22 de enero de 2019

La lucha contra el autoritarismo

Van Gogh


En América Latina tenemos una larga y dolorosa experiencia de lo que ha sido las luchas contra los autoritarismos. Han sido en todos los casos luchas muy duras, difíciles e inciertas porque están cargadas de una fuerte indignación por las atrocidades cometidas. Este componente altamente emocional puede distorsionar los pasos que con acierto, cálculo y estrategia deben darse.  Generalmente estos procesos son más lentos y cuidadosos que los deseos de los seres que han sufrido con los atropellos a los DDHH y la destrucción del país. No todo régimen autoritario destruye una economía y lanza a la población a sobrevivir con una inflación que hace historia como una de las más brutales. Ha habido otros regímenes, igual de perversos, que cuidaron los medios de producción y no destruyeron sus economías. Ambas deben ser combatidas pero, hay que admitirlo, son diferentes combates y diferentes herencias.

Una de las peores es la que desafortunadamente nos tocó sufrir durante largos 20 años. No parecía que pudiera llegar a su fin. Estamos, quizás,  presenciando el comienzo del fin. Lo digo hasta con temor porque en otras oportunidades lo he creído y no fue así. El éxito de un movimiento que comienza a gestarse dependerá en gran parte de la actitud de los ciudadanos. Yo diría que es lo más peligroso y delicado porque la AN ha entendido que no puede dar un paso en falso fuera de las atribuciones que le confieren las leyes. Para ello se ha rodeado de los mejores juristas del país que están asesorando adecuadamente. No es el caso de la población que está indignada, maltratada y muy sufrida. Empuja para que esto reviente de una vez, quieren que ya Guaidó sea presidente interino, quieren que se llame a elecciones libres y justas, quieren que se liberen los presos políticos y quieren que una democracia sólida comience a regir sus destinos. Quieren un imposible por lo inmediato.

No tenemos aún el poder que se requiere para desplazar a estos sátrapas, torpes, a mi parecer, pero con las armas. Factor decisivo e indispensable, tienen nada menos que la fuerza bruta y no les tiembla el pulso para usarla, lo sabemos. El ejército es una caja oscura difícil de descifrar. Probablemente hay sectores opuestos a esta barbarie en las filas castrenses pero no se han manifestado. No se vale que lo hagan fuera del país lo que no deja de ser un llamado timorato y lejano a sus compañeros de armas. De resto lo que tenemos son rumores y falsas noticias emanadas desde los laboratorios encargados de generar confusión y pasos en falso. Pero en estas lides algo hemos aprendido. Estos hombres uniformados se encuentran fuertemente amenazados y son asesinados por cualquier gesto sospechoso. El régimen está incurso en muchos delitos y una vez que pierdan el poder perderán la vida en libertad. La justicia, tarde o temprano, los alcanzará. Ellos lo saben.

Hoy 23 de Enero, fecha cargada de mucho simbolismo para los venezolanos, será muy importante para demostrarle a AN nuestro apoyo y confianza. Fundamental pero no decisivo, no va a caer el régimen ese día a menos que sucedan acontecimientos imposibles de prever. Siempre la vida puede sorprender. Es indispensable que la población democrática acuda a la cita. Es una cita con nuestro porvenir. Así como el 10E se produce un importante movimiento el 23E será un paso relevante en su fuerza y consolidación.

La emoción que produce las posibilidades del derrocamiento de los criminales debe ser transformada en sagacidad y sensatez. Hay que guardar mucha calma y comprensión del proceso para poder emprender lo más difícil que es volver a estructurar una democracia como sistema político. Sea cual sea el gobierno que elijamos no lo tendremos nada fácil. La realidad es dura, el país está acabado. Todo es posible, enderezar la economía, controlar la delincuencia, organizar la red de salud y educación. De todo ello lo más difícil es formar a los ciudadanos como verdaderos y fuertes ciudadanos, respetar las leyes y concientizar que construir este país es tarea de todos. Sin el trabajo de los hombres comprometidos todo será imposible. Formar al hombre republicano y a sus gobernantes respetuosos de las leyes, lo que se viene trasgrediendo por mucho más de 20 años. Nadie, óigase bien, nadie está fuera de la ley. Una justicia no corrupta que este vigilante y no deje de complacer a hombres con poder. Si esto no se logra, nunca tendremos una verdadera democracia sólida. Y siempre seremos susceptibles de volver a caer en manos crueles.

Para ello necesitamos ciudadanos demócratas no solo de pensamiento sino de acción. Se observa en el país mucho talante autoritario, desde el portero de un Ministerio hasta el vulgar usurpador. Dar órdenes sin cortesía ni explicación tampoco es nuevo en nuestro carácter, a veces de una forma tan caricaturesca que puede invitar a una carcajada. Guillermo O’Donnell coloca este factor como fundamental en la consolidación de una democracia que siempre tendrá  que cuidarse porque el autoritarismo estará siempre al acecho. “Si hay dirigentes adecuados con las dosis de virtud y de fortuna de la que hablaba Maquiavelo, y si un segmento importante de la clase política se ha vuelto receptivo a las nuevas prácticas y discursos, la probabilidad de llegar a un régimen democrático aumentan considerablemente”.

Las democracias en el mundo se hacen agua precisamente porque a las poblaciones les ha dado por querer a un hombre fuerte que calme sus incertidumbres. No son verdaderos demócratas ni sus dirigentes serán hombres probos.

Bien hoy estaremos en la calle en reclamo de nuestras libertades.

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