Andrew Wyeth |
Estamos tratando de impulsar nuevamente una estrategia para desalojar a los que pretenden hacerse del poder para siempre. Nosotros los demócratas, nos guiamos por un principio no negociable, la alternancia del poder y la libre lucha por alcanzarlo. Es así como la nueva estrategia planteada es la mas clásica, elecciones. Muchos factores tenemos en contra para que la oposición gane aun siendo mayoría. Para mí el principal enemigo son las propias fuerzas opositoras que persisten en sus errores sin intenciones de parar en sus antagonismos infantiles y ver de frente y sin cristales al país. Pareciera ser que su slogan es “todo menos reflexionar”. Por supuesto también tenemos en contra que, estando subyugados por un autoritarismo, las instituciones no son libres, obedecen. La población está escéptica y los candidatos desprestigiados.
Hasta ahora hemos perdido toda batalla, pero sin intentar otra no sabremos cuando el régimen se le abre un boquete y comience su retirada. Probablemente quedaremos nuevamente con los crespos hechos en las puertas del festejo libertario, pero peor es no salir de casa con un lindo peinado. De ahora en adelante no se pueden desperdiciar las oportunidades. Somos nosotros los que perdimos la democracia y solo nosotros debemos recuperarla. Eso si requerimos renovación de liderazgos lo cual hace tiempo debíamos haber propiciado. Estamos lentos y estamos retrasados. Podemos escondernos en el pensamiento desanimado de un “aquí no pasa nada”, lo cual no es cierto, si pasa y hay que verlo. Los acontecimientos pasan de manera más imperceptible, camuflados, sigilosos, agachados. El momento nos obliga a afilar todos los sentidos y andar como felinos a la caza.
Llego el momento de comportarnos como adultos responsables, dejar atrás y no seguir determinados por circunstancias pasadas. Si vienen cambios es porque nuestras acciones los provocaron y cambios queremos, ya es suficiente. No es estrategia de ninguna ideología, el asesinato, la tortura y tener sometida a la población a través del miedo y la coerción. Es estrategia del sádico, el perverso, los delincuentes que se hacen del poder apenas ven la oportunidad. Solo nuestras acciones coordinadas, coherentes y bien pensadas podrá desalojarlos de las instituciones secuestradas.
No me inclino por ser fanática de unas elecciones en este momento, se que tenemos todo muy cuesta arriba, pero es lo que está planteado; lo sensato es apoyarlas y apostar por un buen candidato que impulse las fuerzas democráticas que hacen vida en el país. No ganaremos, pero no hay duda que creceremos en fuerzas y organización. Las batallas perdidas son las que no se dan. El tiempo pasa y ya no es tiempo de seguir lamiéndose las heridas. Ya tendremos tiempo, mas tarde, de reclamar justicia.
Los movimientos históricos no son regidos por leyes inflexibles y los movimientos sociales fluctúan, avanzan, retroceden y pueden incluso contradecirse. Hay movimientos en nuestro hemisferio, escuchemos este tiempo, está hablando y negarlo, hacernos los sordos es, por decir lo menos, lastimoso. Dejemos para los anestesiados por el poder la sordera de lo que se está gestando, arriesguemos incluso nuestro entusiasmo lo demás es vivir en una paz mortecina. Nuestra sensibilidad es un don precioso, no vivamos adormecidos o peleando por los atavismos infantiles. El destino somos nosotros mismos, constituye la continuidad de nuestras pasiones y acciones. Así que, a agudizar los oídos, el tiempo habla en nuestro país y en el continente.
Ojalá tengamos por quien votar.
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