La Opera Prima de Natalie Portman basada en el libro autobiográfico
de Amos Oz. Es la historia de la infancia de este destacado escritor israelí en
una época muy difícil de su vida como fue el proceso social y político que se vivió
durante la fundación del Estado de Israel. La película se enfoca principalmente
en la relación de Amos con su madre y en la influencia decisiva que esta
sufrida mujer dejó en su vena literaria y en su bondad humana. Comprensión más
que odio y fanatismo nos trasmite Amos en sus análisis sobre la tragedia entre
Israel y Palestina. La madre de Amos sufría de un trastorno psíquico importante
(en la película no queda bien delineado) que la martiriza de una forma cruel
hasta que decide acabar con su vida cuando
Amos tenía 12 años de edad. Entre el
profundo amor por su hijo y la oscuridad de su psique que la devora deja como
legado el encanto de la sensibilidad sin desconocer la dimensión trágica de la
vida. Así es Amos Oz y así lo transmite en sus escritos por los cuales ha sido
reconocido como uno de los escritores israelíes
más destacados del siglo XX.
Es una película sin muchas pretensiones, con la lentitud e
iluminación propia de un drama, que logra su cometido al estremecer al
espectador con el amor y la profunda tristeza que tan bien sabe interpretar
Natalie Portman. En efecto Natalie desempeña el papel principal siendo también
directora, guionista y productora, lo cual a todas luces no es nada fácil. Es
una explosión de emociones en un despliegue elegante y sobrio que carece de
mayores expresiones y desesperos. Un juego de miradas y gestos entre madre e
hijo en la que se siente sus íntimas conexiones y reconocimientos. No está
cargada ni con consignas ni discursos políticos, solo pretende dar una visión
humana de la vida particular de esta familia. Un invalorable testimonio de como
un ser humano se quiebra cuando la realidad social impide un minuto de sosiego.
Una familia que había escapado de la escalada de horror en Europa para
encontrarse atrapados en el conflicto que marcan el fin del mandato británico y
la guerra de independencia de Israel.
Amos (Amir Tessler) es un niño solitario y retraído,
ensimismado en un mundo de fantasías y en el laberinto enigmático de la madre,
quien fue su más importante contacto en la primera infancia (nunca tuvo una
buena relación con su padre). Sin embargo mantiene un talante alerta y
vigilante con una mirada interrogante y una inquisitiva conciencia. Le era
imperativo ir poniendo orden comprensiva entre tanta amenaza acechante. Desde
entonces se podría afirmar que su mayor deseo es conseguir la normalidad en el
sionismo más que la revancha o la justicia. Buscó promover el acuerdo y la
comprensión, lo que implica reconocer que también para el otro (los palestinos)
la vía bélica es una tragedia. Por esta posición conciliatoria Amos ha sido
catalogado de traidor a su causa, no pocas veces. Su voz que no ha cesado de
sonar fue alimentada y promovida por una madre que le contaba cuentos todas las
noches antes de dormir y que lo conectaban con el amor por la vida. Cuando ya
Amos fue capaz de irse construyendo su propio mundo, de apropiarse de su voz, su
madre fue enmudeciendo y alejándose paulatinamente, nada más la ató a la vida.
En sus escritos Amos no ha dejado de señalar los conflictos y
las angustias de la sociedad israelí contemporánea y sobre todo el nivel de
infelicidad que se alcanza al quedar atrapados en ideologías, fronteras y un
pasado histórico cruel. Sociedades que repiten sus rencores en una incansable
sed de venganza y no pueden redimir sus
dolores en aras de construir un porvenir sin el pesado lastre de una historia
que nunca debió producirse. Su lucha es contra el fundamentalismo en cualquiera
de sus manifestaciones incluyendo la judía. No se defiende cuando lo endilgan
de traidor, manifestando “A veces un traidor es alguien que está un poco por
delante de su época. Alguien que cambia a los ojos de los que nunca cambian” Es
un abierto defensor de la solución de los dos Estados.
Amos es una voz disidente, distinta y provocativa que no
puede ser acogida por el fanatismo sino expulsada con calificativos
denigratorios. Pero es una voz que debería ser oída con atención porque habla y
en voz alta. No dice lo que la mayoría quiere oír, es un irreverente con exceso
de sensatez “Me indigna la gente capaz de matar por unas piedras. De verdad, no
me importaría que se llevaran todos los lugares santos a Escandinavia durante
cien años y, después cuando la gente se relaje, que los traigan de vuelta”. La
combinación de una madre acogedora y trágica con un padre banal a quien Amos
adversó, resultó en un ser combativo que no permitió ser devorado por su
historia, sino por el contrario sus dolores y dificultades los invirtió en la
creación y la reflexión, lejos de ser complaciente.
No queda sino felicitar a Natalie Portman por este sensible y
justo inicio de su carrera como productora. La película, que ha tenido duras
críticas, sabe trasmitirnos la ternura y el dolor de estos interesantes
personajes inmersos en un conflicto de nuestro tiempo. Además con el gran valor
de acercarnos a Amos Oz y su gran lección para todos los pueblos que sufren, es
una elección el escoger la vida y sus fuentes creativas o quedar atrapados en
el odio, la venganza y el recuerdo constante del dolor. Como bien dice Amos el
recordar constantemente un solo aspecto de la historia es la forma más expedita
para el olvido.
Qué bueno este texto tuyo, Marina. Desde hace tiempo he querido hacer un trabajo de investigación de campo sobre los hijos de las personas con los más diversos trastornos mentales. En mi caso particular, a nivel de la consulta, tratando a personas con patologías muy severas, he visto que sus hijos se desenvuelven bien y son “exitosos”. Es una generalización sin fundamento que no he podido explorar bien. Quisiera tener más información al respecto. Saludos.
ResponderEliminarYo creo que es como todo, cada caso es muy particular. Sin embargo seria muy interesante explorar las variables que llevan a los hijos de personas con trastornos severos a no sucumbir en la locura. Si, es frecuente. En el caso de Amos me da la impresión que fue la propia madre quien lo ayudó a tener su propia voz. Voy a leer el libro que seguro es mucho mas interesante y explicito que la película. Gracias Alirio, un abrazo
EliminarDelicioso tu post, Marina. Incita a ver la película; no la conozco todavía. Ni siquiera sabía que la Natalie andaba en estas tareas. Esta frase me parece sencillamente genial: “A veces un traidor es alguien que está un poco por delante de su época. Alguien que cambia a los ojos de los que nunca cambian”. Es difícil hablar con la mente abierta cuando todos esperan (o desean) un discurso moldeado.
ResponderEliminarGracias Douglas, es la primera película que dirige y ademas actúa. No dejes de verla es excelente.
EliminarQue texto tan bello!! No he visto la película, pero este post me paseó por la dignidad, la humildad, la ternura y la esperanza. Muchas gracias, Marina...
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