21 de mayo de 2025

El respeto a lo íntimo

 

Egon Schiele


Defender la intimidad es lo más cercano a nuestra defensa de lo sagrado, a lo que diferenciamos de los demás aspectos de intercambio que ruedan y se manosean con descarada indecencia. Cuando hablamos de un niño y su relación filial estamos hablando de amor y hoy quiero hablar en su favor y en el repudio absoluto a su irrespeto. Estamos invadidos de basura pública y privada. Cada vez más saturados de presentaciones indecentes de expresiones amorosas fingidas, de imágenes manipuladoras que se ofrecen para causar motivos de ternura y producen una indignación desbordada porque su intención no es culta, no es delicada y se maltrata a un niño, se nos maltrata a todos. Hasta donde se llega con la propaganda. No todo debe estar permitido en una cultura que debe cuidar el amor a la vida. ¡Cómo hemos descuidado lo sagrado lo íntimo! en verdad lo resiento.

En este momento nadie nos está cuidando y se siente, hay una degradación obscena que lastima y se siente. Así como se irrespeta la naturaleza y a los animales así se irrespeta al ser humano y sus expresiones más íntimas, no se cultiva nuestros afectos, no se cuidan, es como si se nos hubiese dado una orden de prohibición de lo culto, del cuido a lo que nos es sensible y estamos obedeciendo y quizás excedidos. Si no saltamos ensoberbecidos ante estas imágenes es porque estamos adormecidos o quizás acostumbrados, no quiero pensarlo. No podemos permitir que se prostituya nuestra intimidad y la opinión pública no la está defendiendo. La vida no se puede reducir a esta pobreza en el afecto, a esta desfachatez en su uso y abuso.

Siempre necesitamos en quien confiar, necesitamos de amores justos y de la verdad, uno en el que encontremos reciprocidad, debemos ser libres para escoger como amar y no estar evitando constantemente que no nos salpique la suciedad, no es justo solo poder movernos dentro de límites tan estrechos en la expresión de nuestros afectos sin la intromisión de los autoritarios que todo lo quieren contaminar. En lugar de andar en cruzadas épicas de “morir por la patria” deberíamos ser más honestos y amar lo nuestro con mayor caridad y claridad. El afecto es poderoso cuando se conoce y se cultiva. No es el interés lo que persiste y cuida, si cuidamos lo que nos rodea y a quienes nos rodean estaremos cuidando lo nuestro con mayor certeza y no engañándonos constantemente. Lo político y lo religioso nos han desviado los deseos a objetos intangibles que nos son etéreos y no nos duelen, no nos conmueven y no nos obligan a actuar justamente y con pasión, sin sacrificio.

Rescatar nuestra identidad que no ocupa espacio y que debería ser idéntica en cualquier tiempo. Siempre la familia y los amigos fueron sagrados por más distantes que fueran las maneras de pensar sobre determinados tópicos, ¿por qué ahora a la más mínima contrariedad se hace mejor guardar silencio y distancia? Porque nos hemos dejado contaminar con la brusquedad y la deshonestidad. Somos lo que estamos siendo, la consciencia es el trascurrir de una ética y de una estética que nos define y nos señala la decisión en el actuar. Actuar es decir no, esto de manosear lo sagrado y de exhibirlo impúdicamente, esto no. Me sentiría mal si no lo digo es mi conciencia que me llama. Una vez estaba en un concierto por la conmemoración del Holocausto y el director de orquesta que era argentino mandó a callar a un embajador nuestro que hablaba del horror en el que nos sumergimos. El auditorio quedó en silencio. Me sentí muy mal por no haber protestado, mi consciencia me indicaba lo que era bueno para mí. Siempre he creído que no es bueno quedarse callado, los otros a lo mejor lo agradecen.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario