28 de abril de 2015

El abuso

El abuso se ejerce de múltiples formas, pero lo que no tiene variación es que se trata de una relación entre el abusador y el abusado; entre los abusadores y los abusados. Es imprescindible el vínculo que se establece y lo que varía es la dinámica que explicaría que este fenómeno se entronice como una variante destacada en una relación. Hablamos de abuso cuando un integrante de la relación se encuentra disminuido en sus derechos elementales, cuando es vejado, maltratado física o moralmente, cuando su libertad se encuentra disminuida por la imposición de otros, cuando es forzado o violentado, cuando sus características físicas están en desventajas en relación al que se impone. También se ejerce el abuso contra uno mismo, porque con uno mismo también se tiene una relación, cuando se abusa del goce, como acertadamente llamó Lacan a esa predisposición de encontrar una satisfacción corporal y querer por esta vía sustituir una imposibilidad o insatisfacción de índole psíquica. Abusamos de esta forma de nuestro cuerpo y taponamos la búsqueda de lo que deseamos.


La película Whiplash del joven director Damien Chazelle nos muestra de una forma magistral una de las formas en que se presenta el abuso y nos ofrece una visión de cómo el abusado se somete porque con ello obtiene la satisfacción de su única y obsesiva meta. Andrew Neiman, interpretado por Miles Teiller, es un alumno que quiere ser el mejor baterista en el elitesco Conservatorio de Música (Shaffer) de la Costa Este de los Estados Unidos, en el que estudia. Proviene de una familia en la que se destacan dos incidentes que al él lo marcan, el fracaso del padre como literato y el divorcio y la ausencia de la madre. Es un joven tímido al que le cuesta relacionarse con jóvenes de su edad pero que no duda en maltratar a otros que se le presentan como rivales. Una voluntad férrea e inamovible de triunfar lo que tiene un gran significado de deuda con su padre al que considera un fracasado.
Fletcher interpretado por J.K. Simons es un exigente profesor que no escatima en sus métodos hirientes para someter a sus alumnos a lo que él denomina su “tempo” nada lo va a poner en duda en cuanto a su excelencia como director de una banda de jazz. Para ello y para mantener su autoridad y disciplina recurre a métodos de vejaciones, golpes, llegando incluso a utilizar datos personales del alumno para maltratarlo en lo más débil. Fletcher quiere también destacar como el director que llevó a uno de sus músicos a ser el mejor del mundo y precisamente es lo que quiere Neiman. De esta forma lo expresa Fletcher: “La verdad es que no creo que la gente haya entendido lo que yo estaba haciendo en Shaffer. No estaba ahí para dirigir. Cualquier idiota puede mover los brazos y mantener un tempo. Estaba ahí para empujar a la gente más allá de lo esperado. Pienso que es una necesidad absoluta. Si no, le estamos negando al mundo el siguiente Louis Armstrong, el siguiente Charlie Parker.”
Tenemos de esta forma la dupla perfecta. El profesor que no escatima ningún método para lograr lo que quiere y el alumno que se sirve de él sabiendo que es el escalón perfecto  para saldar las deudas con su padre. Ambos obsesivos con sus grandes componentes sado-masoquistas. Andrew incluso se maltrata a sí mismo en su intento de ser el mejor y complacer al maestro. Mientras más se ensaña Fletcher contra él más se siente el elegido.
En esta relación mortífera se sedimenta la relación basada en el abuso, se trata de acabar con todo aquello que impida el lograr a toda costa y sin ningún límite ético lo que se quiere. Dupla en la que se participa (cuando se calla) por igual y en la que se observa los componentes sadomasoquistas en cada uno de los participantes. En la película podemos observar la relación despectiva de Neiman con su padre y la posición sumisa y complaciente de un padre que se siente culpable y que no es capaz de poner límites al goce del hijo. La relación establecida entre profesor y alumno que roza con el límite, podríamos decir es una relación neurótica perfecta, ambos se necesitan. Podemos ver en este tipo de intercambio humano claramente una psicopatía, no se contempla en absoluto el daño que se le está causando al otro, no hay ni por asomo la virtud de “ponerse en los zapatos del otro”, no se escatima el conflicto, se guarda silencio hasta el final porque lo importante es el provecho que cada uno está sacando del otro. Pero callar ante las vejaciones y el maltrato aumenta el odio y se puede llegar a cualquier acto delictivo, que por una muy delgada línea, en el film, la situación se resuelve de otro modo.
Freud nos reveló las dos grandes fuerzas que mueven al ser humano, Thanatos que se manifiesta en la agresividad, la competitividad, la rivalidad, el abuso. Una guerra a muerte  que marca un “tempo” acelerado y angustioso vital, el cual  es representado por Neiman con gestos desesperados, provocando un sonido sostenido y agresivo con el cual termina lesionándose las manos, sangrando. La otra gran fuerza humana con igualdad de importancia y preponderancia pero que requiere decidirse por la cultura del bien es Eros, el sentido del amor, el deseo y la identificación con nuestros semejantes que nos conduciría a la colaboración. Esta última fuerza es la única posible en la subsistencia de la civilización. Son las pulsiones de muerte las que conducen a los seres humanos a relaciones destructoras.
Vivimos en este momento ese “tempo” de una batería acelerada y repetitiva en sus golpeteos que se parecen más a los golpes desaforados de una angustia sin límites, un ritmo vertiginoso que nos esta lesionando. Se estableció la dupla perfecta entre el abusador y los que supuestamente representan a los abusados, callamos el abuso y es el momento de hablar, quizás ya de gritar, porque el odio se sigue acumulando. En este terreno Linda Loaiza nos da lecciones, nada la detiene en su empeño de buscar justicia ante el abuso salvaje al que fue sometida. De igual forma toda una colectividad está siendo sometida a un abuso salvaje con la complicidad de los que tienen satisfacciones sustitutivas en juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario