Es
conocido como el crimen organizado viene ganando terreno en la política
Latinoamericana. Las grandes mafias no se comportan de manera muy distinta a
estos que dicen representar el socialismo en Venezuela. Se haría inútil buscar
características que los diferencien porque tampoco observan ninguna ideología
digna de análisis. “Socialismo salvaje” los denomina Fernando Mires y los
describe como grupos que actúan de acuerdo a sus instintos de poder.
Antidemocráticos e impredecibles porque no siguen guiones orientados por ideas
de cambios sociales predeterminados que podamos leer y entender. Se guían por olfato según los olores que vayan
desprendiendo su público y son absolutamente camaleónicos en los distintos
escenarios donde deben moverse. Solo objetivos crematísticos y de poder los
orientan en sus olfateos estratégicos. Buenos perros de caza y actores para
huir de la justicia y mantenerse incólumes a pesar de vivir constantemente en
peligros que los amenazan. La muerte está constantemente pisándoles los
talones, pero mientras llega van destruyendo, matando, despreciando todo signo
de vida digna. Sin contemplación, sin escrúpulos, por eso que la lucha no es
una cualquiera como enfatiza Trino Márquez, es una lucha entre la vida y la
muerte.
¿Qué
diferencia tienen con este fenómeno que ahora se denomina “narcopopulismo” que
ha venido ocupando los espacios vacíos dejados por las democracias débiles en
nuestros países? La tragedia que enfrentamos es que no solo son ya espacios vacíos
sino que se agarraron todo el espacio. No es que se infiltran en la política
sino que ya se apropiaron del Estado. Poco a poco y sin mucha traba se
posesionaron de los principales poderes, penetraron todas las instituciones, se
hicieron de las armas y acabaron con la empresa privada que se mostró
incorruptible. Hace tiempo viene denunciándose los negocios ilícitos en los que
incursionan altos voceros del “Cartel Bolivariano” pero todo se mantiene como
sospecha. Al igual que esa casa misteriosa que acaba de ser ocupada por
emigrantes y que todo el mundo observa con recelo, sobre la que se hacen
conjeturas, sobre la que se construye todo un imaginario pero nadie se atreve a
traspasar su porche. Nada consta realmente pero ha trastocado al vecindario que
ahora vive bajo la sospecha.
Este
mal terrible que se posó sobre América Latina el narcopopulismo nos obliga a
prestarle mayor atención como recomiendan Pablo Querubín “…es interesante
entender con mayor profundidad las diversas formas de participación criminal en
política. Sería interesante estudiar este fenómeno en otros contextos (por
ejemplo, México) Para entender qué tan común es el fenómeno del narcopopulismo
(y no solo para el narcotráfico sino también para otro tipo de crimen) y para
entender la manera en la cual los criminales combinan las fuentes de jure y de facto de poder político”. Venezuela volvió a batir otro record, el
fenómeno nos infectó e inmediatamente se hizo del poder sin perder tiempo, sin
titubeos, sin trabas. Y aquí estamos con escudos de cartón entregando una vida
cada día en esta lucha de vida o muerte. El poder del crimen organizado en
nuestro país ya es total, solo les queda un paso para quitarse de encima el
fastidio de estar lidiando con las fuerzas democráticas, cada vez más amplias y
más determinadas por el rescate del país.
Tomemos
como ejemplo paradigmático a Pablo Escobar y veamos si encontramos alguna
diferencia con estos personajes siniestros que se creen dueños de nuestra
verdad. No soportaba el anonimato quería ser reconocido y querido por su
pueblo. Se presentó como uno más de ellos, un hombre de barrio lo que le
confirió su identidad igualitaria y bonachona. Financió, con su dinero mal
habido, planes de desarrollo para los suburbios de Medellín; levantó un barrio
para desheredados llamado “Medellín sin Tugurios” un conjunto de 780 viviendas unifamiliares
para los más necesitados. Con ello consigue los votos que lo convirtieron en
teniente de alcalde del Ayuntamiento de Medellín. Aportó dinero para las
campañas presidenciales y parlamentarias intentando siempre penetrar en el
núcleo de la sociedad colombiana involucrándose en su política. Forma un grupo
político llamado Civismo en Marcha que define como un Nuevo Liberalismo y logra
ser diputado en 1982. Pero se encuentra con Luis Carlos Galán, la prensa libre
y una sociedad no dispuesta a negociar que logran truncar su escalada. No es un
caso aislado pero si el más conocido por la alta popularidad que obtuvo y por
lo difícil que se hizo su captura y muerte. Todavía hay sectores de Colombia
que le levantan altares, personajes endiosados por los necesitados de
salvadores. Los grandes capos manejan un
poder inmenso, penetran todo sector corruptible y sin embargo quieren más,
quieren el poder político. Esta ambición fue la perdición de Escobar y también
será la de los capos criollos porque se quedaron sin botín, porque el imperio
se les volvió sal y agua.
El
verdadero poder es el poder político, nuestros capos no tuvieron que usar sus
fortunas amasadas en la oscuridad, sino que usaron el dinero del Estado. Hoy
viven ellos y sus familias como ricachones exhibiendo su falta de cultura y
vulgaridad por el mundo, pero abucheados y perseguidos por la rabia acumulada.
Sobrinos presidenciales a un paso de lucir sus trajes naranjas y en el país
cada vez más acorralados por la valentía de nuestra gran población decente que
no vendimos nuestra alma al diablo. Tendrán que brincar por los tejados sin la
habilidad que exhiben los gatos ni la emoción de la “Gata bajo la lluvia” y sin
contar con las siete vidas de estas pequeñas panteras. Esperamos con ansias ver
a los torpes asesinos balanceándose sobre las cornisas inestables cuando la
justicia los alcance.