13 de enero de 2021

Un mundo en erupción

 

Vladimir Kush

Estamos viviendo una época de muchos cambios que aun se observan confusos, no terminan de adquirir una estructura y dinámica que podamos captar y analizar. Es un conjunto desordenado que sin duda produce sus efectos en los individuos. Las sociedades cambian inexorablemente y con ellas los individuos con sus modos de vincularse, de estar en el mundo como representantes de una simbología de referencia. Estamos dejando a la Modernidad con sus ideales propios de racionalidad y su fe irrestricta en la ciencia y la tecnología. Presenciamos una ruptura que produce desconcierto, se deshacen los lazos simbólicos que atan a las leyes y a las normas que regulan. Como consecuencia se desbordan con toda su furia las energías descontroladas sin censura ni contención. Observamos fenómenos que nunca hubiéramos imaginado que ocurrirían y sobre ellos opinamos con una mirada perpleja.

Los Estados pierden su capacidad reguladora, la ciencia su hegemonía autoritaria, los individuos se van quedando sin referencias externas. Sin un Otro que se diluye no hay sujeto del deseo, no hay simbolismos que orienten y proporcionen una identificación. El sujeto queda a merced de las pulsiones destructoras, de la pulsión de muerte. Estas actitudes autodestructivas solo se pueden entender como una falta absoluta y extrema de un vacío existencial que se traga la cultura. En un intento desesperado por encontrar identidad y sentido, comienzan a verse toda una gama de cuestionamientos del género y apariciones de sectas y religiones variadas, extrañas a las creencias tradicionales de nuestro mundo occidental. Las personas están buscando de forma desesperada como salir de un vacío y del malestar que le produjo una cultura que privilegió la falta de límites.

Es un momento histórico angustiante pero muy interesante. Si conservamos firmes nuestras referencias identificatorias no será posible que nos perdamos en estos remolinos que halan fuertemente, pero comenzaremos a sufrir de “una brecha generacional” no seremos comprendidos con facilidad y como consecuencias enjuiciados sin piedad. No seguir la corriente tiene su costo. El deseo no debe traicionarse, pero no es cómoda su firmeza. La Democracia es un sistema producto de un deseo humano de libertad y respeto, implementó sus mecanismos de regulación basados en el intercambio de ideas, de discusión y de acuerdo. Instituciones que deberías garantizar su funcionamiento transparente. No es gratuito por lo tanto que para destruirla se ataque su principal institución, los Parlamentos, lugar donde, como su nombre lo indica, se “parler” se habla.

Cada vez mas solos en un mundo egocéntrico que privilegió el individualismo y el relativismo. El hedonismo y el narcisismo son las “virtudes” que se exhiben con arrogancias sobre todo por los dirigentes políticos. Riquezas fáciles que permitan el acceso al placer y arrogancia retadora. Freud por los momentos quedó en el olvido cuando afirmó lo inevitable que se nos hace la renuncia del placer en favor de la cultura. Tal renuncia genera un malestar, sin duda, pero las consecuencias de negarse a vivir sin un grado de malestar es la muerte del deseo y del sujeto. Transitamos el mundo del desencanto. Una libertad que no supimos normar trajo como consecuencia la pérdida del ser. Así vemos un sujeto agotado, triste, desencantado, rabioso, deprimido. Ahora de elemental lógica es concluir que si nada está prohibido nada es realmente legítimo. Lo legítimo es lo que está permitido y reglado por las normas de convivencia.

El mundo actual por falta de interpretaciones oportunas y contentivas de comprensión se sumergió en un despliegue de acting-out. Pensar al sujeto requiere enmarcarlo en su ciudad y en su momento histórico. Estamos sin pactos sociales que se respeten, no hacemos historia la destruimos. No hacemos ciudades las incendiamos. No fortalecemos instituciones, las asaltamos. No creamos confort y bienestar el malestar arrasa.

 No sé a donde vamos, no lo veo, pero los tiempos de destrucción también terminan.

3 comentarios:

  1. La ética en ese submundo a donde vamos a toda prisa,queda excluida

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  2. Escribes muy lindo. A seguir asi!!! Todo lo mejor para ti.

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  3. Parece que tendremos que hacer un gran esfuerzo para intentar comprender el enmarañado tiempo que vivimos. De lo contrario quedaremos marginados a nuestra propia contemporaneidad. Gracias por tu trabajo, querida Marina.

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