25 de septiembre de 2024

El proyecto de constituir seres superfluos

 

Mordillo


No deja de sorprender la facilidad y la ligereza que se tiene para interpretar y aceptar hechos importantes que complican nuestra lucha en contra de la tiranía. No se habla porque de un lado amenazan y del otro se pide prudencia y espera. Siempre esperando que algo inesperado suceda y mientras tanto los tornados que nos arrastran y arrasan son observados a la distancia. A lo que verdaderamente se teme es a hablarse claro y que se caigan las cortinas benevolentes con las que tapamos el horror.  El aislamiento, la soledad, el desarraigo son males que contribuyen con el gran proyecto de los totalitarismos, el lograr que predominen los seres superfluos.

Superfluo es prestarse a un lugar tan delicado y peligroso sin tomar en cuenta los riesgos y minorizarlos. No lo esperaba de esta manera y no puedo dejar pasar como si nada el engaño al que fuimos llevado. No es una sorpresa las tácticas de terror que utilizan los artífices opresores y cuando hablamos de terror nos referimos a algo mucho más profundo que la infusión del miedo como forma de control, es una forma de acción política, es la verdadera esencia del totalitarismo, como enfatizó Hannah Arendt. Se persigue la dominación total y para ello ahora arremeten con nuestra identidad jurídica.

Tienen capacidad de destrucción que no se agota en la mera ambición de poder y ni siquiera en proyectos personales. No se explica tanta maldad por causas utilitarias. Es una agresividad que trasciende las explicaciones racionales y que no se apacigua con conversaciones y con posturas bonachonas. No hay acuerdos posibles que nos aseguren el cumplimiento en las reglas de juego. No hay normas, no hay palabra, no puede haber entendimientos ni negociaciones entre seres humanos cuyo proyecto es despojar al otro de cualquier condición humana. Todo puede ser destruido, una creencia propiamente moderna que encierra el goce de omnipotencia. Es jugar a dioses desbastadores. En el fondo se tiene conocimiento de este infierno, pero se niega, se suaviza, se crean ilusiones basadas en la fuerza contraria, en dioses de la bondad. Artificialmente se plantea el forcejeo de titanes.

Estamos en el pleno desangre de la persona jurídica, es decir nos despojan de nuestra condición de ciudadanos, de la posibilidad de ser protegidos por un Estado. Una vez logrado pasaremos a ser seres superfluos entregados a la esclavitud del trabajo mal remunerado, pero ya no seremos ciudadanos. Esa es la última carta que nos estamos jugando mientras se nos distrae con movimientos de reconocimientos extranjeros. A un pie nuevamente de la aventura y la dependencia de políticas ajenas. A un pie nuevamente de la entrega y la dependencia. A un pie de la soledad. Lo que resulta destruido con la soledad es la identidad ¿qué país seremos?

Es un desarraigo que Arendt explica como no tener en el mundo un lugar reconocido y garantizado, el que ha sido hasta ahora nuestro mundo, el democrático, el occidental. Seremos parte de un engranaje totalitario con idiomas y costumbres desconocidas, ajenas e incompresibles. ¿Seremos? No lo sé, todavía espero ese acontecimiento inesperado con mi derecho bien ganado a ser superflua.

 

 

18 de septiembre de 2024

Actitud básica

 

Anna Silivonchik


Si logramos organizar estrategias sólidas y sostenida para una resistencia civil estaremos mas cercanos de alcanzar nuestra meta, que no es otra que la de alcanzar nuestra libertad. La tiranía ha sido muy larga y por momentos nos parece invencible, pero no es así, terminará cayendo vencida. Las estrategias para conservar el poder a toda costa descansan en soportes cada vez más ajenos a la realidad, a la lógica y a la verdad, dejan de convencer, por lo que no se suman más militantes y los que están encerrados en sus sectas amenazantes comienzan a dudar y buscar vías de escape. Ese sería el momento que sin equívocos sabremos que vencimos a esta ignominia que nos maltrató por largo tiempo. Este paso sería impensable sin haber ganado las elecciones con tan gran margen, tenemos una razón sólida y mayoritaria para poder luchar.

No podemos dejar que nos gane el desánimo y que nos paralice el miedo, esas son las principales armas con las que cuentan para doblegarnos. Volver a caer en una indiferencia o pasividad sería perder todo el largo y difícil terreno ganado, escenario impensable. Puede ser que esta segunda y delicada etapa sea conducida por otros dirigentes y tenemos que ser cuidadosos en que no nos desvíen las pasiones del liderazgo y nuestra tendencia mesiánica. Cooperar entre todos, vernos como aliados, confiar y respetarnos son actitudes esenciales en este delicado momento. No estemos depositando las responsabilidades en personas que creemos únicas y mucho menos en intervenciones extranjeras. De nosotros depende rematar la faena con inteligencia y determinación.

Una de las principales tareas de los líderes disidentes es el acuerdo entre si para coordinar y motivar y organizar a los grupos claves para llevar a cabo las acciones de la resistencia. En el 2002 fuimos vencidos, entre otros factores, por la falta de lealtad y la ambición de poder de los dirigentes. Espero que ya la lección esté aprendida. Ni aventuras ni traiciones serían perdonables en estos tiempos. Yo no espero que esto sea tan rápido como lo deseamos, tomará su tiempo. Lo importante es no desesperarnos ni desviarnos.

Lo que facilita la tarea de unión es que ninguno estamos exento de haber sufrido la crueldad y la corrupción. Por ello ganamos estas elecciones de forma abrumadora y gracias a una dirección inteligente y organizada pudimos demostrarlo, al punto de que ya nadie discute que somos víctimas de un fraude monumental. Pero estamos a la mitad del camino ya que como vemos no están dispuestos a reconocer su derrota y nosotros no podemos ni queremos usar la violencia. La lucha es monumental. Desobediencia contra armas. Rebelión contra fuerza bruta. Persuasión contra miedo. Nuestra flaqueza en este momento es depender de un solo liderazgo perseguido o exilado.  Me parece están haciendo esfuerzo por reestructurarse y no están revelando los nuevos movimientos que se están dando. Sacan comunicados dispersos y desconcertantes.

El secreto es necesario, pero al mismo tiempo va generando una matriz de desconfianza que es necesario evaluar y disminuir. Así que la comunicación con los aliados es fundamental y parte de la estrategia. La verdad, la lealtad y el respeto entre nosotros son actitudes básicas en este tramo del camino.

 

11 de septiembre de 2024

Resistencia

 

Hieronymus Bosch


El movimiento social y la resistencia de los ciudadanos son piezas claves en esta lucha que libramos por hacer respetar los resultados electorales. Pero en seguida surge la pregunta por el significado de resistir en este contexto. Indudablemente no solo se trata de una pasividad no violenta y el dominio de las emociones. Debemos entender que resistir son acciones menos vistosas pero eficientes. Lo primero a destacar es una posición de rechazo a una autoridad no reconocida pero que sigue contando con la fuerza para obligar, perseguir y penalizar a personas desarmadas. Son capaces de cualquier atrocidad porque actúan fuera de la ley. Pero la gran debilidad que se les podría presentar es que la mayoría de la población le negara su cooperación.

Para acciones de este tipo es necesario contar con organizaciones, partidos políticos, gremios, sindicatos y como sabemos esas organizaciones prácticamente desaparecieron en Venezuela. Contamos con agrupaciones mas o menos informales de profesionales afectados. Médicos, maestros, universidades, estudiantes y algunos partidos políticos que no han sido desacreditados. Organizaciones débiles todas ellas porque por lo que hemos visto ha sido fácil desarticularlas o penetrarlas. Líderes que se venden o personas políticamente improvisadas que solo los impulsa la rebeldía y la rabia hasta que reciben el primer “palazo”. Contamos solo, como fuerza incuestionable, la cantidad de gente de todos los sectores que fuimos contados en las elecciones.  

Todo poder es poder porque una gran mayoría se lo otorga, dejarlos de reconocer es socavar sus bases, de esta forma se les niega el apoyo básico que requieren. Si dependen de la obediencia y cooperación de la población comencemos por quitarles estas bases y dejarlos sin autoridad. Los tiempos cambiaron la dictadura arrecia y la “resistencia” actúa como que todavía es posible conciliar, con el falaz argumento de que “hay que dejar un precedente”.

El poder del gobernante depende íntimamente de la obediencia y cooperación de la población. Todo gobierno requiere de autoridad y la clave está en la disposición y en el consentimiento. Si se retira la lealtad dejaremos de obedecer. No tendrán un reconocimiento voluntario. Sería la verdadera determinación a ser libres, esa es la resistencia. Se requiere de una planificación estratégica y no dejar las decisiones cruciales al azar y perder ante unos tiranos porque estamos más cerca que nunca de alcanzar nuestros objetivos. Es muy difícil nuestra posición porque las fuerzas del orden público las poseen los impostores. El dictador basa su autoridad en la obediencia de la gente que incondicionalmente conforman la plutocracia y de los que poseen las armas.

En La Condición Humana, Arendt, hace hincapié en el poder, cuando nos dice que El poder sólo es realidad donde palabra y acto no se han separado, donde las palabras no están vacías y los hechos no son brutales, donde las palabras no se emplean para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades adquiramos ese poder y seamos coherentes con las palabras y el acto, para estar en condiciones de crear una nueva realidad.