Gustaf Fjaestad |
Nuestro mundo se debate por imponer modos de vivir contradictorios. Es una guerra a muerte por la dominación de sistemas antagónicos, o se vive bajo el dominio de normas o se vive bajo la dominación de déspotas sanguinarios. Las poblaciones cada vez menos libres y obligadas a una constante toma de partido. Estamos agobiados y ya no se trata de llegar a acuerdos mediante negociaciones diplomáticas o mediante un equilibrio de las fuerzas armadas. La división trasciende la política, y se arraiga en la herida no comprendida que sufren los seres humanos. Han sido profundamente dañados y abandonados y ahora pareciera brotar solo la rabia y la sed de venganza. Vamos encaminados a un desastre para todos porque no hemos podido entender que al decidir matarnos cada vez más se despierta la sed de sangre. El deseo humano no tiene límite cada vez quiere más.
Es general vernos impedidos por líderes malvados que nos doblegan y someten a su propia barbarie, que tergiversan la realidad a su antojo, sin pudor, sin vergüenza. Desconocemos o despreciamos la esencia de otros mundos, del derecho humano, nos quieren medir a todos bajo el mismo rasero sin importa la trayectoria los méritos logrados. Empobrecidos, ignorantes y callados así nos quieren. Estamos cansados es cierto y estamos sin esa energía vital que se requiere para soñar un futuro y empezar a caminar en esa dirección. ¿Tenemos esperanzas? Preguntan constantemente o si no traducimos la pregunta en términos más religiosos ¿tenemos fe? En mi caso cierro los ojos, veo en mi interior un agujero o un vacío desde el cual surge un eco al que trato de descifrar. Adivino que está muy ligado a letras y significados que provienen del exterior y desde el exterior se escucha cada vez más un ruido estruendoso que maltrata. Todo duele ahora más que antes.
El mundo muestra miedo, se sabe que armas poderosas, en su alcance destructor, pueden ser activadas y se paraliza. No hay valor estamos perseguidos por nuestra propia creación. Se le huye a las armas, esa destrucción eminente que alcanza nuestro conocimiento, pero se descuida absolutamente a la destrucción del alma humana. Se observa con indolencia tanta miseria y abandono en cualquiera de nuestros mundos, el occidental o el oriental. Duele la forma como las diferentes autocracias tratan a sus poblaciones y cada vez más esclavizan a los habitantes de este mundo condenado a desaparecer tal y como lo conocemos. Ya la cobardía está anunciando nuestro fin. Las fuerzas destructoras avanzan sin una real resistencia. Tiempos genuflexos los denomina Savater.
Se que en Venezuela este año no se alzarán las copas, no brindaremos con esa alegría que conocemos, se venía apagando pero ahora ya nos alcanzó la oscuridad y solo tanteamos. Margarita duele, sus habitantes están sometidos a condiciones infrahumanas, tienen días sin electricidad, prácticamente incomunicados y sis información confiable. Ingeniándose para conservar los alimentos y los comercios cerrando. ¿Cómo se vive así? La vida lucha para no morir, se hacen milagros, pero el alma se reseca y se llena de rencor.
Me despido hasta Enero y a pesar de todo les deseo una Feliz Navidad y un año entrante con una nueva realidad. Me pregunto junto con Yuval Noah Harari ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?