30 de junio de 2020

La sociedad del aburrimiento

Erna Schmidt

Se podría representar muy bien nuestra situación anímica con un largo y sostenido bostezo. De esos que al ser disfrutado sin mascarilla provocan repiques en diferentes tonalidades musicales. Al final del concierto no se sabe quién dio el movimiento de obertura, pero se le agradece haber conectado a miles y miles con un fastidio que se venía simulando, que provocaba una apariencia de ser distraído, indiferente, lejano y sumido en cavilaciones tan íntimas que luego no se podrían recordar a voluntad, digo las cavilaciones porque el fastidio, ¡vaya cómo se recordaría! Si estás en un salón escuchando una charla en la que pones tus mejores facultades en posición de esfuerzo por entender y un ser cercano bosteza puede provocar un bostezo colectivo y la salida estruendosa del salón de personas que se mirarían con cierto reconocimiento. Reconocimiento en el fastidio. Se podría afirmar que el bostezo es nuestro primer rasgo de socialización.

En el país estamos en un salón muy grande con millones de participantes esperando se termine de emitir aquella frase, aquella parte del discurso que da coherencia a la totalidad, por la que se sabe el sentido que tuvo tanta escritura y tanta escucha; esa frase que otorga significado y dirección al conjunto. Pero nada, no llega, más bien se diluye, se desvía, cambia de tema sin frases conectivas, se vuelve cada vez más inconexa, se dispersa en detalles irrelevantes y queda pegada en temas sin interés ninguno para un amplio auditorio que pierde la paciencia. Aquel que emita el primer bostezo inmenso que provoque un efecto de inspiración profundo sin el efecto espirador final, provocará una catástrofe natural. Entonces serán succionados todos esos oradores que marearon y provocaron un fastidio mortal. Por efecto de las neuronas espejo, que aún nos funcionan muy bien, se repetirá hasta los confines del territorio la apertura de mandíbulas y de otras áreas del entendimiento. El bostezo será el santo y seña.

Al comenzar a bostezar de esta manera estruendosa y retadora pasaríamos a desmentir tanto engaño sostenido. Se dice que es norma que el mentiroso bostece para parecer relajado y distraer con los típicos movimientos del bostezo, pero estos bostezos estarán revelando nuestra verdad. Estas circunstancias serán inéditas y por ello tan importantes en el movimiento constante de las sociedades y su historia Universal. Se trata de un bostezo que desmiente y que une a los infectados del fastidio producido por charlatanes que dejaron hace tiempo de ser charlistas. Esos que repiten las mismas ideas vacías, esos que son tan predecibles en sus reacciones intencionalmente provocadas, como nos explicaba Adriana Moran, esos que nos han hecho perder tan valioso largo tiempo, esos son los que en lugar de apartarse nos matan de aburrimiento. Dentro de nuestra cultura faltó enseñar la elegancia de apartarse a tiempo. No lo sabemos hacer.

Gracias a Blumenberg el aburrimiento pasó a considerarse como una presión selectiva de mucha utilidad en la práctica originaria de nuestra naturaleza. Le confiere el beneficio de impulsar los cambios que anhela el ser humano, tanto desde la dimensión individual como de la colectiva. Sacudirse la modorra puede ser una meta a alcanzar y por ello pedir un poco de silencio a tanto charlatán podría ser una medida de higiene fundamental. Puede que no nos destruya el Covid-19 pero podemos ser exterminados por el aburrimiento. Pensaban los griegos y mayas que los bostezos era un intento del alma por escapar del cuerpo. El alma es escapista y si realmente se nos aleja morimos de diferentes maneras.

Transitamos por la sociedad del aburrimiento, sin ideas. Una sociedad estancada, para la cual sería adecuado  proponer al bostezo como nuestro gran emblema nacional, emprender un movimiento denominado “resistencia a mandíbula batiente” y  entonar un himno con sonidos propios de la inspiración y la expiración. Hoy he bostezado más que nunca.

4 comentarios:

  1. Absolutamente de acuerdo. Es un momento muy aburrido, carente de imaginación, produce sueño....

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  2. Si. Hace ya demasiado tiempo que existe la sensación de que todo está dicho; que algo de acción es necesario para no morir de anilla o de cualquier otro virus.
    Ojalá que el nuevo CNE nos sacude un poco.

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  3. "anilla". Quise decir abulia. 😌

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