Fernando Botero |
Según un estudio de Transparencia Venezuela del 2020 Venezuela es el país con mayor índice de Percepción de corrupción en América y el Caribe, y ocupó el quinto lugar en el mundo. No podía ser de otra manera, poseemos todos los factores indispensables para que la corrupción campee a sus anchas. Una democracia derrotada, un sistema de justicia inexistente, una educación expoliada y los valores humanos despreciado como lo es la vida misma. Nada es controlable porque las instituciones son inoperantes, persisten unas pocas que solo mantienen las apariencias. Se viene a Venezuela a robar como tantas denuncias lo están sacando a la luz con pruebas. Lo que sospechábamos ya es certeza.
No podían quedar al margen los protagonistas de las últimas odiseas, no del espacio, sino de esta maltratada tierra. Los chicos del fracaso, los que pasaron de ser unos héroes a convertirse en bandidos desenfundaron sus cada vez mas grotescas armas. Llueve de este modo vergonzosas actitudes tratando de asirse a alguna roca firme que no les queme las manos. Espero que a estas alturas no puedan volver a hacerse de un nuevo disfraz. Creo que ya agotaron sus hazañas y el público no compra esas entradas.
Habermas habla de un marco internacional de tensión por lo complejo de la problemática. Las destrezas para el desfalco con la nueva tecnología y un capital que se ha vuelto electrónico están superando toda medida de control. Savater afirma que esta es la gran problemática más que la corrupción en sí.
El ser humano sin trabajo y amenazado con una hambruna quiere por cualquier medio proporcionarse alguna seguridad de supervivencia. Un círculo vicioso, un ser inseguro y con miedo no es proclive a defender la democracia ni a comportarse como un demócrata. Mientras menos democracia, menos justicia y mayor corrupción de todo orden. Se llama un proceso de corrupción a un cuerpo que se descompone al no tener vida, el cual acostumbramos a esconder de la vista humana por ser una imagen que no soporta nuestra psique. De la muerte no hay representación inconsciente. Por algo utilizamos la misma palabra para referirnos a la corrupción en una sociedad que apunta a un cuerpo social en descomposición. Igual su visión y olor nos resulta repugnante. La corrupción desnaturaliza toda relación y las organizaciones muy jerarquizadas son más propensas a ella.
Aquí volteamos a vernos con seriedad en lo que se ha convertido la vida de cada uno y la necesidad de hacer una verdadera política, a enseriarnos con nuestras obligaciones y derechos como ciudadanos o terminaremos todos perdiendo la brújula de la existencia y del buen pensar. Eso que llamamos “los políticos” deben ser de inmediato borrados de nuestra historia para poder continuar el camino. Debemos también entender que la responsabilidad política la tenemos todos. “La vida no se divide entre los ciudadanos y los políticos, ni los políticos son una secta que ha llegado en un platillo volador para fastidiarnos la vida a los demás. Los políticos somos todos y no tomar en cuenta esa dimensión es un error que trae graves consecuencias, como estamos viendo” Si eso lo está viendo Savater en España saquen ustedes el cálculo de lo que estamos viendo aquí.
No debemos restarle importancia a estas denuncias, nos están hablando de la descomposición a la que hemos llegado. Luchar para que cese la impunidad, no se puede tolerar y mucho menos justificar. No tendremos un país pacificado hasta que no veamos a la justicia operar.
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