29 de junio de 2022

Sobrevivientes en cemento urbanístico

Paul Signac


La estética no es ajena a las ideologías. Cada cuerpo cerrado de ideas está constantemente expresando formas que pueden ser armoniosas o, por el contrario, alarmar por perturbar las sensibilidades. La tendencia a la rigidez que muestran las posturas doctrinarias hoy día son sonoras bofetadas al intercambio de ideas y al reconocimiento mutuo. Sin armonía en las formas y belleza en el trato no es posible una agradable convivencia. La pérdida del buen gusto que exhibe un gobierno autoritario dificulta aún más la tranquilidad y cohesión de los habitantes. Rodeados de adefesios, atropellos al lenguaje y ausencia de lógica nada puede ser recibido con aceptación y acuerdo colectivo. Estamos rodeados de lo feo en todos los órdenes, está poco a poco desapareciendo la armonía, los colores y los equilibrios en las posturas asumidas.

Nuestra crisis lacera ya de forma salvaje la estética indispensable en cualquier civilización. Cada cultura tiene su propia combinación para ofrecer al observador regocijo y bienestar. Cuando una forma de administrar el Estado está mostrando solo lo feo lo que ocurre entre sus habitantes es también cada vez más feo. No solo vemos estatuas que parecen burlas a nuestro paisaje sino también secuestros, desapariciones, muertes prematuras por falta de atención. Sobrevivir como venimos haciendo trae un descuido en muchos aspectos de la vida que a la larga se sienten como una catástrofe. Las ciudades se vuelven grises y nuestras viviendas oscuras. Comenzamos a sufrir de la estética de lo horrible propio del submundo delincuencial que ha tomado por asalto lo que nuestros extraordinarios arquitectos y artistas habían construido con amor a sus ciudades y habitantes.

Es el tema planteado por Suniaga en su libro “Adiós Miss Venezuela” quien declara como advertencia “La sobrevivencia no tiene ética. Es absolutamente animal. Entonces tanto la ética como la estética han resultado demolidas en este proceso”. Molestar, causar desagrado, escandalizar, torturar, maltratar es la guía de comportamiento en los adscritos en las tribus de exterminadores. Por donde pasan van arrasando y molestando a la colectividad. Alivio vamos a sentir cuando quiten estos mamarrachos de nuestra vista y podamos volver a reconocer nuestras ciudades y pueblos.

La estética es muy importante para el planteamiento y logro de un vivir mejor y expresarnos con un mayor criterio y sensibilidad sobre la vida de otros. El observador de lo bello vivirá rodeado de objeto bellos y gente bella. La Filosofía se ha ocupado de esta rama del saber no por mera ociosidad o recreación sino por su importancia en la vida de los humanos. Preocuparse por juzgar mejor, un vivir mejor, a una buena vida personal y colectiva es interrogarse por la estética. Hay conductas que por feas repelen y cortan cualquier lazo social, cualquier posibilidad de convivencia. Así mismo como nos hemos mostrado en desacuerdo con los movimientos fanatizados que tergiversan su intención y terminan maltratando el objeto que les da origen, nos mostramos contrarios con la manera violenta y fea de debatir. Mientras más lindo viva más lindo será el trato con los otros.

Sin un sentido estético no es posible una sensibilidad hacia un mundo que se nos deshace. Al encuentro fundamental para aliviar el dolor y la necesidad. Es una gran mentira quien dice preocuparse por los desposeídos y patea el buen gusto. Quien se llena la boca vociferando por la justicia y planta un adefesio de hojalata en nuestras vías públicas. Rodeados de feas formas se va apagando nuestras vidas. Nadie que dice querer la ciudad para la cual trabaja deja que se talen los árboles, fundamentales para un paisaje bello y para la vida de los sobrevivientes en cemento urbanístico.

 

22 de junio de 2022

Era de furia

Gusti Ayu Kadek Murniasih


Si la democracia está amenazada en el mundo entero su principal enemigo es la violencia. La indignación se acumuló por años sin haber encontrado alivio y ahora enfrentamos las consecuencias esperadas. Quizás si había razón para tal indignación que no fue escuchada y mucho menos atendida. Allí las instituciones democráticas comenzaron a perder respaldo y confianza, la mesa estaba servida para la aparición del populismo y sus derivados autocráticos. Lo vemos con toda claridad en Colombia, largos y difíciles años sufriendo los estragos de una guerrilla que mantuvo el control de poblaciones prácticamente secuestradas mientras sus gobernantes se mostraban impotentes. Ahora en las puertas de unas elecciones en la cual ninguno de los dos candidatos tiene en su haber créditos democráticos. Ambos populistas extremos que serán una nueva zozobra para la región.

La violencia es uno de los problemas más graves en América Latina, no solo interfiere en la vida cotidiana y en el desarrollo económico, sino que tergiversa la cultura política y acaba con las democracias. La gente se cansó de esas manos blandengues sin respuestas firmes y decididas y comenzaron a añorar una “mano fuerte” allí sellamos nuestra sentencia a cadena perpetua, quedamos presos. Vendimos nuestra libertad para calmar la sed de venganza y de esta forma buscamos nuestra propia muerte. Se abandonó la participación social y política para solucionar la inseguridad pública y se comenzó a pedir muerte para todo aquel que infrinja la ley. Terminamos los ciudadanos más amenazados e inseguros sin ninguna protección efectiva, la vida perdió valor y los espacios públicos fueron tomados por asaltantes de camino.

El ser humano no es bueno por naturaleza como pensó Rousseau. Mucho tardó Freud en descubrir la pulsión destructiva, la que denominó “pulsión de muerte” y fue nada menos que en el marco de la segunda guerra mundial donde él mismo fue objeto de la maldad humana. Se reclamaba su fuerte bloqueo para darle autonomía a una fuerza de esta naturaleza que requería atención en la vida de los hombres. Terminó por reconocer a esta pulsión como el principal componente de las dificultades para la vida en comunidad. En este universo simbólico de las relaciones humanas la violencia define destinos con su plasticidad para adquirir niveles de sofisticación y crueldad que superan la observada en cualquier otra especie. El animal ataca para comer el hombre ataca para gozar. Mas allá del goce sexual nos tropezamos con el goce de la crueldad.

Atravesamos nuestra era de furia al haberle dado rienda suelta a la “bestia feroz” que tenemos en nuestro inconsciente. Joel Schumacher filma en el año 1993 “Día de furia” para mostrar con toda claridad la problemática en la que se estaba sumergiendo el mundo. Es una ácida crítica a las metrópolis civilizadas que creen que a fuerza de burocracia y normas rígidas impersonales pueden mantener el desorden y el caos bajo límites. En el ánimo de cada habitante se advierte la fragilidad de este pseudo equilibrio que se encuentra permanentemente amenazado. Se desata una paranoia urbana con sus consecuencias de miedos y desconfianza hacia los otros, rabia y refugio en sectas iracundas que protejan sus pequeños territorios de caza. Hay en estos momentos muchas ofertas para cada una de las amenazas imaginarias. Se comienza a manifestar en Venezuela estos estallidos de furia, pero hasta ahora se han escogido como armas sillas de plástico que no son tan mortales. Gentiles criaturas que, si siguen por esa vía, dada la carencia de política pueden fácilmente pasar a otros instrumentos y a correr se ha dicho.

 

15 de junio de 2022

El pensamiento mágico

Jane Whiting Chrzamoska


En una sociedad desintegrada y como consecuencias con seres humanos cada vez más perdidos y desesperanzados no es nada raro que surjan esas ideas sobre nuestro porvenir. Sabemos lo que sucederá y como lograr nuevamente nuestra libertad. Estas ideas van haciéndose cada vez más colectivas y se repiten con la ilusión de conferirles la fuerza de hacerse realidad. Así tuvimos por un tiempo a los marines desembarcando en nuestras costas y ahora la aberrante idea de que “esto se está arreglando”. Lo interesante es el mensaje implícito para quien sepa escuchar. La primera ilusión en la que nos sumergimos conservaba la idea que de este régimen había que salir pero que “solos no podíamos”, no estamos solos hay salvadores prestos al rescate. Una especie de operación Entebbe, un rescate de rehenes por cuerpos israelíes especializados.

La segunda “esto se está arreglando” ya muestra un debilitamiento de fuerzas y una convicción de que viviremos bajo un gobierno autoritario que por suerte al fin nos vio y entendió. Venezuela será la primera nación que bajo una tiranía se convierta en un país modelo con ciudadanos felices. “Venezuela siempre será modelo para el mundo y sus alrededores”, supersticiones que terminan convenciendo que diciendo o pensando cualquier idea esperanzadora podemos alejar la mala suerte y atraer la buena. “La mente con la capacidad de modificar la realidad” si creemos con fe sincera se nos convertirá el deseo en realidad. Tipo de pensamiento que predomina en culturas que conservan la magia como rectora del porvenir. Bajo este tipo de razonamiento es que se predicen los acontecimientos futuros y se cree en tanta superstición anestesiante y distractora. 

Distraen y causan un alivio momentáneo, pero en muy poco tiempo ocurre lo inevitable, la realidad se hace avasallante y ocurre lo que los hechos determinan. La inflación sigue su curso, los niños siguen muriendo de hambre, se sigue persiguiendo y arbitrariamente sometiendo a los ciudadanos a desapariciones forzadas, la libertad de opinión cada vez mas cercenada, y pare de contar con nuestras calamidades diarias causantes de la infelicidad colectiva. Son pensamientos carentes de lógica, irracionales, supersticiosos que podrían divertir si no fuera tan grave la pérdida de vidas humanas por la insensatez de los gobernantes. No, esto no se está arreglando ni se arreglará hasta que no cambiemos de régimen y nos tomemos en serio la política y la ética. No hay otra forma de trazar un camino y poderlo dirigir al logro de una sociedad más justa, más sensible y más responsable.

Volver a ocupar los sitios que conquistamos con esfuerzo y trabajo sin necesidad de creer que todo lo sabemos. Gente del espectáculo fingiendo ser analistas sociales causan pesar porque muestran lo soberbios y errados que se pueden mostrar. Duele porque lo que creíamos valores de nuestra sociedad se comienzan a desdibujar y nos sentimos cada día mas derrotados, sin referencias de integridad. La risa y el divertimento son fundamentales para la solidificación y configuración de las comunidades, pero no todo da risa, ese es precisamente el arte del humorista. “Pensamos, existimos y sentimos en la misma sintonía en que reímos y vivimos” pensaba María Zambrano, en este país dejamos de reír porque dejamos de vivir. Por lo tanto, nada se está arreglando, al contrario, cada vez más desarreglado y todo fuera de lugar. Humoristas vuelvan a sus escenarios y usen su ingenio para lograr nuevamente la risa y la vida de las comunidades a las que se deben, no se pongan a improvisar porque lo hacen muy mal y causan dolor.