Vista de Marte |
La Ciencia y la tecnología se empeñan en poner fin a las ilusiones que la gente en general alberga. Están estrechando los límites de la imaginación y de los cuentos que por impresionantes y hasta aterradores los niños se empeñan en oír incansablemente. Inventaron la luz eléctrica y prácticamente acabaron con los fantasmas que eran habitués de nuestro entorno. Llegaron a la luna y algunos quedaron tan lunáticos que aun sostienen que eso observado en las pantallas de la televisión fue todo un engaño. Ahora no se les ocurrió nada mejor que mandar un robot, con nombre y todo “Perseverance”, a Marte para que nos enviara fotografías de sus paisajes. Para tal odisea en el espacio tuvo que viajar siete largos meses y nosotros cómodamente sentados observamos un planeta vacío muy parecido a como está quedando nuestra tierra. Quedará siempre la pregunta sobre si será que esos enanitos verdes arrasaron con todo como lo estamos haciendo tan bien nosotros.
Existen sectas cuyos integrantes tienen años sentados en la cima de una montaña esperando que un platillo volador los venga a buscar. Han visto de todo e incluso fotografiado objetos luminosos volando con trayectorias que son irrealizables por nuestras rudimentarias naves. Danzan en el cielo como luciérnagas y se ha determinado que no se trata de ningún animal perteneciente a nuestro reino ni tampoco de ningún dron rebelde e insurrecto. Las personas que los han visto no pueden reponerse mas nunca de un ensimismamiento embelesado que los transporta fuera de los limites de la aburrida racionalidad con la que la Ciencia pretende limitarnos. Quiero que sepan que está hoy comprobado que el ser humano puede entregar su libertad corporal con cierta facilidad, pero la de su imaginación es inaprensible porque vuela a tal velocidad que es imposible alcanzarla. No se les ocurra concluir que no hay vida en Marte porque nosotros encontraremos coartadas lógicas para desmentir semejante opacidad y continuar esperando a los queridos visitantes verdes.
Ya tenemos suficientes angustias que hemos multiplicado y expandido por el mundo como las epidemias para venir a agregar la insoportable soledad del hombre. ¿Solos en este basto, inmenso e inexplorado Universo? Sencillamente impensable. Si por casualidad existiera alguna organización o persona capaz de hacer semejante sentencia será aplastada con los perfeccionados argumentos conspiranoicos que han demostrado tener más capacidad tranquilizadora que los psicofármacos. Es un evento complejo y angustiante esta osadía que fue planificada por la NASA; el verdadero creyente, ese que fue alcanzado por una verdadera fe sabrá que esas herejías solo son producto de demonios culpables de todos los males. No vayan a recoger sus esterillas a estas alturas y unirse a una civilización cada vez mas incivil. Sigan con sus implementos muy atentos retratando cada objeto brillante haciendo zigzag en el cielo, escriban largos e interesantes cuentos que otros leeremos maravillados. Se seguirán filmando escenas dando paso y abrazando a los extravagantes seres que imaginamos cordiales y bonachones. Ahora eso sí, si les descubrimos alguna mala maña parecida a las que acostumbramos ejercer por esto paisajes tendrán que recoger sus macundales y largarse para siempre.
A estas alturas no podemos predecir que resultará de esta expedición, pero no es para nada muy loco pensar que en esa nave se coló una bacteria, un virus, hongos, microbios o cualquier protozoo que decida quedarse en ese desierto y dentro de millones de años de evolución veamos dinosauros. Seremos nosotros los nuevos dioses para esos habitantes, el origen de todo origen. Se cumplirá lo que Yuval Noah Harari señaló como nuestro deseo, de hombres a dioses. Vamos seres humanos nos acercamos al cumplimiento de nuestro deseo que parecía una Utopía. El fin de una Utopía y el comienzo de una Distopía se acerca. Como ya no estaremos los de ahora esos humanos mitad marrones y mitad verdes tendrán un mundo muy distinto a este conocido y quizás mas divertido, no lo sé ni lo sabremos. Mientras tanto expandamos nuestro limitado y aburrido mundo con nuevos cuentos que nos contaremos.