Fernando de Szyszlo hace una declaración a la que habría que
prestar atención “Ahora ya no combatimos a Stalin sino a la banalidad en la que
vivimos” Al hacer esta aseveración se refiere principalmente al arte y a los
vínculos que los seres humanos establecen entre sí. El amor y el sexo se han
banalizado, vulgarizado, desprestigiado y como resultado el arte se ha vuelto
también banal. Los sociólogos, escritores, filósofos de nuestra época coinciden
en el mismo diagnóstico, es así como en general pronuncian una grave
advertencia, no hay ideas, razonamientos relevantes, formación de ciudadanos
conscientes para poder ejercer la democracia. Masas dominadas por el
espectáculo y la propaganda advierte Andrés Sorel. Es el mundo líquido de
Zygmunt Bauman. En este escenario de poblaciones adormecidas avanza, sin
contratiempo, un nuevo fascismo sin que nada pareciera detenerlo. No importan
los sedimentos para una vida digna, la libertad, el respeto, la
responsabilidad; solo el impacto de la imagen, el cuerpo perfecto, el escenario
de prestigio están constantemente invadiendo el pensamiento de seres apurados
que no quieren ver o no les importa, lo que tienen a su lado. La cultura
desplazada por el espectáculo (Saramago)
Si las experiencias no dejan huellas en la vida de nada
sirven, no se conservan en la memoria, no transforman, no hay reflexión sobre
ellas, es igual a que no haya pasado nada. Es lo que Walter Benjamín denominó
“la crisis de la experiencia” Es por
ello que el contar es importante porque supone una reflexión sobre lo que ha
sucedido. “Cuéntame que hiciste ayer” “nada” es la respuesta inmediata si no se
han realizado actividades fuera de la rutina, de lo casero, lo sencillo. Solo
catalogamos como digno de relatar lo extraordinario, los grandes
acontecimientos. De allí la queja generalizada que se oye por las calles “aquí
no pasa nada” de allí el tedio que nos embarga, el cansancio por habernos
detenido solo a esperar que un solo acontecimiento suceda, es lo único que
queremos y no importa cómo, eso sí que sea Ya. Mientras tanto los actores se
desplazan por el mundo y el país con sus cámaras y equipos de video, grabando
todo, posando. Como muy bien advierte Víctor Krebs perdemos ese contacto
personal con la experiencia y con los otros seres con quienes tropezamos. Es
este el verdadero significado de lo banal, que no nos toque lo más cercano.
Cuéntame que hiciste ayer… esas interacciones con los de casa
es lo importante porque desde allí se desprende lo demás. Estar sumergidos en
esos actos sencillos, prestarle la veneración que requiere acostar a un hijo,
jugar, reír, cocinar, cantar, bailar, mirar la televisión, arreglar el jardín.
Leer, escribir…. El mayor sufrimiento que padecemos es como esas costumbres nos
fueron arrebatadas, la tranquilidad y el descanso alterado. En esas intimidades encerradas en casa está
sucediendo lo importante, las neveras vacías, los niños abandonados, los
ancianos desasistidos y deprimidos. Las cuentas que no cuadran, las angustias
calladas. Cuando esa intimidad es alterada, cuando nos despertamos con un
cansancio y dolor en el alma, cuando tenemos que emprender una rutina que no
interesa, cuando no se siente amor y el sexo es desapasionado, es allí cuando
el infierno nos abraza. Así que quiero que me cuentes que hiciste ayer, para
que te detengas a reflexionar sobre esos pequeños y grandes actos. En la
batalla por la sobrevivencia está lo importante. En tus pequeñas rebeldías a
las que no haces publicidad.
En esa sencilla reunión con los amigos donde la disposición
es a pasarla bien, a contar recuerdos, a interesarse por los demás, acontece el
milagro que puede llenar los días, evoca sonrisas durante un tiempo, despierta
la ternura por la buena disposición y la generosidad. Solo por ello podemos
estar agradecidos de tener a esos seres en nuestras vidas. Claude Javeau prestó
atención a este aspecto de la vida tan fundamental y lo catalogó de la
auténtica sociabilidad, la conquista incesante del presente. Los actos
concretos en ambientes concretos. Lo que hiciste ayer no es banal, no tiene por
qué ser rutinario ni aburrido si eres capaz de observar los pequeños
resultados, la alegría de los que se sientan a tomarse una copa contigo al
final del día. Las sábanas limpias, el olor del perfume, la cocina recogida. Lo
sagrado que nos mantiene día a día. Cuando esto es tocado por los intrusos
autoritarios es cuando una sociedad está herida de muerte y al asesino, quien
también tiene la necesidad de refugiarse en una casa, no lo espera la
amabilidad porque allí si transcurre la verdadera banalidad. La banalidad del
mal (Arendt) Los que provocaron esta anomalía y acabaron con nuestra sociedad.
En lo que hiciste ayer está la generadora de las
significaciones, de allí surge el arte, los relatos, las novelas, el cine y la
pintura. En lo cotidiano está el lugar de la creación. El desorden y la maldad
contaminaron la cotidianidad “como la mentira recorre toda verdad, la
inmoralidad toda ética y el mito toda ciencia” (Javeau) Falta una dimensión a
nuestra vida actual al quedarnos esperando un solo acontecimiento, descuidamos
lo que hicimos ayer y así pasan nuestros días en el sufrimiento por las
banalidades de los autores de hechos despiadados que se hicieron espectáculos e
invadieron nuestros hogares. Cuidemos nuestros deseos y nuestros miedos en una
casa que no pierda la estética del verdadero encuentro. Así que cuéntame que
hiciste ayer a mí me interesa.
Gracias Marina...necesito recuperar mis actos diarios y cotidianos , volver a verlos y sentirlos como lo que son: el centro de mi vida, lo que me genera felicidad y me acerca a mi verdadero ser y a los que amo. Lo demás es solo espectáculo.
ResponderEliminarGracias por ponerlo en palabras que me tocaron el alma
Como no sale tu nombre no se quien eres, lástima. Muy agradecida por tan amable comentario. Abrazo
ResponderEliminarUNA VERDAD IRREFUTABLE. PERDIMOS LA CONCIENCIA DE NOSOTROS MISMO
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