30 de junio de 2021

Algunos reflectores prenden

Pawel Kuczynski


Podemos extraer del pensamiento de Hannah Arendt que los autoritarismos descansan en tres pilares fundamentales: la legitimación, la represión y la cooptación. Cuando estos pilares o uno de ellos comienza a fallar es posible que el andamiaje de un poder que parecía invencible se comience a desmoronar. Con el reciente comunicado de un grupo de exfuncionarios de Chávez que se manifestaron en su descontento por la situación actual del país se puede colegir una grieta que podría tener mas trascendencia que la que le otorgamos de entrada. En este manifiesto claramente se denuncia la pérdida de legitimidad del actual gobierno: “Nos desplegaremos por el país y el mundo con una propuesta de lucha basada en la reconquista de la democracia y la constitución, el perdón, la reconciliación, el respeto al adversario, el diálogo, el trabajo honesto y liberador que producirá prosperidad para las mayorías, lo cual nos permitirá superar el miedo y el odio. Proponemos un camino de equilibrio entre libertad y justicia post chavista y post antichavista”, afirmaron.

Al fin reconocen la muerte de venezolanos inocentes, la violencia que ha desatado el régimen para mantenerse en el poder en contra de las leyes, generando miedo, apresando adversarios y recurriendo a la tortura. Nelson Chitty La Roche viene insistiendo en recurrir al Referéndum Revocatorio como una herramienta constitucional para lograr la salida de Maduro del poder y poder comenzar a resucitar la Republica y la Democracia. Pues este grupo de exfuncionarios apoyan la propuesta como una vía constitucional de solución del conflicto. En realidad, este régimen se le ve desbalanceado, una economía que no logra su estabilidad ni la va a lograr puesto que los correctivos que se deben implementar no pueden ser asumidos sin abrirse a un mercado de libertades, lo que precisamente quieren cambiar y no han podido sin un serio deterioro de la calidad de vida del venezolano. Por otro lado, tenemos el país mas inseguro de América Latina y un desorden social descomunal, invivible. Una modernización económica y social demasiado rápida implica un riesgo para las autocracias; no se equivocaba Aristóbulo Isturiz.

Es cierto que en Cuba o Corea del Norte los problemas económicos han persistido a lo largo de décadas, mantienen a sus poblaciones en una pobreza extrema y los regímenes se mantienen no solo firmes sino cada vez más autoritarios y represivos. Pareciera entonces que los regímenes autoritarios permanecen en el poder a pesar de las crisis económicas. Pero es importante también observar la fortaleza de sus partidos únicos, en Venezuela que aun no han podido dominar totalmente la sociedad es lo que comienza a observarse, ¿Se desmorona el PSUV? Solo me inclino a mantenerme expectante y no estar lanzando cohetes antes de tiempo. Otro factor a tomar en cuenta es cierto resquebrajamiento del monopolio de la violencia. Hoy una banda de delincuente formada y armada por ellos se les enfrenta en una disputa por un territorio mafioso. La guerra que mantienen con el Coqui, a quien no han podido vencer, aumenta más el dolor y la muerte de nuestras gente. Todo autoritarismo que se respete posee el monopolio de la delincuencia, son ellos y solo ellos los que roban, extorsionan, secuestran y matan. Hoy tienen que negociar con otro capo mafioso.

Por otra parte, el descontento va en aumento y no es descartable una rebelión ciudadana. Los sistemas de dominación nunca son perfectos y se comienzan a ver con claridad grandes grietas en las estructuras. Ahora todo dependerá de nuestra capacidad de lucha y organización. Solo pretendo señalar algunos reflectores que se prenden a pesar del gran deterioro y pronto colapso del sistema eléctrico.

 

23 de junio de 2021

Siempre se puede regresar a lo atávico

Tunel de La Cabrera


Hay un ruido en nuestra ciudad que espanta, sobrecoge. Monstruos y espectros danzan burlándose de lo que fuimos y nos empeñamos en sostener. Guardamos silencio en un intento de descubrir que nos pasa que nos mantiene con una sensación muy desagradable, de vacío. Miedos y angustias desgastan el organismo que va quedando sin las fuerzas necesarias para mantener la vida en sus luchas cotidianas. Ese ruido feo y ajeno aumenta su estridencia en fechas precisas y una de ellas es en estas vísperas de La Batalla de Carabobo. No recuerdo tanto despliegue de mal gusto y creencias ajenas como las que tengo que observar ahora y me lastiman. La pregunta primera es ¿qué tiene ver conmigo estos rituales ancestrales? No recuerdo en mi historia que haya estado nunca cercana a dichos rituales. Al principio creí que eran juegos irónicos para resaltar la mediocridad que se impone. Cuando supe que era verdad algo en mi me llamó a escuchar mi propio desgarramiento. Todo me es ajeno.

Los rituales a los que me llevaron de niña se caracterizaban por un recogimiento en silencio impregnados de un telón de fondo sagrado, religioso. Se nos acabó, al parecer, ese respeto por lo reverencial y armonioso. Este ruido inspirado por las fuerzas ocultas de los rituales satánicos es otra manera de desarraigo y de pérdidas de referencias. ¿Qué tengo yo que ver con ello? Lo llaman “1er. Encuentro Cultista” es decir ¿presenciamos el inicio de un nuevo culto que se impondrá en el país? Si hay un primero es que vendrá un segundo. Aterra, es como si me hubiesen llevado a una “misa negra” sin mi consentimiento. Rituales con vampiros, muertos, cadáveres la celebración de la oscuridad, de las sombras. Proceso inverso al que veníamos desarrollando como país perteneciente a la cultura del conocimiento y el arte. Contrario a nuestra decisión tomada hace 211 años al fundar la  República.

Los Jesuitas en el Centro Gumilla llamaron a este estado actual del venezolano como “daño antropológico” para dar cuenta como han venido produciéndose un desgarramiento en nuestra cultura, como nos han venido rompiendo y despojando de la relación con nosotros mismos y por lo tanto con los otros. Se trata de un profundo daño a la condición humana como bien señalara Raúl Fornet-Betancourt. Regresamos a la oscuridad de las cavernas, Corina Yoris lo advirtió en su oportunidad haciendo un llamado de alerta ante la pérdida de la democracias y de nuestras conquistas. No es poca cosa, con la pérdida de la democracia vamos perdiendo nuestras libertades, los derechos y los deberes que durante mucho tiempo permitieron el ambiente adecuado para una convivencia armoniosa y un desarrollo individual. Se desvanece nuestro mundo. Cada vez me resuenan con mas fuerza las palabras de Sándor Márai en su libro “Tierra, tierra” “Quieren nuestra alma” y ya veo con claridad como la arrebatan.

Sus creencias particulares supersticiosas llenas de brujerías y creencias sobre poderes sobrenaturales constituyen un discurso que lo quieren hacer colectivo y esto según Gramsci es un objetivo de la política. Si es así debemos entender que están haciendo política, ahora me pregunto donde está el discurso que se contrapone ¿qué nos está diciendo? No se oyen, guarda silencio, pero no es un silencio reverencial que habla, es un silencio balbuceante del que se encuentra cada vez más perdido. La narración de nuestra historia otorga sentido a nuestras organizaciones y valores, como resaltó Ricoeur, sin ello no podríamos hablar de humanidad. Ese es el gran proyecto en la constitución del “hombre nuevo” hacer destrozo con nuestra historia, borrarnos como testigos de nuestra condición nacional, desperdigados por el mundo y desarraigarnos en el país. Se abandonó la racionalidad y surgieron los fantasmas.

Siempre se puede regresar a lo que creíamos haber dejado atrás para siempre.

 

16 de junio de 2021

Destino

Iwona Wierkonska


Ni lo provocamos por nuestra irresponsabilidad ni es efecto de seres malvado que se confabulan para hacernos la vida difícil y amarga. El devenir es mucho mas complejo, multicausal y producto de condiciones que se descuidan y que se manifiestan de vez en cuando de forma aguda. América Latina hizo explosión, por la rabia que produjo las desigualdades y la sed de venganza estamos escogiendo como destino lo peor. Somos también guiados por creencias que conforman un telón de fondo, que no cuestionamos ni interrogamos porque no somos conscientes de ellas. Una mentalidad que denominaré religiosa y que parte del principio que lo que padecemos es consecuencia de nuestro mal vivir, y que nos lleva a pensar y expresar que tenemos lo que merecemos. Esto, por un lado, por el otro la firme creencia que hay seres superdotados, casi suprahumanos que se aprovechan de nuestras debilidades y nos utilizan como marionetas para su propio beneficio. Son invencibles y quedamos presos de sus maldades.

Las ideas se manipulan y los seres humanos quedan aterrados al creer a cualquier impostor predicador. El predicador Mackey funda una cadena de alimentación orgánica y escribe un articulo basado en nuestro voluntarismo para no enfermar. Los problemas de salud que el ser humano padece son autoinducidos, es decir enfermamos porque queremos. Todo depende de lo que comamos, de lo cual se desprende la famosa sentencia “somos lo que comemos”. Usted come carne, entonces no se ofenda si le digo que usted es un asesino. Todos vegetarianos o mejor veganos y llegaremos a una edad nunca antes soñada por los seres humanos y sin enfermar. La buena salud es una señal de virtud, prueba de un ser humano que tuvo la fuerza de voluntad de mantenerse alejado de toda tentación. Sabina hace una ingeniosa ironía de esta tendencia moralista de nuestra época con su canción “Deme pastillas para no soñar”. Todo es producto de las decisiones que tomamos y de la licencia que nos permitamos.

El hombre actual vive aterrado con sus propias debilidades y se pone en manos de aquellos que han probado ser buenos y puros. Esos hombres que pregonan la virtud y que se creen destinados a ser guías y salvadores de nuestro destino tienen el don de vivir alejados de tentaciones carnales y por lo tanto dotados de una visión bondadosa y sabia. Dejemos que sean ellos los que nos conduzcan por el “mar de la felicidad”, dudar de sus intenciones protectoras es prácticamente un “pecado de la fe”. Ten fe, esperanza y caridad. Para tener “éxito” en la vida hay que contemplar solo la virtud. Nada es fortuito, nada es casual, eso del carácter contingente de la vida es el cuento que se cuentan los pecadores descreídos. De esta forma se está concibiendo la pandemia que flagela a la humanidad, grandes sectores afirman que era necesario vaciar un poco un mundo sobrepoblado y vicioso. He oído incluso decir que es una señal divina que está advirtiéndole a la humanidad del mal rumbo tomado.

En los discursos que nos marearon durante buen tiempo de nuestra historia reciente se podía entender esta concepción de un mundo dividido por los iluminados que si sabían cual era “el rumbo correcto de la historia y aquellos que estaban equivocados”. Hablo en pasado porque hoy en día no se están oyendo estas retóricas de demagogos desgastados. Las historias las hacemos en la medida que los seres humanos insatisfechos buscan nuevas formas de organizarse. América Latina perdió una forma en la que pudo acomodarse durante un tiempo, ya se le desgastó el acomodo por lo que hace ajustes aun sin rumbo y con mucho desacierto. Hay accidentes históricos, hay acontecimientos que lamentamos, hay catástrofes naturales, hay decisiones lamentables, pero sabemos que en la incertidumbre y la vulnerabilidad de nuestra biología y la naturaleza tenemos que vivir y forjar nuestro destino.