Es muy doloroso ver como se nos va apagando el país poco a
poco. Con cada uno de los establecimientos, íconos de nuestros encuentros,
decimos adiós a hermosos recuerdos. Restaurantes que hicieron historia y que
albergaron nuestras alegrías y amores con sus acogedores ambientes y sus platos
típicos. Caracas tenía reconocida fama de buena gastronomía y variedad en sus
ofertas para todos los gustos. Se podía degustar cualquier sabor elaborado por
reconocidos chefs de todas partes del mundo. Nada que envidiarle a cualquier
gran ciudad del mundo. Si se quería comer bien y variado bastaba con venir a
Caracas en donde se podía disfrutar de una vida nocturna mágica. Cualquier día
estaban llenos de gente conversando y disfrutando de copas de vino y el
infaltable whisky. Alegrías y bulla porque hablamos alto y reímos a carcajadas
provocando un ambiente lleno de vida y futuro. Estábamos contentos y lo
festejábamos.
Tuve la oportunidad de ir a varios restaurantes en estos
días, impresiona lo vacíos que se encuentran y como han decaído en la
preparación de sus platos. Todavía se puede apreciar el buen trato en la
atención aunque sin la escuela propia del buen servir una mesa, improvisados
jóvenes con buena disposición. No es posible que se mantengan por mucho tiempo
abiertos, así que irán cerrando poco a poco. El desempleo es enorme y se
acrecienta. Venezuela se apaga.
Las librerías también comienzan a decirnos adiós. Esa
costumbre de estar investigando, ver una referencia que interesa y salir a buscar
un libro con la seguridad de encontrarlo se acabó. No es posible importar
porque los precios son impagables para los que ganamos en bolívares y contamos
con escasos recursos para medio comer. Ahora solo hablamos de cuánto cuesta el
huevo o el arroz y como ingeniárselas para tener efectivo. Nuestras
preocupaciones se redujeron a la dura lucha por la sobrevivencia. Las angustias
son de tal magnitud que se dificulta el contacto con otras personas, nadie está
“normal”. Me decía una vecina, profesional, que se había descubierto que la
tierra es plana. Al principio creí que bromeaba pero cuando se explayó en su
demostración un frío me recorrió la espalda. Quedé callada y contesté “que
interesante” con ganas de trancarme en mi casa con llave.
En un muy interesante hilo en twitter de Gustavo Zapata
refiriéndose a la alarmante cifra de suicidios que presenciamos en nuestro
país, hacia hincapié en la importancia de restaurar los lazos sociales y
reencontrarse con la solidaridad, la tolerancia y la empatía. Totalmente
acertado, sería lo ideal pero no es lo que pasa. Sin desconocer las múltiples
asociaciones y esfuerzos personales admirables que existen para dar apoyo y
ayuda a los más necesitados y vulnerables de la población, el trato amistoso y
de intercambio diario está trabado, porque cada quien está hablando desde sus
particulares fantasmas. Si soy una persona religiosa estoy todo el tiempo
rezando, si tiendo a ser mandona ando impartiendo órdenes, si tiendo al chisme
y a meter las narices donde no me han llamado ando indagando y preguntando. Si
mi flanco débil es sentirme menospreciada todo signo es interpretado como de
desprecio. Todo acentuado, exagerado, sin disimulo y sin adornos. De allí que
el aislamiento es una defensa para los que contamos con la suerte de
aguantarnos en soledad.
Fui a una reunión de condominio porque está alborotado el
tema del nuevo sueldo del conserje. Afortunadamente no hubo desacuerdos en
aprobar las nuevas reglas de este juego macabro al que tenemos que ceder. Hay
que pagar lo ordenado. Pero quedé alterada con el autoritarismo de la
presidenta, hasta ese momento, del condominio. Muchas personas se alteraron por
su arbitrariedad y ella seguía argumentando y mandando. Bueno ahora quiere
acercarse a mí y con una simpatía “actuada” me pidió la invitara a mi casa a
tomarse unos tragos y conversar. Vivo asomada a la puerta aterrada de verla
cerca porque de algo estoy segura a mi casa no entra. El que no haya vivido en
una guerra no puede imaginarse los demonios que se desatan. Yo me espanté cuando
ganó Chávez en el 98, ese día mi mamá me dio el único Lexotanil que me he
tomado en mi vida, pero si soy honesta no tenía ni idea de lo que tendríamos
que padecer.
Los seres humanos somos muy complejos y difíciles de
entender, ya decía Marcuse que solo con la hipótesis de la “pulsión de muerte”
se puede explicar el lazo inconsciente que une al oprimido con el opresor. En
el análisis que hace Freud del carácter autoritario enfatiza que la persona
dominante depende de los que dependen de él. En realidad es una relación
simbiótica que debe mantenerse inconsciente. La identificación con el
autoritarismo es muy fuerte se quiere poner al otro en la misma condición en la
que uno se siente. Subyugados, vejados, mandoneados, sometidos. A diferentes
escalas y con daños menores lo vemos por doquier. Si el que cuida un
estacionamiento era mandón, “párese aquí, así no al revés, un poquito más atrás,
eche para adelante un poquito, no así no, retroceda” hasta sacar de quicio al
más pintado, ahora encontramos lo mismo pero exacerbado. No hablemos de los
llamados al orden en los automercados. Todo el mundo es presidente pero uno
autoritario.
Estas experiencias cotidianas son muy importantes para todos
aquellos que se ofenden porque alguien les dice que algo se pierden por no estar
aquí. Además qué saludable es no vivir en esta situación, no es para guindarse
medallas de honor. Pero de algo estoy segura que el grado de tristeza, soledad
y angustia del que decidió no irse es entendible y muy respetable. Dejemos que
cada quien se defienda a su manera y tendamos puentes hasta donde podamos,
sabiendo que no se puede con todo. Hasta en la consulta psicoanalítica siempre
lo tengo presente.
P.D. Ruego a los dioses no me lean mis vecinos.
Qué real y bien escrito tu trabajo, querida Marina. Creo que el último reducto que nos queda es refugiarnos en nuestros más cercanos afectos.
ResponderEliminarY se están yendo. Esta pesadilla tendrá fin y espero que pronto. Mil gracias mi querido Alirio
EliminarVecinaaaaa. Ave Maria . Dios quiera que tus ruegos se hagan realidad porque si no va a arden troya . Muy nostalgico tu escrito
ResponderEliminarMuy bueno tu escrito y la realidad de lo que estamos viviendo, a echarle pecho no nos queda de otra a los que no nos podemos o queremos ir. Pero confío en Dios que esto va a cambiar y pronto. Saludos prima
ResponderEliminarUn ano hace de este escrito. Un ano.
ResponderEliminarSigo entre el pesimismo y la esperanza....
A respirar, mientras no lo cobren...
A agradecer, que fortalece...