Yacek Yerka |
Las guerras modernas tratan a sus soldados y población como materias primas a ser utilizadas como carne de cañón. Pueblos que fueron invadidos y redujeron a sus ciudadanos a objetos sometidos a la voluntad de poder. Son parte de una masa que se modela al antojo de un artesano macabro. La existencia autónoma se pierde y con ella el deseo de ser protagonista de la propia historia, es así como el dictador se convierte en una necesidad que guíe el destino de la gente. Inculcan el deseo belicista y la dificultad insuperable de acuerdos colectivos. En estas sociedades solo tiene cabida la obediencia y el silencio. Es por ello que pequeñas señales de rebeldía y protestas son signos de que no todo está perdido para recuperar nuevamente la democracia.
En la modernidad el individuo se encuentra muy solo y desprotegido y la democracia le exige responsabilidad, le impone deberes, no solo le otorga derechos. Lo obliga a tener iniciativas, de allí que la democracia no puede ser cómoda y tranquila. Está bajo una constante amenaza, que exige vivir como sujetos a inventar nuestra propia historia. No se puede escapar de sí mismo ni se puede dejar lo propio en manos de otros. El principal enemigo es uno mismo cuando se comienza a desear a un hombre fuerte y grande que haga lo que por irresponsabilidad dejamos de hacer. Ese hombre fuerte y grande somos cada quien cuando no hemos sido diluidos en masas líquidas sin forma. Si lo permitimos no comencemos a repartir las culpas en la búsqueda de chivos expiatorios y enemigos exteriores.
Hay conflictos que debemos enfrentar y momentos muy difíciles que también pasarán, es el precio a pagar por tanto desacierto e irresponsabilidad. Tenemos que prepararnos para las embestidas que ese animal salvaje nos tiene preparadas. No verá impasible y tranquilo como nos organizamos para sacarlo del poder. Ya se comienzan a oír los bufidos y a sentir algunos zarpazos. Esa osadía tendrá su precio y tenemos que pagarlo sin saber si tendremos éxito. Mientras tanto creo que al fin nos encontramos en el camino correcto, aunque, por supuesto, con multitudes de escollos. Nadie nos dijo que sería fácil, no hay batallas fáciles con ningún dictador, poseen las armas y el poder para tratar de doblegarnos. Manejan a su antojo y sin piedad dos medios muy poderosos y eficientes como son el hambre y el miedo.
No sólo son las elecciones y la organización de las primarias. También están los gremios en la calle protestando y exigiendo sus derechos. Es un momento movido y por ello mismo de alto riesgo. Pero es nuestro movimiento libre y racional que requiere la competencia de sujetos capaces y creativos vinculados. María Zambrano tiene un pasaje muy acertado que habla de la vinculación indisoluble que siempre tenemos con otros para defender lo nuestro “De la soledad, de la angustia, no se sale de la existencia en un acto solitario, sino a la inversa, de la comunidad en que estoy sumergido salgo a mi realidad a través de alguien en quien me veo, en quien siento mi ser. Toda existencia es recibida. Amor y envidia son las pasiones del espejo, las pasiones de ese 'estadio del espejo' en el que recibo juntamente lo que me autonomiza, lo que me acompaña y lo que me tortura."
Castoriadis también nos invitó a ser los artesanos de nuestra sociedad “Se trata de mostrar a la gente que sólo ellos tienen una respuesta posible, que sólo ellos pueden inventarla, que todas las posibilidades y capacidades de organización de la sociedad se encuentran en ellos mismos. Se trata de mostrar el cúmulo de absurdos y falacias sobre las que se apoyan todas las justificaciones del sistema actual y de todo sistema jerárquico-burocrático. Se trata de destruir la idea de que el sistema es todopoderoso y omnisciente, y la tenaz ilusión de que los que gobiernan 'saben' y 'son capaces', cuando en realidad se demuestra cotidianamente su imbecilidad orgánica, lo que llamé hace mucho, imbecilidad de función”.
Con nuestros pensamientos y nuestras acciones, construyendo nuestro mundo volveremos a ser sujetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario