24 de septiembre de 2025

Dependencia y deseo

 

Pawel Kuczynski


El ser humano, nos enseña el psicoanálisis, es incompleto. Soporta un vacío del cual se desprenden los síntomas, la angustia y las patologías. El deseo apunta a tratar de llenar ese vacío que es muy intranquilizante, con un objeto. En la búsqueda del objeto que suponemos faltante y por lo tanto anhelado enfocamos nuestros proyectos, tendencias y credos. Ese objeto puede ser cualquier estímulo proveniente de la realidad y que revistamos con nuestras fantasías y quede así privilegiado. De esta forma las ideologías pueden ser objetos del deseo. El filósofo esloveno Slavoj Žižek le dedica a este tema un libro “El sublime objeto de la ideología” escrito en 1989 y que es considerado su obra maestra. Basándose en los conceptos psicoanalíticos de Jacques Lacan, mantiene que la ideología no es una falsa consciencia, sino que la realidad misma es ideológica. Es una fantasía que nos permite poder soportar nuestro vacío. Es un objeto privilegiado que le da estructura a nuestra identidad y a la percepción del mundo en el que vivimos.

De esta forma podemos entender que nos aferremos a conjuntos de ideas y las hagamos incuestionables, intocables porque vienen a completar y estructurar nuestra identidad. ¿Quiénes somos? Somos lo que pensamos, lo que actuamos, lo que decimos y la forma como lo hacemos. Al perder esta base de sustentación caemos víctimas de una angustia abarcadora, paralizante. Una dependencia ideológica fuerte, (personas que se unen a sectas), es signo de un yo muy débil que no puede apaciguar ni armonizar las tendencias internas con las exigencias externas. Encuentra en este mecanismo un alivio que les proporciona un espejismo de sí mismo. Al lograrse esta identificación con los principios de una ideología, funde su identidad con la del grupo. Crea una dependencia, pero se protege de la incertidumbre y el caos individual.

Desde esta óptica la dependencia ideológica no se considera solamente una escogencia política sino un síntoma que nos indica una herida psíquica profunda. El sujeto no es libre en este caso se debe a mandatos de los amos escogidos. El proceso para conquistar su libertad es el que se lleva a cabo con cualquier dependencia, entiéndase alcoholismo, drogas, las más conocidas. He sostenido a la manera de chanza que debería fundarse un movimiento de ayuda a los ideológicamente dependientes, así como “Alcohólicos anónimos”, después de todo es la dependencia más generalizada y está haciendo estragos. Mientras el síntoma y su aparente solución tramposa se mantenga es imposible una autonomía psíquica.

La ideología, religión, o cualquier cuerpo de ideas es un Gran Otro, “es una red de interrelaciones subjetivas donde cada uno de nosotros es identificado y atribuido a cierto lugar fantasmático en la estructura simbólica del Otro” afirma Žižek. Allí se forma la visión particular que tenemos del mundo. En las prácticas sociales concretas esta inserción ideológica no depende de ignorar el manejo ideológico que hacen los grupos de poder, sino que aun sabiendo actúan como si no lo supieran. Es en el hacer que radica su dependencia y por ello observamos el cinismo de sus miembros. Para el observador externo se hacen obvios los movimientos, pero para el que se encuentra interno, tiene que conducirse como el que no ve.

Este juego especular de fantasías opaca el verdadero horror de la situación, en lugar del antagonismo que divide nuestra sociedad se suturan los abismos con un fantasma de totalidad orgánica con deseos de cooperación y solidaridad o playas hermosas que también sirve. No hay mirada totalmente objetiva terminamos siendo captados por el llamado de un significante (Dios, libertad, la patria grande, los MAGAS) en momentos límites. Siempre habrá argumentación que favorezca el sostenimiento de las ideas que hicieron síntomas. Una ideología triunfa cuando los hechos que la contradicen terminan funcionando a su favor.

17 de septiembre de 2025

Aumenta la violencia

 

Jacob Lawrence


Vemos con gran preocupación el aumento de la violencia en el mundo actual. Entendemos que es un fenómeno complejo y multicausal: la polarización política de extremos, la desigualdad socio económica, el deterioro del tejido social, el desprestigio de las instituciones, la inmigración descontrolada y otras que se me escapan. El auge que tuvo la elección de autoridades déspotas y arbitrarias mostró con toda ferocidad la voluntad de sometimiento a los ciudadanos, una voluntad que se impuso sobre cualquier otra voluntad. Seres que viven del placer de dominar. Se tenía que esperar que tarde o temprano los ciudadanos respondieran con ferocidad, una ira incontenible y desbordada cuyo deseo inicial es solo destruir, matar, vengar sin límites tanto atropello. “Están creando a la bestia más horrible de todas, masas manipulables llenas de odio" escribió Erik Del Búfalo en tuiter. Así se puede tumbar a una tiranía abusiva, pero tenemos después que construir el país que imaginamos en armonía con todas las fuerzas relevantes de la nación y esa es una labor política.

Hannah Arendt analiza la violencia en el contexto moderno distinguiendo entre ella y el poder político y afirma que son opuestos. Es decir, mientras más violencia habrá menos política. Para ella la violencia es solo un instrumento para alcanzar fines a corto plazo y aunque satisface la ilusión del sujeto de ser reivindicado es ineficaz para construir poder. El verdadero poder surge de la acción conjunta y la participación de los ciudadanos en el ámbito político. La violencia es un efecto de la erosión política y revela la incompetencia de los actores para establecer un nuevo orden basado en acuerdos comunes. La acción política es esencialmente el comienzo de algo nuevo el terreno donde se ejerce la libertad humana. La violencia que estamos observando actualmente en el mundo nos está devolviendo con mucha dureza y ferocidad el descuido que tuvimos en el reconocimiento al otro y el desprecio por el diálogo.

La competencia y la imposición del hombre como recurso en la producción de la riqueza se priorizó como la actividad humana más elevada, es decir ejerciendo una violencia como medio para doblegar al trabajador. La película “Sorry, we missed you” o “Lazos de familia” en español es una lúcida y descarnada crítica a nuestros errores y desprecio al ser humano. Hay que inventar nuevas formas que proporcionen mayor dignidad y libertad para el ser humano, espacios donde se privilegie el respeto por el ámbito privado y los lazos de afectos primordiales. Un mundo donde el principal deseo sea de paz y no de venganza. No podemos seguir permitiendo este poder violento que se impone por poseer el monopolio de las armas. Esta concepción de equidad entre poder y violencia lleva a estas barbaridades que se están observando. Seres desquiciados que se sirven de una violencia institucionalizada.

En el momento que el ciudadano deja de respetar sus instituciones y a las autoridades, en ese momento se pierde el poder y comienza la violencia del estado. Puede estallar una guerra o mantenerse soterrada pero ya la ciudadanía vive bajo un estado de zozobra permanente. Esa angustia constante, ese esperar que algo suceda es terreno fértil para inventar historias distractoras y desviar lo importante que es la unión de los actores políticos de oposición y la nueva construcción del tejido social. Nada puede sustituir el potencial espacio entre los hombres que actúan y hablan. La ira por sí sola no es suficiente, se necesita organización, ideales y voluntad de construir algo nuevo. Las reformas reales no dependen de personalidades sino de principios e instituciones.

 

 

 

 

10 de septiembre de 2025

Toda ilusión alberga frustración

 

Amadeo Clemente Modigliani


En 1927 Sigmund Freud escribe su gran obra “El porvenir de una ilusión” está enfocada a contestar la pregunta por la importante función de la religión en la economía psíquica. Destaca el consuelo que proporciona ante las grandes ansiedades de la vida como la que produce la certeza de la muerte. Se cree en un Dios todopoderoso que no abandona y salva porque todo lo puede. Estas creencias se extrapolan a un padre idealizado o a cualquier otra persona que haga promesas de seguridad y control. Es una etapa infantil porque estas creencias suponen un extrañamiento de la realidad, deben ser superadas por una educación orientada a la realidad para el progreso hacia etapas nuevas.

La renuncia a una ilusión debido a su inefectividad produce frustración y rabia por no poder alcanzar los nuevos horizontes que se fantasearon. El ser humano puede producir fenómenos psíquicos inusitados, desde creerse ser el personaje que la ilusión exige hasta erigir a otro a un lugar destacado con poderes divinos y concederles el don de omnipotencia.  En ambos casos se hace necesario defender apasionadamente la creencia para evitar, a toda costa, la sensación de fracaso, de soledad y vulnerabilidad. Evitar sentir la emoción de la frustración sin la cual no sería posible la civilización. Si no renunciamos por imposible o inalcanzable, si no tenemos prohibiciones y limitaciones no sería posible la convivencia humana.

En “El malestar en la cultura” y en “Moisés y la religión monoteísta” Freud nos explica la tendencia de los individuos a la maldad, la agresión y la crueldad provocadas por las restricciones que necesariamente tiene que imponer la cultura, restricciones que producen frustraciones pero que son indispensables para la civilización. El haberse creído que todo está permitido y “el prohibido prohibir” nos condujo a matarnos entre nosotros, a las guerras, como se está resolviendo hoy en día los conflictos. No se reconoce la ley y se implora por la ilusión de un nuevo mesías, un nuevo caricaturesco libertador. Esas personas justicieras, sacrificadas y hasta santas en quienes depositamos la posibilidad de alcanzar la realidad que soñamos con la ilusión.

Nunca alcanzamos plenamente la madurez, se arrastran siempre complejos infantiles y contradicciones, pero en la medida que vayan predominando en el colectivo la tendencia por venerar al padre mitológico más lejos estaremos de un progreso real.

Estos estudios de Freud nos dan cierta perspectiva de la violencia histórica que ha exhibido la sociedad en todas las épocas, somos sujetos neuróticos, producto de una represión orgánica, solos en las búsquedas particulares de vida y renuentes hasta la locura para acordar caminos posibles como sociedad. Condenados a vivir en comunidad y odiando nuestra condena porque el otro frustra. En la medida que más libertad alcanzamos la elección es matarnos entre nosotros o elegir a quien nos quite esa libertad. Dar voces de alarma para que el otro vea una realidad se entiende como infringir una frustración deliberada al apego emocional a lo que esa ilusión representa, incluyendo la pérdida de un futuro imaginado. Se tiene que sufrir un duelo por las expectativas que alberga un ser con una vinculación obsesiva a su proyecto. Este proceso genera sufrimiento y necesidad, en muchos casos, de redefinir la propia identidad. Para avanzar toca darse cuenta que un camino no es viable y reorientar esfuerzos hacia nuevas posibilidades.