Cómo transmitir el cúmulo de sensaciones que tengo desde que
acompañé a Luis al geriátrico. Está todo revuelto en mi cabeza y sé que tomará
un tiempo ordenar el revoltijo de tristeza y ternura que me embarga. Llegó Luis
con un cargamento de medicinas, comida y su guitarra. Las caras de los viejitos
se iluminaron al instante, no lo conocían pero lo esperaban. Y los esperaban
como esperan los seres abandonados que creen que no merecen nada, que han
renunciado a cualquier gesto de acogida en sus mundos. Luis llegó con su mejor
sonrisa, los abrazó sin dejar de observar cada detalle de aquel lugar mantenido
en una precariedad absoluta. No se podía observar un solo detalle de humanidad
en el sitio. Un adorno, unas flores, un jardín cultivado, una señal de cuido y
dignidad. No había orden y las cosas desechables estaban por doquier tiradas,
como estos pobres seres tratados como despojos. Vestían ropa raída y zapatos
rotos. No había higiene, no había agua y no sabría calcular cuánto tiempo
tenían sin probar una buena comida. Cuanto tiempo sin ningún placer en sus
vidas. Cuanto tiempo sin un abrazo, sin una caricia.
Sabía que mi país es un despojo pero verlo, olerlo, palparlo
créanme que es otra cosa. Tengo rota el alma. Para qué describirme yo si esto
no tiene descripción. Luis me pidió que tomara fotos, me entregó su cámara y me
dio las instrucciones. Toma las caras de los viejitos en lo que lleguemos,
trata de captar lo mejor que puedas sus expresiones. Tómales fotos cuando estén
comiendo y oyendo las canciones que les tocaré con la guitarra. Quiero que se
vea la diferencia, quiero captar como se transforman los seres cuando son
queridos. Todo debes hacerlo con cuidado porque está prohibido, no quieren que
haya testimonio del maltrato en que se encuentran los enfermos y seres
desvalidos. El abandono de los ancianos. Haciéndote la loca entra en las
dependencias, toma foto de la farmacia, de la cocina, de la nevera, en fin de
todo aquello que encuentres revelador. De la basura acumulada, cucarachas,
ratones y animales callejeros famélicos deambulando por la casa.
Después tendrás que ser tu quien los distraigas, cuéntale
cuentos, que te hablen de su vida y de sus familiares. Pregúntales por qué
están allí y desde cuando no ven a un ser querido. Cada cuanto tiempo los
evalúa un médico. Cuando se bañan, donde duermen, que te lleven a sus
dormitorios si pueden. Yo en ese tiempo trataré de fotografiar historias
médicas, récipes o cualquier registro de datos o estadísticas que encuentre.
Esto hay que hacerlo con cuidado podemos terminar presos y más allá de lo que
puedas pensar aquí no funcionará nada pero lo que es el control policial ha
sido eficiente. De una forma u otra todos somos espiados. Vengo de hacer
visitas parecidas en psiquiátricos, hospitales y otros geriátricos. Es muy duro
Rosa no te vas a enfrentar a una experiencia de la que puedes salir ilesa. Tú
decides si tienes fuerzas, si quieres. Por mi parte creo que es algo que no
podemos evadir porque esta atrocidad hay que denunciarla y necesitamos pruebas.
Rosa pertenezco a una asociación internacional que ha venido
penetrando muchas instituciones y sacando a luz lo escondido. He estado en
varios países de Latinoamérica. En todos he visto horrores pero como los de
aquí en ninguna parte. Soy médico, por ello me ocupo del sector salud y en mi
experiencia, que no es corta, nunca había visto tanta gente morir por abandono,
en realidad por maldad de las más crueles. La situación del niño venezolano y
de los ancianos es aterradora. La gente joven se ha ido del país y quedaron los
niños abandonados o regalados. Los viejos echados a morir. Lo que verás no es
un geriátrico es un depósito de seres a quienes se les despojó de su humanidad.
Te vuelvo a repetir de allí saldrás destruida pero con la verdad en tus manos.
No estaré mucho tiempo más aquí, tengo bastante material y
debo acudir al centro de operaciones para la planificación correspondiente. Así
que quedarás sola y harás lo que decidas. Volveré porque quiero saber de ti,
mientras tanto no vas a tener más contacto conmigo y yo sabré donde encontrarte
en su debido tiempo. No quiero que corras más peligro del necesario. Solo te
volveré a ver mañana y pasado porque esta noche tienes que tomar una difícil
decisión y mañana también será un día muy duro. Quiero tener indicios de como estarás digiriendo esta experiencia amarga. No tomes
tu decisión ya, me cuentas mañana. No te sientas para nada obligada, ni lo
tomes como una obligación moral. Que quedes destrozada no nos va a ayudar en
nada, ni a ti ni al país. Se paró y la besó.
Rosa lo vio partir mientras se debatía en una nueva y difícil
circunstancia. ¿Qué tan fuerte estaría?, a ciencia cierta no lo sabía. Ir a esa
peculiar y comprometida cita le causaba horror pero más horror le causaba no
volverlo a ver. Así que sabía que su decisión estaba tomada, irresponsablemente
quizás, pero así era ella.
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