8 de mayo de 2024

El acto de elegir

 

C
Candido Portinari



Hasta ahora pareciera que nos aproximamos a una elección que ha sido desde todo punto de vista una fuente de angustia. Del lado de los arbitrarios gobernantes porque a su antojo impugnan candidatos, prohíben o torpedean la inscripción de los votantes, entorpecen las campañas de los que adversan y restringen los medios de comunicación. Del lado de la oposición por sus múltiples dificultades para llegar a un acuerdo unitario en un candidato. Ha sido un camino largo y repleto de obstáculos sorpresivos. De sobresalto en sobresalto de repente aparece un hombre mesurado y razonable que no encuentra trampas en su camino. Es elegido por unanimidad y poco a poco está recibiendo más apoyo de pequeños grupos organizados de la sociedad civil.

Aunque sabemos que no hay garantías, no puede haberlas, ya hicimos nuestra gran elección y de alguna u otra forma no somos los mismos. La determinación por acudir a las urnas, el día que nos dejen, es decisivo. Pareciera que se ha vuelto a la racionalidad de la política desde la cual podemos luchar y organizar. Somos efecto de nuestras elecciones, salimos del aventurismo de alto impacto emocional, a la tranquilidad del verdadero diálogo y acuerdo entre nosotros; la única forma que tenemos para entendernos y conciliar. Si logramos revertir este sistema de oprobios nos tocará un largo y difícil período de transición en la que se van a destapar los horrores que han cometido tantos políticos corruptos. Viviremos, entonces, la etapa del espanto.

Será el deseo de la mayoría en plena realización. El deseo que brota producto de la elección y en la que nos manifestamos como sujetos, sabremos a ciencia cierta que se puede después de tanto tiempo invadidos por el discurso de impotencia. Líderes emocionales que jugaron con hacer de las personas masas obedientes, que le torcieron el brazo a nuestra verdadera humanidad, que trataron de reducirnos a objetos para ellos solos dominar el destino colectivo. Es que ellos tampoco poseían garantías, no fueron ni eran elegidos por un ser superior que no se equivoca. No pueden ni recibieron nunca el mandato de colocarse fuera de las leyes. No podían vivir eternamente sin discursos, sin significados, sin ser efectos del encadenamiento del sentido.

Desde que Adán estaba en el paraíso recibe de parte de Dios una prohibición, lo introduce en la ley que no pone en juego al deseo. Allí Adán debe elegir y con ello elegir su responsabilidad subjetiva. Estas historias que hemos escrito para explicar los orígenes deben ser leídas con toda la fuerza que posee la simbología. Está comenzando el hombre a ser hombre y lo hace a través de una elección. Mientras se permanece en la ignominia de la incapacidad de elegir se nos está prohibiendo la posibilidad de ser. Se nos prohíbe la posibilidad de la libertad, el quedar solos ante la ley con nuestra propia responsabilidad. Esa es, ni mas ni menos, la elección que tenemos en juego. Esta elección que nos puede llevar al éxito o al fracaso es por ello angustiosa.

De tanto prohibirnos nos condujeron a una elección por la firme decisión política. La mejor decisión posible a mi entender, la consensuada. Se levanta la voz freudiana de la necesidad de la renuncia y la obligatoriedad de la sumisión al deber. La renuncia del aventurismo por el calmado razonamiento. La renuncia de las pasiones por la aceptación de la ley. La ley que nos demanda el deseo y que nos aparta del yugo del que se cree santo, elegido para una misión de esclavitud.

El acto de elegir nos hace humanos y nos aparta de la locura.

1 de mayo de 2024

Transición con ciudadanos

 

Maria Marikina Bulgaria


Se habla de que pronto estaremos eligiendo un gobierno de transición. Transitaremos de un lugar a otro, esto habla de movimiento y tiempo. Movimiento que hacen los hombres que decidieron hacer historia y un tiempo que es como entendemos la historia. Tanto los hombres como el tiempo se tornan políticos. Hannah Arendt señala a este tiempo como decisivo durante el cual se pretende dejar atrás un modo de conducción de la vida para emprender otro distinto que intuimos, pero no sabemos. No es una relación de causa y efecto ni de consecuencias, es una ruptura de la guerra del sistema contra el hombre. En definitiva, es la elección por la política.

Significa lucha porque lo que se pretende dejar en el pasado por no deseado lucha por no morir. El hombre queda en el medio de fuerzas que hasta que no se resuelvan mantienen la tensión, provocando un ambiente público convertido en problema de todos. No es agradable, causa angustia y mantiene un estado precavido. Unos y otros quieren la victoria y solo un lado la obtendrá. Se hacen cálculos, se recurre a las estadísticas y a las artimañas, se apuesta por el más sagaz y seductor. Cada proceso es distinto porque distintas son las circunstancias y distintos los hombres que lo llevan a cabo. Estamos viviendo un momento único que no podemos entender a plenitud, porque es inédito. Es una interrupción, una discontinuidad.

Si salimos de esta violencia que mantuvimos durante demasiado tiempo con la herramienta principal de la democracia, elecciones, estaremos saliendo por la puerta grande y estaremos en mejor capacidad de crear un nuevo poder, la violencia solo sabe de bravuconadas y coerción, no sabe de un poder para beneficio de la ciudadanía. No sabe de formar ciudadanos que contribuyan al mantenimiento de una economía y de los servicios públicos. No sabe de ciudadanos que respeten los bienes ajenos y los bienes públicos. No tienen conciencia del daño que hacen al robar el dinero que es de todos. Nunca antes habíamos visto un saqueo igual y nunca antes habíamos estado tan empobrecidos de bienes materiales y de valores.

 Nos toca actuar en la dirección del tiempo histórico que se abre, es la habilidad humana el poder actuar en concierto, es la acción política que nos demanda una responsabilidad. Ya comenzamos con nuestras diferencias producto de la pluralidad humana sin embargo decidimos por la política con la convicción de dejar atrás la violencia, por supuesto que seguiremos arrastrando por un tiempo vestigios, escombros de lo que fue la historia que se estará despidiendo. Nada se va para siempre bien lo recordó Freud. Todo queda como las ciudades de la antigüedad solo sepultadas por millones de años pero que un buen arqueólogo sabe rescatar. Deseo que estemos por comenzar el rescate de nuestra humanidad que fue tanto tiempo vejada, ultrajada con violencia. Una violencia que se traduce no solo en la destrucción de los objetos sino del mundo de las relaciones humanas. La aniquilación de la acción y el discurso político.

Es el surgimiento de la ciudad, de ese lugar público del debate de los diferentes puntos de vista. Del acuerdo en la acción y en la construcción conjunta de nuestro confort. Un mundo que debe surgir entre los seres humanos con sus diferentes perspectivas, otra forma de mirarnos.

Un ser humano pensante y decidido, todo debe ser leído desde la ciudadanía, de las condiciones sociales y de la inclusión de todos en la nación. Si no contamos con seres comprometidos tendremos siempre una democracia débil presta a ser sepultada por nuevas tormentas de barro.

Transición sí, pero con ciudadanos que velen por lo conquistado.

 

24 de abril de 2024

La estética del encuentro

 

Josef Kote


Aspiramos en nuestras vidas a transitarla con libertad, a sentirnos que cada uno de nuestros actos puedan ser escogencias íntimas y personales dentro de una gama de posibilidades. Nos guía en estas escogencias solo una postura firme y decidida de nuestros compromisos con los otros a quienes queremos y a quienes nos debemos. Pero al mismo tiempo nos guía una convicción de lo que somos y de lo que deseamos como producto de haber ido tanteando en nuestra historia los gustos e inclinaciones en las que quedamos prendidos. Tenemos siempre una singularidad y una particularidad que nos conmina a manifestarnos desde ese rincón de nuestra existencia, vertiendo al mundo nuestros actos creativos, quizás como un homenaje a la existencia. Podríamos esperar que del conjunto de actos humanos surgidos de la satisfacción por el quehacer gratificante tuviéramos un entorno amable. Pero no ha sido así, los terribles errores colectivos nos han llevado, más bien, a un mundo hostil y esta constatación produce un desbastador desasosiego.

Hemos aprendido que para recobrar la libertad tenemos, de forma táctica, que renunciar a ella. En estas elecciones, lo digo una vez más, no estamos eligiendo estamos rechazando. Es un paso importante que, por fin, se haya acordado apoyar a un candidato que nos servirá como posibilidad de contabilizar ese No que pronuncian los ciudadanos ya desesperados. No, no es una persona conocida y tendrá que comenzar a darse a conocer en el poco tiempo que le queda. Pero, por los momentos, tenemos ese No, tenemos esa posibilidad que podremos utilizar de forma democrática. Si nos dejan, porque de un gobierno autoritario que se salta las leyes, que no acata normas se puede esperar cualquier trampa. No podemos saber cuales son los arponazos que nos lanzarán, solo esperamos poder responder oportuna y acertadamente a ellos.  Por los momentos La candidatura de Edmundo Gonzales simboliza un desafío directo al control y las políticas del actual régimen venezolano

Hemos perdido confianza heridos por tanta historia fallida y aventurera. Con ello perdimos también tranquilidad y seguridad. Pérdida de libertad que se manifiesta principalmente en saber que sólo tenemos una posibilidad para elegir, un solo acto que posibilite una convivencia más armoniosa, mientras tanto permanecemos con esa desagradable sensación de no tener la seguridad en nuestras decisiones, de poder equivocarnos, de ser engañados. Cuando la oportunidad se presenta, y solo de vez en cuando, vivimos con la angustia de poder nuevamente ser burlados. Acto colectivo en el que dependemos de la decisión de otros. No se puede en las decisiones colectivas tomar la determinación que en su angustia manifestó Pessoa “reducir las necesidades al mínimo, para no depender de los demás”.

Y si acordamos con Yuval Noah Harari que “En la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación”, estaríamos peleando en contra de una tendencia, en contra de la resignación de dejarle nuestro mundo a los incapacitados y amorales. Veríamos con toda claridad el tamaño del esfuerzo y la intención. Una oportunidad en la que nos restringieron nuestros derechos de forma descarada, pero que no nos resulta válido dejarla pasar y quedar maltratados sin remedio por otro largo e insufrible período.

Llegar a una intención de unidad es un paso importante, digno de elogio y reconocimiento porque sabemos las aspiraciones y protagonismos que se tuvieron que doblegar. En la batalla por la sobrevivencia está lo importante. En las pequeñas rebeldías a las que no se hace publicidad. Cuidemos nuestros deseos y nuestros miedos en un ambiente que no pierda la estética de un verdadero encuentro.