéndose, porque al no tener límites en la consecución de sus oscuros objetos inexistentes, deja de ser un sujeto dueño de sus enunciados. El fantasma habla por él.  No se excluyen de responsabilidades, son culpables absolutos por no haberse dedicado a la principal tarea que tenemos en la vida, hacernos humanos. La obligación ética de contemplar a los otros que también tienen el derecho a disfrutar de sus vidas. No, el tirano todo lo quiere para él y pretende borrar la dignidad y respeto de sus semejantes. No es extraño, entonces, que terminemos apartándolos del camino.

Al mundo no le falta un ser superpoderoso porque simplemente no existen, ni existirán.  Desear a un salvador es la trampa en la que cae el ser que se sabe incompleto, vulnerable y que tiene miedo a  buscar por sí mismo su propio ser y creer que les serán satisfechos sus deseos de forma fácil. También por la extraña oscuridad de sentirse deseado por un ser omnipotente, todopoderoso.  Acaso no vimos a hombres y mujeres desgarrados ante la tumba del tirano. No vimos también a los que se suicidaron junto con Hitler; muerto el tirano el mundo se les puede presentar como muy hostil e insoportable de afrontar. Simbiosis en donde ambos componentes son apéndices de un solo cuerpo. Ninguno tiene vida propia, son absolutamente dependientes unos de otro. El tirano no vive sin su masa y la masa estaría perdida sin su tirano. Un puro goce compartido donde podemos observar la gama de las perversiones. La masa que desea ser deseada y el sujeto perverso que se desea gozando. Dos características, en nuestros días, que hacen propicio el surgimiento de estos neo-tiranos: la ignorancia y la soledad a la que nos ha conminado la liquidez de las relaciones interpersonales tal y como las describe Zygmunt Bauman. Esta forma de vivir que tenemos, cada quien en su propia vida, sin interesarse mucho por nadie, provoca un grado de irresponsabilidad por un destino colectivo y nos reduce a buscar equilibrios solitarios entre seguridad y riesgo, como destaca Gustavo Dessal. Los lazos sociales cambiaron.

Cuando ya el tirano está desnudo, perdió el apoyo indispensable de sus seguidores desgarrados por la desesperanza, no tiene otra salida que la huida hacia adelante. Enloquecido, con la pérdida absoluta de su humanidad, solo intenta amedrentar. Si ya no le obedecen por amor ahora intenta que le obedezcan por el miedo. Pero ya tampoco le tienen miedo. Es peligroso porque no es dueño ni de sus actos ni de sus palabras. Intentará hacer hazañas y todas se convertirán en morisquetas, intentará mostrar la falta de escrúpulos que le caracteriza y solo aumentará la rabia, intentará hacer discursos bravucones y solo será visto en toda su insensatez. Si tuviera un poco de cordura se iría, pero no la tiene. Así que nos toca seguir empujando y observar detenidamente para no olvidar. No estamos frente a seres humanos, estamos ante fieras mortalmente heridas pero que ya no asustan, las tenemos acorraladas. Es un real, es imprevisible, no podemos hacer cálculos previos de por dónde viene el próximos zarpazo. Pero sabemos que va a fallar. Aumenta la violencia signo de que están derrotados. Como señala Hannah Arendt poder y violencia son dos términos que se oponen. Poder sin autoridad, poder deslegitimizado. Desaparecida la fascinación, el tirano está solo. 

6 de septiembre de 2016

Venezuela, la alegría ya viene




Si hay algo que debería asombrarnos es nuestra capacidad del disfrute de la vida que tanto dolor no ha podido erradicar. Mientras más tratan de aplastarnos, los abusadores de oficio, más se manifiesta la rebeldía y la certeza de no dejarnos. Las ganas de poder vivir saboreando cada detalle de nuestro entorno, la alegría de vivir. En este momento es indetenible la fuerza que nos dio haber estado juntos, todos sin distingos, en la meta común del rescate de nuestra libertad. Lo logramos y ya es imposible que nadie nos detenga, muy pronto Venezuela volverá a ser libre, está escrito en cada sonrisa, en cada gesto de valentía, en las acciones decididas que se observan en todo el país. Enfrentar a un dictador no es fácil y nuestra forma desenfadada de hacerlo revela que ni siquiera a un tirano nos lo tomamos con excesiva seriedad y trascendencia. Nos burlamos de semejantes adefesios por todos los medios y rendijas que se nos pongan a disposición. La Toma de Caracas fue nuestro gesto épico y la abuelita correteando al tirano, con una cacerola, la muestra más fehaciente de la valentía del ciudadano.


Los que somos y vivimos aquí quizás estos gestos nos parezcan hasta cotidianos, pero traten de imaginar a alguien que nos observa desde afuera. Imaginen su cara de sorpresa al ver un presidente corriendo e insultando a una viejita, cacerola en mano, que burló el cerco militar para manifestar su rechazo a un indigno jefe de Estado. De verdad que semejante imagen tiene que llenar de júbilo y sorpresa a los amantes de la libertad. Es que no se deben tomar muy en serio a estos canallas, no se debe perder nunca la perspectiva de que son tan vulnerables o más, de lo que nos hacen sentir a nosotros. Que van al baño, que lloran, que les da miedo, que enloquecen, y que atropellan, torturan y matan para hacer realidad un delirio que termina por devorarlos a ellos mismos, se fagocitan. La alegría se desborda en nuestro país y nos reconcilia con lo que somos y nunca vamos a dejar de ser cómplices en el afecto y en la libertad. No todos, por supuesto, pero si la mayoría.

Como nos dice Savater, no todo vale por igual, hay razones para preferir un tipo de actuaciones sobre otras. La mayoría de las reacciones y las preferencias surgen de un núcleo íntimo que está más allá de la razón, surgen de una emoción muy arraigada que nos acompaña desde muy temprano en nuestras vidas. No estamos educados en una ética del sufrimiento, estamos educados en un ambiente que nos arrulló con boleros, rancheras y tangos desde la cuna. De nada vale esas órdenes que se imparten: no vayan a bailar, no sonrían para no dar la impresión de que aquí la pasamos muy bien, no se pinten las caras de colores nacionales, no, no…..De qué sirve si aquí se baila, se sonríe sin tener muy clara conciencia de lo que se está haciendo. No afirmamos que esta manera de ser no tenga sus inconvenientes, las tiene y mucho, pero no se puede negar que es la mejor manera de vivir porque al fin y al cabo de sufrir no nos salva nadie, ni nada.

No, no pudieron quitarnos el placer de vivir, el placer de saborear cada detalle de nuestra existencia por más estrecha que nos la fueron poniendo. Jamás desapareció el humor, ni nuestras costumbres de sentarnos alrededor de una mesa e intercambiar buenos ratos con amigos y una botella de vino. No desapareció el ruido en los restaurantes, ni las risas estruendosas a las que estamos acostumbrados. No desapareció nunca el deleite por una buena comida y por un ambiente acogedor y sensual. No desapareció nunca el goce de un buen teatro, un concierto, la lectura y la creación. Ha sido duro, muy duro pero el núcleo genético permaneció intocable. Por supuesto, no se entendía, pero así ha sido.

Se notará que hablo en pasado porque ya esto cambió, solo cabe esperar cual es la vía que escogen los irremediablemente caídos: aceptan el Revocatorio, negocian una salida o simplemente escapan, veremos. Y ese día, el júbilo será indescriptible y la celebración será nacional, así somos y así seremos.  Ya tendremos tiempos de análisis (nunca faltan) y de volver a una realidad, pero la fiesta no va a escatimar en gastos. Después se pagará. Así es, somos Nietzscheanos, amamos apasionadamente y tenemos al humor como estrategia para soportar la verdad.  Nietzsche, el filósofo que optó por la alegría en contra del nihilismo, junto a Spinoza. La ética de la alegría como tan bien la asumió y vivió Savater. La vida es placer y es dolor, pero muchos son los que se instalan en uno o en el otro y así pierden un equilibrio vital. Las personas que hemos vivido este tiempo de maltrato es inevitable que se nos noten nuestras cicatrices, pero si no conservamos esas ganas de vivir con placer, si perdemos la capacidad del disfrute de los pequeños y de los grandes  eventos que la vida nos ofrece, estaremos muertos antes de tiempo, sin remedio. Esa es la verdadera y única decadencia.

La más terrible tiranía es el dolor y contra ese inevitable flagelo hay que luchar con la alegría. Así que esas voces que se hicieron, por cierto, muy patentes en estos días restándole el valor que merece nuestra lucha, no hacen sino demostrar una amargura que dejaron anidar en sus corazones, es lamentable, y sin ninguna duda este no es un país que les prestará la más mínima atención. Suenan como desconocidas, como provenientes de la ultratumba. No es que nos burlemos, es que no entendemos.

Como fue el eslogan de la campaña publicitaria por el plebiscito en Chile, digamos con ganas “Venezuela la alegría ya viene”. Decimos nuevamente un “si” por la vida y un “si” por la alegría.