Ahora somos un país de detectives. Cada quien con su lupa
buscando al criminal y escrudiñando en los archivos de delitos. Tiene que haber
culpables de traición, ventas de conciencias, dobles caras, secretos bien
guardados, juegos malsanos a nuestras espaldas porque si no es así esto no se
entiende. Partimos de una creencia generalizada y difícil de combatir en un
público que no está dispuesto a dudar de sus premisas iniciales y por supuesto
de llevar a cabo otro tipo de investigaciones. Estamos como estamos porque nos
traicionan y como no se puede concebir que combatir al crimen tiene su
especialidad y su experticia, su tiempo y estrategia, se salta a demostrar que
se puede engañar a otros pero a mí, lo que es a mí, no. Buscadores de la verdad
en la apariencia de los hechos y no en indagatorias sistemáticas, científicas,
filosóficas y ni siquiera policiales. Una manera de entretenerse en una
situación desesperante mientras los hechos definitivos nos alcancen. Es un
fenómeno que no es nuevo, una sociedad perseguida desarrolla un carácter
“paranoico” que encajan en las teorías de la conspiración.
En este estado de cosas la gente tiende a creer que detrás de
cada hecho o fenómeno existen verdades ocultas que algunos seres diabólicos
guardan en secreto. Es una visión del mundo sustentada en fuertes creencias. El
tratar de refutarlas es baladí porque enseguida el autor de otras perspectivas
es desacreditado como “ingenuo” cuando no de “vendido” y unas cuantas peores
calificaciones. En fin, buscar la verdad ha sido siempre natural en el ser
humano porque es la tarea fundamental de la inteligencia. Como señala Alfredo
Vallota “contamos con la inteligencia para intervenir en el entorno” y para
andar mejor en la vida tenemos que anticipar, prever, pronosticar y confiar.
Pero la tarea no es para nada fácil porque la “verdad” se ha hecho muy difícil
de definir y por lo tanto sus métodos para encontrarla. Desde Aristóteles que
definió la verdad como “aquello que es y no es lo que no es” hasta las
concepciones más recientes que postulan que la verdad solo puede encontrarse en
el lenguaje. Solo podemos trasmitir las teorías con lenguaje y estas son
sustituidas por otras que utilizan un lenguaje más convincente. En nuestro
mundo no tenemos fuentes infalibles de conocimientos y en apariencia se están
imponiendo los discursos “convincentes”. La posverdad.
Los hechos objetivos e irrefutables como que los venezolanos
están pasando hambre, que nos estamos muriendo por falta de medicinas y los
niños de desnutrición, pueden ser tergiversados por un discurso tramposo pero
que alimenta creencias. No hay medicinas por culpa de Trump y hambre por una
guerra económica. No es solo una jugarreta pícara de payasos sin gracias irnos
cambiando el lenguaje y con ello la percepción de los hechos, es muy grave
porque la finalidad es distorsionar la verdad. Los hechos objetivos dejan de
ser lo más influyente en la opinión pública y son las emociones y las creencias
personales las que dominan el pensamiento y las verdades. Si bien ya muy pocas
personas se creen las mentiras descaradas del discurso oficial y su
neolenguaje, lo que si se compró y a muy buen precio fue la metodología. Si yo
creo firmemente en algo esa es la verdad. Así que los métodos indagatorios son
los que utilizan esas personas insistentes por encontrar que es verdad lo que
están pensando. El interrogatorio que seguro todos conocemos ¿Por qué te ríes?
¿Qué estás pensando? ¿Para dónde vas? ¿De dónde vienes? ¿Con quién hablas? Al
no conseguir la confirmación de la sospecha se instala la desconfianza y con
ello se acaba todo encuentro armonioso, cualquier unidad.
En realidad son funcionamientos sociales que ocultan la
verdad en lugar de buscarla. Solo tienden a despertar entusiasmos de sus
seguidores, es la seducción. Decir lo que el otro quiere oír. Aquí entra en
juego y se hace necesaria la ética de la comunicación como propone Habermas,
tan necesaria en los tiempos de las comunicaciones por las redes sociales.
Porque como afirma Víctor Krebs “Nosotros hemos inventado un nuevo mundo, que
es el virtual, y las neurociencias están demostrando ya cómo el cerebro, debido
a la plasticidad neuronal, se está adaptando a esta nueva realidad. Los niños
están aprendiendo a pensar con los nuevos medios, a procesar los datos de otra
manera, a adquirir sus creencias en condiciones distintas a las que teníamos
nosotros. La diferencia entre verdad y falsedad que para nosotros era tan
evidente; ya no lo es para ellos. A mí me parece que desde la filosofía, en vez
de contar una tragedia, debemos ver qué está pasando y cómo estas nuevas
generaciones se van a orientar en un mundo en que las categorías que nosotros
conocíamos ya no existen. La posverdad es solo un síntoma de una transformación
generacional en la forma de ver, de pensar y de relacionarse en la era digital”
Corremos el peligro de vivir como en la estupenda película de
Amenábar “Los Otros” en la cual el espectador comienza a descubrir el engaño a
que ha sido sometido por el relato. Lo que es el mundo de los vivos es en
realidad el de los muertos, todo lo que vemos como apariciones o fantasmas son
los vivos. La protagonista Grace Stewart interpretada por Nicole Kidman vive en
una falsa verdad, alimentada solo por lo que quiere creer: que sus hijos están
vivos y que ella no los mató. Así que todo lo que confirme sus creencias y
apacigüe sus emociones será cierto y todo aquello que amenace su estabilidad
emocional y convicciones, tendrá que ser falso, como acertadamente señala
Fernando Trías de Bres. Así que dejemos, a los que confunden el mundo de los
muertos con los de los vivos y hablan con pajaritos, en su locura; pero no nos
convirtamos nosotros en detectives de la verdad solo para confirmar creencias y
balancearnos en una frágil emotividad. Corremos el grave peligro de
sustentarnos en falsas verdades.
Una vez se ha firmado el contrato de prestación de servicio entre el detectives para empresas y el cliente, aparte de comprobar la información aportada por el cliente, el primer paso para iniciar cualquier investigación es hacer una búsqueda de información en fuentes abiertas, como pueden ser buscadores Web tipo Google, puesto que cualquier información que podamos obtener en dichas fuentes será de gran ayuda a la hora de preparar el caso. Asimismo, el Detective Privado comenzará a recopilar datos, información, documentación, etc… a través de fuentes más complejas o especializadas y mediante gestiones operativas o de campo. Una vez completada la fase de recopilación de información, se procede al análisis de la misma con el fin de convertirla en inteligencia o información útil. Así, una vez analizada toda la información estaremos en disposición de estructurar el trabajo a seguir y determinar los medios a utilizar, se podrán tomar decisiones lógicas sobre la manera de enfocar la investigación de campo.
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