10 de julio de 2018

Mindhunter



Una serie que nos relata de una forma absolutamente original el funcionamiento de las mentes criminales. Dirigida y producida por David Fincher quien es considerado el principal exponente en el género de suspenso moderno. El espectador es eximido de presenciar escenas cruentas o hechos desagradables, una que otras fotografías son las únicas muestras de la crueldad de los crímenes que cometieron los peores asesinos seriales de los Estados Unidos en los años setenta. Todos presos en cárceles de alta seguridad donde son interrogados por un joven agente del FBI Holden Ford (Jonathan Groff) y su compañero algo mayor Bill Tench (Holl McCallany). La serie se estrenó en 2017 y tenemos solo la primera temporada. Para finales de este año se anuncia la segunda.

Presenciamos en cada capítulo entrevistas con cada uno de los asesinos en la que observamos al entrevistador, una grabadora y el ambiente donde se va desarrollando el juego psicológico entre el asesino y el joven detective Holden. Juegos de seducciones con diferentes intereses, el entrevistado pretendiendo seducir y así reducir a su entrevistador y este último seduciendo a un monstruo con la finalidad de obtener sus secretos más íntimos. Es un proyecto que se plantea Holden basado en su convicción de que para ser efectivos en la captura de estos asesinos hay que saber cómo funcionan sus mentes. Comienza su proyecto sin la aprobación de sus superiores y con un solo compañero que lo acompaña Bill, al principio con mucho escepticismo y manteniendo la distancia. Lo secunda solo para protegerlo porque sabe del peligro que este joven corre. Poco a poco se va involucrando más de cerca y acude también a las entrevistas pero siempre desde la distancia. Más viejo más cauteloso.

Una pareja dispareja pero con la determinación que da el saber por qué están haciendo lo que hacen. Bill sabe que no puede dejar solo a Holden, lo protege como un padre aunque lo exaspera y a veces escandaliza. Holden lo necesita como un ancla para no enloquecer y trata de explicarle porque hace los cambios que progresivamente exhibe en su conducta. Sin embargo estos no siempre se entienden, no lo entiende Bill que muestra su desacuerdo y preocupación; tampoco lo entiende a cabalidad el espectador que teme que Holden esté enloqueciendo. No se hacen necesarios efectos espectaculares para sostener la tensión necesaria que hace de esta serie una realmente fuera de serie. La dirección de las escenas no pierde un solo detalle y la actuación tanto de los detectives como la de los reos es extraordinaria. Destaca la de Happy Anderson interpretando a Jerry Brudos, un siniestro asesino serial de la vida real.

Holden va logrando introducirse cada vez más en estas cabezas de oscuros y profundos infiernos pero cada vez más se va perdiendo en sus oscuridades y abismos. Se observa asustado y teme por la posibilidad de que albergue en él estos terribles fantasmas. Comienza a contaminar con sus obsesiones la relación con su novia y a temer por la posibilidad de poder dañarla. Aun no tiene claro si estos monstruos nacen o se hacen pero ya ha descubierto que en la historia personal de estos asesinos se encuentra como una constante el no haber sido querido por los padres y el tener una madre perversa. El mismo no creció con su familia, aunque no sabemos los detalles. Así mismo observa la meticulosidad como llevan a cabo sus asesinatos y las relaciones instrumentales y calculadas como se relacionan con sus allegados. Mientras el propio Holden presenta rasgos obsesivos muy marcados y una tendencia al control y cálculo en su relación de pareja. Se va estableciendo, de este modo, un juego de espejos, que no sabe distanciar y comienza a verse horrorizado en esos espejos distorsionados. Solo Bill le ira haciendo ver con una presencia incuestionable su propia realidad que se le escapa. Sin embargo nadie sale ileso de este peligroso pero excitante experimento.

Esta serie puede disfrutarse como una detectivesca sin duda, pero su gran valor estriba en el manejo psicológico que magistralmente se sostiene en todos sus capítulos. Es el motor de la trama, las interrogantes que surgen en el espectador son dirigidas a la psique de los personajes, tanto de los asesinos como la de la pareja de investigadores. La locura en el ambiente es quizás la principal protagonista. Tanto es así que la temporada termina con el colapso de Holden. Recuerda la magistral dirección de Jhonattan Demme en El silencio de los inocentes, en la cual Clarisse Starling mantenía conversaciones con Hannibal Lecter para entender su mente mientras éste se fue metiendo en la suya.

Una serie altamente recomendable y de la que estaremos esperando por la nueva temporada.

Mientras tanto  mantenemos la preocupación por el futuro de este simpático pero confuso joven detective.

Disponible en Netflix.

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