1 de mayo de 2024

Transición con ciudadanos

 

Maria Marikina Bulgaria


Se habla de que pronto estaremos eligiendo un gobierno de transición. Transitaremos de un lugar a otro, esto habla de movimiento y tiempo. Movimiento que hacen los hombres que decidieron hacer historia y un tiempo que es como entendemos la historia. Tanto los hombres como el tiempo se tornan políticos. Hannah Arendt señala a este tiempo como decisivo durante el cual se pretende dejar atrás un modo de conducción de la vida para emprender otro distinto que intuimos, pero no sabemos. No es una relación de causa y efecto ni de consecuencias, es una ruptura de la guerra del sistema contra el hombre. En definitiva, es la elección por la política.

Significa lucha porque lo que se pretende dejar en el pasado por no deseado lucha por no morir. El hombre queda en el medio de fuerzas que hasta que no se resuelvan mantienen la tensión, provocando un ambiente público convertido en problema de todos. No es agradable, causa angustia y mantiene un estado precavido. Unos y otros quieren la victoria y solo un lado la obtendrá. Se hacen cálculos, se recurre a las estadísticas y a las artimañas, se apuesta por el más sagaz y seductor. Cada proceso es distinto porque distintas son las circunstancias y distintos los hombres que lo llevan a cabo. Estamos viviendo un momento único que no podemos entender a plenitud, porque es inédito. Es una interrupción, una discontinuidad.

Si salimos de esta violencia que mantuvimos durante demasiado tiempo con la herramienta principal de la democracia, elecciones, estaremos saliendo por la puerta grande y estaremos en mejor capacidad de crear un nuevo poder, la violencia solo sabe de bravuconadas y coerción, no sabe de un poder para beneficio de la ciudadanía. No sabe de formar ciudadanos que contribuyan al mantenimiento de una economía y de los servicios públicos. No sabe de ciudadanos que respeten los bienes ajenos y los bienes públicos. No tienen conciencia del daño que hacen al robar el dinero que es de todos. Nunca antes habíamos visto un saqueo igual y nunca antes habíamos estado tan empobrecidos de bienes materiales y de valores.

 Nos toca actuar en la dirección del tiempo histórico que se abre, es la habilidad humana el poder actuar en concierto, es la acción política que nos demanda una responsabilidad. Ya comenzamos con nuestras diferencias producto de la pluralidad humana sin embargo decidimos por la política con la convicción de dejar atrás la violencia, por supuesto que seguiremos arrastrando por un tiempo vestigios, escombros de lo que fue la historia que se estará despidiendo. Nada se va para siempre bien lo recordó Freud. Todo queda como las ciudades de la antigüedad solo sepultadas por millones de años pero que un buen arqueólogo sabe rescatar. Deseo que estemos por comenzar el rescate de nuestra humanidad que fue tanto tiempo vejada, ultrajada con violencia. Una violencia que se traduce no solo en la destrucción de los objetos sino del mundo de las relaciones humanas. La aniquilación de la acción y el discurso político.

Es el surgimiento de la ciudad, de ese lugar público del debate de los diferentes puntos de vista. Del acuerdo en la acción y en la construcción conjunta de nuestro confort. Un mundo que debe surgir entre los seres humanos con sus diferentes perspectivas, otra forma de mirarnos.

Un ser humano pensante y decidido, todo debe ser leído desde la ciudadanía, de las condiciones sociales y de la inclusión de todos en la nación. Si no contamos con seres comprometidos tendremos siempre una democracia débil presta a ser sepultada por nuevas tormentas de barro.

Transición sí, pero con ciudadanos que velen por lo conquistado.

 

24 de abril de 2024

La estética del encuentro

 

Josef Kote


Aspiramos en nuestras vidas a transitarla con libertad, a sentirnos que cada uno de nuestros actos puedan ser escogencias íntimas y personales dentro de una gama de posibilidades. Nos guía en estas escogencias solo una postura firme y decidida de nuestros compromisos con los otros a quienes queremos y a quienes nos debemos. Pero al mismo tiempo nos guía una convicción de lo que somos y de lo que deseamos como producto de haber ido tanteando en nuestra historia los gustos e inclinaciones en las que quedamos prendidos. Tenemos siempre una singularidad y una particularidad que nos conmina a manifestarnos desde ese rincón de nuestra existencia, vertiendo al mundo nuestros actos creativos, quizás como un homenaje a la existencia. Podríamos esperar que del conjunto de actos humanos surgidos de la satisfacción por el quehacer gratificante tuviéramos un entorno amable. Pero no ha sido así, los terribles errores colectivos nos han llevado, más bien, a un mundo hostil y esta constatación produce un desbastador desasosiego.

Hemos aprendido que para recobrar la libertad tenemos, de forma táctica, que renunciar a ella. En estas elecciones, lo digo una vez más, no estamos eligiendo estamos rechazando. Es un paso importante que, por fin, se haya acordado apoyar a un candidato que nos servirá como posibilidad de contabilizar ese No que pronuncian los ciudadanos ya desesperados. No, no es una persona conocida y tendrá que comenzar a darse a conocer en el poco tiempo que le queda. Pero, por los momentos, tenemos ese No, tenemos esa posibilidad que podremos utilizar de forma democrática. Si nos dejan, porque de un gobierno autoritario que se salta las leyes, que no acata normas se puede esperar cualquier trampa. No podemos saber cuales son los arponazos que nos lanzarán, solo esperamos poder responder oportuna y acertadamente a ellos.  Por los momentos La candidatura de Edmundo Gonzales simboliza un desafío directo al control y las políticas del actual régimen venezolano

Hemos perdido confianza heridos por tanta historia fallida y aventurera. Con ello perdimos también tranquilidad y seguridad. Pérdida de libertad que se manifiesta principalmente en saber que sólo tenemos una posibilidad para elegir, un solo acto que posibilite una convivencia más armoniosa, mientras tanto permanecemos con esa desagradable sensación de no tener la seguridad en nuestras decisiones, de poder equivocarnos, de ser engañados. Cuando la oportunidad se presenta, y solo de vez en cuando, vivimos con la angustia de poder nuevamente ser burlados. Acto colectivo en el que dependemos de la decisión de otros. No se puede en las decisiones colectivas tomar la determinación que en su angustia manifestó Pessoa “reducir las necesidades al mínimo, para no depender de los demás”.

Y si acordamos con Yuval Noah Harari que “En la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación”, estaríamos peleando en contra de una tendencia, en contra de la resignación de dejarle nuestro mundo a los incapacitados y amorales. Veríamos con toda claridad el tamaño del esfuerzo y la intención. Una oportunidad en la que nos restringieron nuestros derechos de forma descarada, pero que no nos resulta válido dejarla pasar y quedar maltratados sin remedio por otro largo e insufrible período.

Llegar a una intención de unidad es un paso importante, digno de elogio y reconocimiento porque sabemos las aspiraciones y protagonismos que se tuvieron que doblegar. En la batalla por la sobrevivencia está lo importante. En las pequeñas rebeldías a las que no se hace publicidad. Cuidemos nuestros deseos y nuestros miedos en un ambiente que no pierda la estética de un verdadero encuentro.

17 de abril de 2024

Saber para no temer

 

Max Beckmann


El saber y sentir la opresión, cada vez más fuerte, de un gobierno autoritario y abusivo, nos hace vivir bajo el horror de la ignominia. Asustados, rabiosos y oprimidos bajo la coacción de una voluntad se va optando por la sumisión silenciosa y la remota esperanza de un salvador. Atrapados sin salida en un laberinto, giramos desconcertados como locos desbordados maniatados y muy pronto amordazados. El cuadro es ominoso, los tiempos son ominosos, cada vez más cerca de perder el derecho a opinar por un irregular fuera de la ley. No es de su interés las leyes ni los deseos de los demás, solo interesa la sumisión, la obediencia, la lealtad. El poder absoluto les pertenece.

Este es el modelo que se está reproduciendo asombrosamente en las figuras de liderazgo. Al irnos alejando de la democracia hemos perdido tonalidad, razón y sentimiento. Líderes y ciudadanos mandones, autoritarios y enjuiciadores arbitrarios se observan cada vez más actuar con desparpajo. Es fácil en este momento ser quemados en las hogueras de la pasión de una turba enardecida. ¿Cómo no tener miedo? Ya lo decía Freud el miedo a la muerte está en todo ser humano y hay muchas formas de morir, me parece que la definitiva no es la peor. La prohibición del deseo es una de las tantas formas de matar al ser humano. En regímenes autoritarios para lograr la sumisión se va exterminando el deseo. Si por falta de conducción política de la oposición llegamos a un totalitarismo tendremos, en definitiva, la supresión de la libertad y por lo tanto de la vida.

Sólo la idea da terror, Lacan afirmaba que el miedo provenía de lo incomprendido y nos conduce a la enfermedad. Una sociedad enferma, solo observando las imágenes bizarras en sus pensamientos dispersos e incontrolables. Es tan importante entender como comer, para no enfermar. Estamos con una libertad restringida y nos conducen a una supresión definitiva de la misma. En algún nivel lo estamos captando y estamos aterrados, fanatizados e intolerantes. Cada dirigente es dueño de una verdad y se hizo su historia particular del mundo, sin disposición a compartirla y a negociarla, sino a dominar para imponerlo. Al encontrar a otro que quiere lo mismo, inmediatamente es su enemigo y es imperioso desprestigiarlo.

Lo siniestro es un operador que da cuenta de la caída de las ficciones haciendo que el miedo y la angustia se revelen en su máxima expresión provocando las alucinaciones y el paroxismo de nuestros males. Si antes de apuñalar al otro no nos detenemos a ver lo que realmente nos aqueja, será muy difícil observar los límites. Los delincuentes suelen ser personas impulsivas, incultas, irracionales. La cultura y la democracia son exigentes, requieren un esfuerzo de entendimiento y disposición de escucha. Si el deseo del Otro es mi muerte por opresión, aparecerá la angustia como señal de alarma. Un indicador de la necesidad de movimientos con otros y de planificar movimientos razonables.

No podemos vivir en tensión con un miedo paralizante, se hace necesario ceder parte de la libertad para ganar seguridad. Acordar con otros sobre lo que hay que hacer, salir de la anarquía de todos contra todos, ubicar el verdadero peligro y saber que el trabajo de reconstrucción comienza con una elección, pero no termina allí. Al elegir estamos escogiendo el camino, estamos comenzando a transitar.