LinneaStrid |
Me sorprendieron y me molestaron mucho sus palabras “en Venezuela se vive bien, yo vivo bien y tu también” salté horrorizada y le pedí no hablara por mi. El resto de lo que iban en el mismo carro mantuvieron silencio y yo también callé. Pero esas palabras no dejan de golpearme y cada vez me indignan más por todo lo que significan. No hay conciencia de un colectivo, si no tienes agua regularmente, pon un tanque, si se va la electricidad constantemente usa una planta eléctrica. No te metas en política, no opines, así no tendrás problemas con los organismos represores. Envía a tus hijos al exterior y asegúrate un buen seguro de salud. Mientras tanto no pienses, no leas y no te mortifiques por los otros, conocidos o no. Diviértete lo más que puedas que para eso tienes dinero.
Estas pobres personas también forman parte de ese engranaje necesario para que una dictadura se mantenga. Tengo la fortuna de no tropezarlos a menudo y por eso me da la impresión que son una pobre minoría. Pobres caricaturas de bípedos implumes. Ignorantes arrogantes provenientes de una sociedad marginal en cultura. Aburridos sin conversación, sin humor, sin sentimientos, sin conciencia de pertenencia. Ofenden tanto o más de los que abiertamente delinquen ¿Se puede vivir en dictadura a pesar de los horrores que diariamente golpean? ¿Se puede vivir en dictadura y nos sea posible aminorar la constante zozobra y por allí escondida esa ingenua espera de que un día sucederá? ¿Sucederá qué? un vuelco de la realidad política en nuestro país. Ese que es indispensable para tener paz, justicia, y los servicios necesarios, para tener protección de un Estado.
Siempre se trata de salir adelante y de evitar que te aplasten, es muy humano. Pero, no se puede ser indiferente por aquello de que “no está en mis manos y no me afecta”. Esta represión que se vive cada vez está más cerca, cada vez amenaza más. Ya amenaza una escucha inesperada, unas palabras destempladas, una opinión divergente. La gente se repliega, se esconde o se va. Se oye el trajinar de equipajes y los llantos de nuevas despedidas. Entramos en una etapa de resistencia que amerita nuevas estrategias de las que no se habla, de las que sólo se espera. Mientras seguimos repitiendo “ganamos las elecciones y muestren las actas”. No se oye hablar de ese final que nos madrugó y que nos dejó aturdidos. Ni siquiera preguntamos, nos da miedo la verdad.
Se puede vivir en dictadura, pero la pregunta es ¿cómo? Resignados o acomodados. Tendríamos que aprender a no esperar nada de la cultura y a ver nuestro entorno cada vez más arruinado y gris. Sé que hay seres que no les importa sus casas arruinadas, las plantas secas y el mosquero alrededor. Sé que hay seres que no saben leer y escribir y se creen siempre dueños de la verdad, sé que hay seres que alardean de lo que no tienen y que creen que tener dinero lo es todo. Sé que hay seres que se complacen con la queja y le temen a la vida y sus retos. Sé que hay seres que me aburren, sé que hay un mal oculto en la vacuidad. Las actividades así planas, elementales no se ven afectadas. Podemos volver a el ensayo y el error y convertirnos en simios golpeando una piedra una y otra vez, ¿por qué no? puede que sea divertido. Lo más que puede pasar es que molestemos con el ruido a otros, pero no importa, el otro no importa.
Pero viviremos de espaldas a una realidad en la cual los gobiernos totalitarios afectan a seres humanos que son inocentes, a saber que el poder total se extiende a todos los ámbitos de la vida, no solo al político. Al terminar estas líneas me entero que al “que vive bien” se lo llevó la policía porque se negó a pagar un “peaje”, hay seres que solo aprenden en la práctica, veremos ahora que dice. No me alegro, pero…
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