También ese lado oscuro pertenece a nuestro país. Son
venezolanos los que se prestan para torturar, para matar, para mortificar a
toda una nación y los que están prestos para dar zarpazos nocturnos y obedecer
a las leyes más oscuras de la maldad. Son grupos minoritarios pero estando
fuera de la ley y en contra de la vida causan mucho daño, infunden pánico y se
esfuerzan por parecer invulnerables. El lado más oscuro de la tiranía sin el
cual no habrían llegado tan lejos como han llegado. Se entiende el cuidado con el
que se ha actuado en su combate porque el que está inscrito en la ley no puede
transgredirla sin perderse, sin terminar siendo uno más de los que combate. Esos
asesinos también están acabando con sus vidas pero no les importa ya la cercenaron
al apostar por una pasión mortífera, son suicidas. El que apostó por la vida es
más cuidadoso en el arte de arribar a la justicia, a la bondad y a la belleza.
Las formas también deben ser prácticas poéticas. Nuestras formas son el
contraste y deben ser cuidadas como se cuida un momento frágil.
Ya se han destapado muchas escenas de horror, repugnantes.
Vivimos con la certeza que lo impensable pueda estar en este momento
sucediendo. Ya nada es imposible y cuando nos explota en la cara tanta miseria
humana uno se queda petrificado de espanto, se tarda un tiempo en poder volver
a retomar los hilos templados que se requieren para seguir avanzando. Hay que
volver a revestir el horror y hasta preferiríamos no saber, la inocencia
siempre paga un alto costo. Como lo recuerda Jacques Allan Miller el saber en
cierta forma inhibe la acción pero el no saber nos expone a caer de lo alto, a
no ir descendiendo a esos sótanos del terror paulatinamente y al final darnos
un tropezón con el espanto. Lo que se pone de manifiesto ya no es el juego de
la inocencia sino la suerte del país. Caímos en lo peor y de allí estamos
saliendo y hay que hacerlo con arte, con el cuidado que requieren las causas
nobles. No es de cualquier forma, es de la forma correcta sin perder la esencia
de la democracia y la libertad. En las calles del país se representan las
escenas de amor, pero está el odio desplegado para hacerlo pedazos. Las escenas
desplegadas de las milicias inconstitucionales que pretenden armar, es manifestación
de un deseo de muerte. La vida y la muerte en sus batallas que siempre se han
librado en nuestros inconscientes.
El odio no nos es ajeno, siempre lo albergamos en nuestras
almas, es una pasión humana y hace su aparición de forma desbordada cuando es
atizado. Es natural que sintamos odio por quienes han causado tanto sufrimiento.
De por si no es censurable e incluso necesario para impulsar acciones y no
quedar paralizados. Pero no son las pasiones desbordadas precisamente las que
guían por un acertado camino, no es la furia la que nos conduce acertadamente
en la realización de la buena vida, termina por destruir las metas que queremos
alcanzar. La paciencia de la oposición venezolana ha desesperado a muchos
sectores, pero si somos justos tendremos que admitir que por no habernos salido
de las normas democráticas es que hoy tenemos muchas ventajas. Nos hemos ganado
el respeto de la opinión internacional, nos hemos ganado el respeto del mundo
civilizado y estamos en mejor posición para construir sobre buenas bases este
país que nos destruyeron. Lo estamos logrando, no nos dejemos arrastrar por las
voces que nos llaman a dividirnos o lo que es peor a matarnos. No es
precisamente el odio y la desconfianza los que logran hacer lazos sociales
tampoco lo es el malestar.
Lo peor que nos están dejando estos bárbaros son esos
círculos armados con órdenes de matar, son los esbirros que torturan y matan a
nuestra gente, es el desprecio por la vida que han demostrado. Son ellos los
llenos de odio y resentimiento que los terminará destruyendo, se matarán entre
ellos. Si de algo nos hemos cuidado es de pisar esos terrenos. Están provocando
un desliz porque como recuerda Miguel Bassols “el odio es también uno de los
vínculos más fuertes que el sujeto puede mantener con el otro y con sus
objetos” Freud lo señaló como más primitivo que el amor puesto que nace del
rechazo al mundo exterior, causa de dolor y sufrimiento. Somos vulnerables en
nuestras emociones y generalmente no sabemos que pertenece al exterior y que es
lo propio, si caemos en la trampa de excusarnos en la victimización no podremos
construir un país amable ni podremos tener acceso a la unión entre nosotros; la
más invencible fortaleza como la estamos presenciando en los espacios públicos.
Somos muy vulnerables en este momento porque hay muchas heridas abiertas,
porque hemos sido cruelmente maltratados.
Estos círculos de odio son también síntomas de nuestra
sociedad, no son extraños que nos invadieron. Ahora sí, deben ser excluidos de
la sociedad por su profundo rechazo a las normas esenciales de convivencia,
porque son tumores que deben ser extirpados para que no hagan metástasis, las
células malignas deben ser eliminadas de nuestro cuerpo social. La cirugía y la
política son ciencias y son artes. No es de cualquier manera que preservamos la
vida, es de una manera bella, es a través de un buen hacer. El arte es lo
propiamente humano, es el gran reconocimiento que le hacemos a la vida y en
este momento lo bello de las buenas formas se están esculpiendo, hacia allá
vamos.
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