Rafael Olbinski |
En su libro “Contra el fascismo” Umberto Eco exhorta a estar
pendientes de las señales del fascismo. Considera Eco que es un tipo de
pensamiento que acecha al mundo constantemente y de fácil penetración en
procesos sociales en los cuales se observan características fanáticas. Describe
dichas características en 14 puntos que parecieran estar describiendo el
talante actual del venezolano. Sobrecoge y asusta vernos en tales peligros que
pudieran ser peores del que nos oprime. Quiero destacar solo uno se ellos
porque quizás es el que más me tiene inquieta y preocupada. “Neolengua. Todos
los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una
sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los instrumentos para el
razonamiento complejo y crítico. Pero debemos estar preparados para identificar
otras formas de neolengua, incluso cuando adoptan la forma inocente de un
popular reality-show”.
Es muy preocupante observar como se ha degradado el nivel de
argumentación y debate. Todo pareciera plano, sorteamos nuestras angustias y
maltratos con palabras soeces, rechazo visceral o discursos altisonantes
llamados a mover emociones pero no propicios para la reflexión. No hay ideas,
solo invitaciones a una acción sin finalidad y estrategia. Por supuesto no
hablo a los que se apoderaron del poder con pretensiones abiertas y claras de un
totalitarismo. Sabemos que mienten, sabemos que implantan leyes sin una moral
que las sustenten, sabemos que no obedecen a una constitución acordada, sabemos
cómo reprimen y matan impunemente, sabemos que roban y destruyen. A ellos los
conocemos y adversamos. Por ello luchamos y padecemos. La vida se nos complicó
enormemente y nos vemos obligados a rescatar lo nuestro. Pero aquí está el
problema en el cómo y lo que estamos haciendo. El problema que preocupa es
precisamente la oposición.
Acciones más o menos épicas que terminan en tragedias,
agotamientos y desencantos. Pero ideas a debatir, pensamientos originales,
razonamientos estructurados que conduzcan las acciones, no hay. Nada en lo que
uno pueda detenerse y decirse “vaya qué interesante, no lo había pensado o
visto así”. Esta consecuencia del constante asedio a la cultura se percibe con
todo sus efectos desbastadores y ha mantenido a la oposición repitiendo el
mismo libreto desde hace años. Otra característica señalada por Umberto Eco del
eterno fascismo o el Ur-fascismo como lo
denominó. “Culto de la acción por la acción. Pensar es una forma de castración.
Por eso la cultura es sospechosa en la medida en que se la identifica con
actitudes críticas. (Es decir: mirar con sospecha todo acto de no acción, el
rechazo a la teoría, en algún punto)”.
Permanecen sectores culturales y pensadores de alta valía en
nuestro medio, no se han ido y perseveran en sus pensamientos críticos y
exposición de razonamientos y saberes con sus escritos semanalmente o
actividades públicas. El aporte que le están dando al país es enorme pero
parecieran no llegar a las clases dirigentes, los cuales dan la impresión que
no se detienen, no piensan y no observan asesoramientos. Llenos de
imprudencias, de juegos adelantados, y de enormes errores siguen impávidos sus
caminos interminables y se van desgastando para abrir nuevos boquetes anímicos
a ciudadanos desesperados. No lo ven o así parece.
Acostumbrados a formarnos nuestros propios pensamientos de lo
que vamos recogiendo de la realidad, lo hacemos. Hay diferencias como debe
haberlo, pero de la realidad solo podemos recoger confusión, desorden, falta
absoluta de lógica, vacío, muy poco sobre lo cual reflexionar con criterio y
altura conceptual. Nos encerramos en los libros en la medida que podemos porque
la intranquilidad y angustia no ayudan. Nos perdemos en fantasías o en
hipótesis que justifiquen tanto desatino. Abundan las fakenews que refuerzan
las ideas de movimientos oscuros y otros simplemente creen en milagros y rezan.
A veces me digo no será que así sin entender nada puedo quedar sorprendida un día
de madrugada. Total nosotros no hemos sido nunca ni muy racionales ni
ordenados, y de tanto disparate sostenido de repente nos acompañe un golpe de
suerte. Eso sí sin estar preparados para emprender un camino razonablemente
político, otro golpe de mala suerte lo puede revertir. Lo hemos visto.
Hay personas formadas con pensamientos propios y libres que
son los más peligrosos para estos regímenes, son los verdaderos subversivos
pero no están precisamente dentro de las filas de nuestros políticos, en otros
tiempos los tuvimos y nos condujeron a la democracia. Tenemos políticos no
formados, reactivos, propensos a la acción pero sin ideas y reflexión y ello a mí
me explica esta “compulsión a la repetición” y tanto error sostenido sin
enmienda. En el mundo público hay un uso elemental del lenguaje sobre el que no
se puede cimentar un pensamiento complejo y crítico, indispensable para la
política. Savater invita a elegir la
política como un paso personal que cada uno podemos dar para juntos buscar lo
mejor de lo posible frente a tanta fatalidad. Mientras no se entienda que de
tanto improvisar quedamos sin pensamientos y sometidos, no podremos alcanzar la
libertad que anhelamos.
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