20 de septiembre de 2016

El Secreto




Basta un traspié, un error, una mentira o un secreto para que se descomponga la relación que se establece entre los seres humanos. Sea esta la relación que sea, ninguna se salva de lo que puede ser sentido y vivido como una traición. Lo oculto, que por algo se oculta, inevitablemente termina saliendo a la luz y causa efectos desbastadores. No solo porque si el hecho se ocultó era porque no era agradable para otros, o para uno mismo, sino por el hecho mismo de haber sido mantenido en secreto. En la historia de la humanidad muchos de los asuntos propiamente humanos, sobre todo la sexualidad, se revistió de un secretismo y ocultamiento que causó mucho dolor innecesario. Con el tiempo y la tolerancia que se pregonó como un aspecto necesario en la convivencia humana, muchos fenómenos propios de la sexualidad salieron a la luz y mostraron ser mucho más corrientes de lo que nunca imaginamos.  Con ese paso evitamos mucho dolor, mucho sufrimiento. Borges dedica un cuento, La Secta de Fénix, a esta hipocresía de la humanidad, de negar, ocultar lo sexuado que somos todos, afortunadamente. “Lo raro es que el secreto no se haya perdido hace tiempo; a despecho de las vicisitudes del orbe, a despecho de las guerras y los éxodos, llega, tremendamente, a todos los fieles. Alguien no ha vacilado en afirmar que ya es instintivo”.


En nuestro mundo es cada vez más difícil mantener un secreto. Bien porque ya no es necesario, salimos del closet con mayor agilidad, o bien porque la tecnología nos tiene vigilados. Muévase y saldrá un mensaje en Facebook, fulanito de tal se encuentra en este sitio, con mapa y todo por si usted quiere ir a darle unos carterazos. O porque las computadoras y los teléfonos inteligentes (inteligentes para revelar secretos) mantienen la información aunque usted sea cuidadoso y la borre. Y no se confíe en que el otro no sabe, hoy un niño de cinco años maneja la tecnología a su antojo. En la Primavera Árabe se destacó la importancia que tienen las redes sociales para armar un buen lio y tumbar gobiernos. Hoy nadie duda de la herramienta que representan en los debates políticos y levantamientos populares, porque es un medio privilegiado para marcar tendencias de opinión. La opinión no es verdad ni mentira es opinión sobre los hechos, sean estos verdaderos o falsos. Escribimos y no cesamos de hacerlo y lo que manifestamos a través de la escritura se puede convertir en cohesión de grupo o puede disolver dicha cohesión y esto con la velocidad de Internet. Aquí nos damos un tiempito por la lentitud del servicio.

Por otro lado el mundo tomó el camino del desarraigo, se vive sin compromiso y sin lealtad por lo acordado, no es baladí que ya los hombres no confían de los otros hombres, estamos con la lupa activa y sospechando constantemente de malas jugadas. Estas características se encuentran muy acentuadas en nuestro país y con razón. Tenemos una muy larga época sometidos a las trampas, a las mentiras, a los juegos sucios, a la oscuridad, por lo que nuestra desconfianza se ha ido acentuando de forma exponencial. No es propicia la situación para pedir lealtades ciegas, se requiere mucho esfuerzo y rectitud en la conducción hacia nuestra libertad, que todos queremos, para poder confiar. Bauman lo advierte constantemente “lo que podemos llamar la crisis de la democracia es el colapso de la confianza” Estamos cada vez más alerta a la corrupción, a la estupidez y a la incapacidad. La capacidad y probidad  se deben demostrar, la confianza debe ser restituida si se tiene la visión que los ciudadanos somos seres humanos que ameritan respeto y no simples objetos a ser usados, como nos han tratado los que adversamos.

Con este panorama general de la realidad que habitamos, lo cual salta a la vista, no está oculto, es patente; se da un paso que no se entiende, se le oculta a la ciudadanía que hay conversaciones con el gobierno. Se le oculta, se mantiene en secreto y es conocido, revelado ese secreto, por uno de los hombres más perversos de esta historia. Nosotros que a duras penas comenzábamos a depositar una dosis de confianza se nos despierta violentamente agredidos por la arrogancia de quien poseía un secreto de una negociación que nos pertenece a todos, enfatizo a todos. Se negocia nuestro destino, se nos negocia y no lo sabíamos. De aquí en adelante se destapa todo tipo de opinión, se hace todo tipo de conjeturas, se levantan las sospechas más oscuras, el veneno se esparce por doquier y nada lo puedo detener y menos unas explicaciones balbucientes, mal articuladas propias del que es descubierto en un acto punible. Gran error, incomprensible.

Hannah Arendt lo enfatizó  “la verdad factual configura el pensamiento político”, la verdad está en los hechos en ese arte de actuar acertadamente y con las estrategias definidas y adecuadas para alcanzar un fin, en nuestro caso es un momento muy delicado y no se puede permitir equívocos tan torpes y violentos, no tenemos tiempo para improvisados. Es propio de las tiranías estar constantemente tergiversando las verdades, ocultándolas y manipulando a través de la propaganda, si estamos decididos a salir de esta opresión no puede ser utilizando los mismos métodos. Somos muchos los implicados y todos merecemos saber hacia dónde nos dirigimos, todos debemos ser incluidos y hacernos responsables, todos debemos ser tratados con respeto. Así que déjense de secreticos que en un mundo como el nuestro ya eso no es posible. No queremos tener de vocero a un comprobado perverso.

“Desde esta perspectiva, seguimos inconscientes del verdadero contenido de la vida política, de la alegría y la gratificación que nacen de estar en compañía de nuestros iguales, de actuar en conjunto y aparecer en público, de insertarnos en el mundo de la palabra y obra, para adquirir y sustentar nuestra identidad personal y para empezar algo nuevo por completo” en palabras de Hannah Arendt, que nos vienen como anillo al dedo.

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