Que una dictadura utilice el poder para distorsionar la
dimensión ética no nos extraña en absoluto. Los principios coercitivos
disfrazados de bondad solo sirven para justificar toda clase de tropelías.
Grandes e intocables jueces que sentencian como se debe vivir y utilizan la
fuerza bruta para imponerlo. Desde que el mundo tiene conocimiento y
experiencia de los horrores del comunismo y el nazismo sabemos o, al menos,
debíamos saber de estas argucias opresoras y asfixiantes. Pero sí alarma los
visos moralistas que la población en general está adoptando. Los juicios sobre
las conductas de los otros no tocan las propias. Mientras se dan el lujo de
hacer y decir lo que se les antoja con el argumento de “yo soy así” les brincan
a los demás con una furia mortal. Alarma porque es tan generalizado que
pareciera que nos estamos introduciendo en un mundo ya superado de cruzadas
religiosas.
No es fácil ningún tema relacionado con la ética, es fácil
argumentar siempre lo contrario, no
tenemos fundamentación irrebatible. No soy partidaria de un relativismo donde
todo es permitido desde la conveniencia, lo que conduce a un mundo donde se
hace muy difícil la convivencia. Si creo que debe haber principios
fundamentales como son el respeto al otro y la libertad ejercida con
responsabilidad. Porque la libertad que ganamos proviene precisamente de haber
renunciado a la arbitrariedad. Estos valores son aprendidos en casa y deben ser
resguardados como esencia de nuestro ser humanos y ciudadanos. A un ser ético
no le resulta difícil aceptar y acatar las normas que impone toda organización
social, tarea de la política. Solo vale la argumentación desde la lógica
discursiva. Se entiende que a cualquiera nos gusten ciertas conductas que
consideramos “dignas” pero de allí a pedir héroes a diestra y siniestra, héroes
masivos que se inmolen en nombre de principios es como demasiado.
A veces me asalta la idea que si los juicios que emitimos con
tanta vehemencia estuvieran en manos armadas ya esta población hubiera
desaparecido. Es precisamente lo que hace el poder autoritario, que porque
tiene un poder sustentado con armas puede masacrarnos en la calle, matarnos de
hambre o bloquear la libre circulación de ideas. Si ahora se dieron a la tarea
de bloquear a los que escribimos es porque reconocen que las ideas que los
contraargumentan son también muy poderosas. Así que de alguna forma seguiremos.
La ética no es coactiva no impone castigos legales solo ayuda a la justa
aplicación de la legalidad. Pero ya vemos cómo funciona la legalidad en
dictadura, simplemente desaparece pero, eso sí, se conserva el discurso pseudoético
de “por tu bien” a porrazo limpio tienes que aprender como hacen los padres que
conforman psicópatas. La educación impuesta con métodos de tortura. Los
Derechos Humanos es un papel arrojado al cesto de la basura. Los seres justo
siempre esperamos y trabajamos para que la justicia se imponga.
Alarma que nos convirtamos en esbirros de los otros y
comencemos a meter las narices en cómo viven y en cómo ceden en esta dura lucha
por la sobrevivencia. Eso de andar por el mundo exhibiendo con desfachatez
valentía es una postura que suena a farsa. Claro si no tengo necesidades
apremiantes, como es el hambre, le puedo gritar un “NO” a métodos coercitivos.
Pero si no es el caso solo un poco de sensibilidad nos guía, si no para aprobar
al menos para comprender y sentir piedad. La rigidez superyoica hace sufrir enormemente,
el superyó es muy cruel y mortífero con su imposición de goce. Enfrentamos
constantemente situaciones dudosas que debemos decidir libremente sin dañar a
otros. Reconozco solo dos mandamientos que no me gustan sean trasgredidos el
“no matarás” y el “no robarás” sin embargo hay situaciones extremas que si bien
no justificamos nos detienen a pensar. No quisiera verme nunca en esas
circunstancias porque sé que de allí en adelante seré una desconocida para mí
misma. Son situaciones límites que nos matan de alguna forma.
La relación de la
política y la ética mantendrán siempre sus tensiones pero no pueden o no deben
estar totalmente desligadas. La tendencia mundial a ir dejando la conducción de
las Naciones en manos de una globalización regida por los intereses económicos
no nos están enrumbando por buen camino. Si me permites meter la mano en tus
arcas seré tu aliado hasta que los lingotes de oro nos separen, dado el saqueo
se acaba toda promesa de felicidad compartida. Es simple y a la vez muy
complicado. Apuesto por un mundo que vuelva a tomar los principios como
sustento de la política tal como lo entendieron los griegos. Pero soñar no
cuesta nada porque ese es un mundo cada vez más lejano. Mientras los poderosos
andan a sus anchas haciendo fechorías los ciudadanos andamos a la caza de un
desliz de alguno de los nuestros para caerle a batazos. No me gustan los videos
de actrices dando las gracias al SAIME que tiene secuestrados a la mayoría. Me
duele tal conducta de la hija del tío Simon, pero el malestar o bienestar por
tal conducta solo recae sobre su autora. No me gustan las largas colas para
sacarse el carnet de la patria. Pero sé que en esas filas hay gente muy disímil.
Sinvergüenzas y gente muy necesitada.
Así que no debemos olvidar que hay un mundo real distinto al
mundo formal, su fractura marca la dificultad en la consolidación de una
verdadera democracia. Alejandro Serrano Caldera considera esta fractura como un
hecho deliberado, una tendencia política por no cumplir las normas acordadas.
Una cosa es lo que se dice y se firma y otra lo que se hace. Los hechos reales
deben conducir las teorías que se esgrimen y argumentan y no al revés. Lo demás
es dogmatismo, adoctrinamiento, rigidez superyoica, camisas de fuerzas
limitantes. Esta afirmación de Javier Marías ilustra inmejorablemente el
peligroso mal que estamos padeciendo “Que demasiadas personas renunciarían a
razonar y a argumentar, y relegarían la verdad a un segundo o tercer planos, en
favor de sus creencias, supersticiones e irreales deseos. Ninguno preveíamos,
en suma, que en tantos aspectos el siglo XXI sería tan reaccionario y medievalizaste.
Ojalá tome otra senda, para que el periodo 2039-2045 no se asemeje en nada al
de cien años antes”
Marina: Estamos remando juntos hacia la misma dirección. ¡Un abrazo largo!
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