21 de febrero de 2024

Este miedo no es nuevo

 

Remedio Varo


Todo gobierno autoritario que se desliza con facilidad a una dictadura, utiliza el terrorismo como método de control. Sabemos, el terrorismo se aplica para acrecentar el miedo que ya teníamos, porque tranquilos no estamos desde que un militar golpista se hizo del poder. Si, dije miedo, aunque traten de camuflajearlo con papel lustrillo. Tener miedo cuando se llevan presa a una persona conocida y estimada y tenerla en un centro de tortura tenebroso, da miedo por ella y por nosotros. Estos hechos nos recuerdan que mañana puede ser otro cualquiera elegido por su importancia. Cuando un régimen irrespeta de esta forma la vida humana, pasa una raya sin vuelta atrás. Estamos en manos de torturadores y nuestros derechos en el cesto de la basura. Este miedo no es nuevo nos acompaña desde hace mas de veinte y tres años. Estamos en manos de lo peor que está amenazando al mundo occidental.

Este miedo paralizante producirá efectos que son impredecibles. ¿El mundo que conocimos se terminará de derrumbar o por el contrario seguiremos en nuestra lenta pero segura destrucción? Quién sabe, no me atrevo a vaticinar un futuro porque no lo veo. Rara sensación que experimento por primera vez en la vida, repetir las rutinas diarias sin pensar o esperar alegrías inesperadas, un mañana iluminado. La magia que descubro siempre estuvo inseparable de la vida, se esfumó y aparece la angustia de la fragilidad. Tengo miedo principalmente de continuar por mucho tiempo sin entusiasmo y despertar de noche con sobresaltos. De haber perdido la confianza en el rumbo que tomó la humanidad. De no poder encajar en esta gran tragedia en la que todos participamos. De que la normalidad se transforme en un imposible. De terminar de despertar, de ver al mundo descarnado y sin adornos.

Estamos programados para encontrarnos y establecer relaciones de diferentes órdenes. De apoyarnos en verdades arraigadas, en prácticas simbólicas organizadas en expresiones culturales. Estamos programados para un mundo ordenado que nos ayude a aplacar nuestros demonios internos. Estamos programados para formarnos como sujetos políticos y llegar a acuerdo para el mantenimiento racional de la ley. Hoy observamos como ese mundo que entendíamos y aceptamos, con las rebeldías que impulsa la razón por diferenciar lo permitido de lo prohibido, estalla.

Desapareció esa figura introyectada, simbólica de autoridad en la que se confía, a la que se teme, pero se ama por la tranquilidad que su presencia causa. Esa creencia última e inconsciente que todos albergamos y con la cual se establecen lazos libidinales. Un padre protector, un mago poderoso, un ser superior que te acompaña y ama, un otro que no engaña, numerosas y distintas representaciones de esa figura simbólica ordenadora. Ya no está, por el contrario, el mundo se burló de los lazos amorosos estables y para expresarlo con Bauman se debilitó la figura que nos hacía desear ocupar con orgullo un lugar que le diera razón y contenido a la vida. Nuestros enganches libidinales perdieron cuerpo, se volvió la existencia líquida y se desparrama por las grietas que diariamente se abren. En términos de Bauman “La inseguridad nos afecta a todos, inmersos como estamos en un mundo fluido e impredecible de desregulación, flexibilidad, competitividad e incertidumbre endémicas”. Tengo miedo que mi país definitivamente quede sin una narrativa propia, que sea solo un repicador de la narrativa del peor asesino actual. O como dijo Pepe Mujica a ser acusados de traidores por discrepar en una plaza sitiada.

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