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Candido Portinari |
Tengo la convicción que estamos sin estrategia, tratando que surta algún efecto las frases efectistas zumbadas por las redes sociales. Fuera de estas vías donde medio nos informamos y deformamos, la realidad dura nos avasalla. Vienen épocas muy difíciles vaticinamos y mientras tanto para la reflexión solo se ofrece acusaciones y ofensas entre dos tendencias de la oposición que mantienen visiones diametralmente opuestas. De nada sirve seguir argumentando en ese sentido, todo está dicho. Lo importante ahora es actuar. El régimen está nuevamente fortalecido después de contundentes “derrotas” anunciadas. El control social arreció, nos callaron y asustaron. La política nuevamente volvió a un estado desmembrado, sin dirección ni concierto.
La gente aún se aferra a la última esperanza levantada y a la rebeldía propia de querer defender lo que legítimamente corresponde. La única vía que conozco que se propone para la protesta es la inacción. No hay salida a la trampa que significa irse apoderando de todos los poderes del estado por la vía de elecciones fraudulentas. Van veloces por su autopista sin ningún inconveniente en el camino, sin ninguna traba seria que los haga retroceder o por lo menos detenerse en el hombrillo.
Mientras tanto nosotros, los ciudadanos, somos bombardeados desde el norte por sanciones económicas y maltrato a nuestros derechos como seres humanos. Los venezolanos hemos sido discriminados e insultados por Trump a quien se le sigue implorando nos rescate, vergüenza debería darnos. Así lo expresó López Padrino. “…lejos de ofrecer una salida real, se ha limitado a glorifica las sanciones económicas impuestas por Washington, apostar por un improbable quiebre militar o una intervención extranjera orquestada por la grotesca dupla Trump-Rubio”.
Esa oposición democrática que no se adhirió a la adoración incondicional de una líder, la que se escandaliza con la arrogancia MAGA debe rápidamente organizarse, recorrer el país e ir presentando su estrategia, no cortoplacista, sin promesas imposibles, ni figuras endiosadas. Propongo toda una campaña de educación a la ciudadanía para que comience a diferenciar sus figuras religiosas de las figuras políticas. Los seres humanos, todos, somos vulnerables, erróneos, contradictorios y sometidos a fuerzas pulsionales que nos inclinan a los vicios del poder y la riqueza fácil. Una persona que se siente adorada, divina y superdotada por ley psíquica cederá al desborde del inconsciente, los diques de defensa del yo no soportan tal avalancha. Esa persona, si no tiene suficiente cultura, conocimiento de ese proceso ni personas cercanas que la contenga, enloquecerá y con ella su masa de adoradores. Ya lo explicó Fernando Mires en un excelente trabajo.
Nos estamos equivocando constantemente y tengo la sensación que cada vez más. Si no nos sentimos emocionalmente comprometidos con el sufrimiento ajeno, si ignoramos las reglas éticas de convivencia, si la bondad no nos estremece ante tanta vida destrozada, aquí no habría nada que hacer. Quedaríamos solos y solos no lograremos nada, un liderazgo solo tampoco llega lejos y menos cuando se está luchando con los expertos en trampas. Cuando lo que rige es la desconfianza lo que queda son sociedades profundamente desmoralizadas y sin ánimo para salir adelante. Esto es parte de lo que nos está pasando.
Como oposición efectista, presuntuosa y cortoplacista quedamos derrotados, ¿podremos entenderlo? O ¿todavía no?
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