Anna Silivonchik |
Si logramos organizar estrategias sólidas y sostenida para una resistencia civil estaremos mas cercanos de alcanzar nuestra meta, que no es otra que la de alcanzar nuestra libertad. La tiranía ha sido muy larga y por momentos nos parece invencible, pero no es así, terminará cayendo vencida. Las estrategias para conservar el poder a toda costa descansan en soportes cada vez más ajenos a la realidad, a la lógica y a la verdad, dejan de convencer, por lo que no se suman más militantes y los que están encerrados en sus sectas amenazantes comienzan a dudar y buscar vías de escape. Ese sería el momento que sin equívocos sabremos que vencimos a esta ignominia que nos maltrató por largo tiempo. Este paso sería impensable sin haber ganado las elecciones con tan gran margen, tenemos una razón sólida y mayoritaria para poder luchar.
No podemos dejar que nos gane el desánimo y que nos paralice el miedo, esas son las principales armas con las que cuentan para doblegarnos. Volver a caer en una indiferencia o pasividad sería perder todo el largo y difícil terreno ganado, escenario impensable. Puede ser que esta segunda y delicada etapa sea conducida por otros dirigentes y tenemos que ser cuidadosos en que no nos desvíen las pasiones del liderazgo y nuestra tendencia mesiánica. Cooperar entre todos, vernos como aliados, confiar y respetarnos son actitudes esenciales en este delicado momento. No estemos depositando las responsabilidades en personas que creemos únicas y mucho menos en intervenciones extranjeras. De nosotros depende rematar la faena con inteligencia y determinación.
Una de las principales tareas de los líderes disidentes es el acuerdo entre si para coordinar y motivar y organizar a los grupos claves para llevar a cabo las acciones de la resistencia. En el 2002 fuimos vencidos, entre otros factores, por la falta de lealtad y la ambición de poder de los dirigentes. Espero que ya la lección esté aprendida. Ni aventuras ni traiciones serían perdonables en estos tiempos. Yo no espero que esto sea tan rápido como lo deseamos, tomará su tiempo. Lo importante es no desesperarnos ni desviarnos.
Lo que facilita la tarea de unión es que ninguno estamos exento de haber sufrido la crueldad y la corrupción. Por ello ganamos estas elecciones de forma abrumadora y gracias a una dirección inteligente y organizada pudimos demostrarlo, al punto de que ya nadie discute que somos víctimas de un fraude monumental. Pero estamos a la mitad del camino ya que como vemos no están dispuestos a reconocer su derrota y nosotros no podemos ni queremos usar la violencia. La lucha es monumental. Desobediencia contra armas. Rebelión contra fuerza bruta. Persuasión contra miedo. Nuestra flaqueza en este momento es depender de un solo liderazgo perseguido o exilado. Me parece están haciendo esfuerzo por reestructurarse y no están revelando los nuevos movimientos que se están dando. Sacan comunicados dispersos y desconcertantes.
El secreto es necesario, pero al mismo tiempo va generando una matriz de desconfianza que es necesario evaluar y disminuir. Así que la comunicación con los aliados es fundamental y parte de la estrategia. La verdad, la lealtad y el respeto entre nosotros son actitudes básicas en este tramo del camino.
Que no nos domine la espera, ni tampoco entregarnos. El poder fastidia, cansa, y más cuando no resuelve lo cotidiano.
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