9 de octubre de 2024

Pegan a un niño

 

Egon Schiele


Así titula Freud uno de sus escritos emblemáticos que dio lugar al desarrollo que hace Lacan sobre el deseo humano. Freud observa que muchas de las fantasías de sus pacientes contienen palizas que se le propinan a un niño y concluye que se deriva de una relación incestuosa con el padre. Esta fantasía primordial tiene sus derivaciones hacia golpes propinados sobre el propio sujeto. Constituye de este modo la fantasía base del masoquismo primordial que derivará en el sadismo perverso. Sobre estos fantasmas no hay interpretación porque él mismo se ubica en una falta de significantes, en el vacío que se produce al no haber garantía de un Otro, todo aquel que intente situarse en esta posición es un impostor. Por ello se puede afirmar que todo dictador es un impostor perverso al creerse estar supliendo las fallas fundamentales de toda sociedad. “Yo soy el que sabe, yo soy el que puede”.

Este fenómeno que estamos presenciando con horror en nuestro país y que nos tiene profundamente afectados, el maltrato a nuestros niños, es una manifestación más de un poder perverso. Sádicos ejerciendo el poder. Hemos podido conocer sobre estas prácticas en dictaduras anteriores como lo fueron las de Videla y la de Pinochet. Miles de niños fueron torturados y desaparecidos bajo estos regímenes. Las abuelas y madres pasaron muchos años tratando de encontrar a estos niños apartados de sus familias, algunos pudieron ser rescatados, pero no fueron la mayoría. El dolor infringido a estas sociedades es irreparable y se trasmite de generación a generación. Chile y Argentina son dos países heridos como lo es Venezuela. No podremos volver a vivir con la ingenuidad de un niño.

Las políticas de sometimiento tienen como eje la violación sistemática de los derechos humanos más básicos con el fin de aniquilar los esfuerzos de organización de la sociedad civil. Organización necesaria para defender lo que por derecho nos corresponde. Implantar el terror e infundir pánico es esencial para dominar sin contrapeso. Si además dañan irreparablemente a nuestros niños no habrá la tan necesaria generación de relevo. Un niño maltratado será un niño con graves problemas de personalidad. Tendrá tendencias a vengarse o a gozar con su propio sadismo. Sabemos de historias traumáticas vividas por impostores que hoy nos aplastan y torturan. Sádicos conformados por haberse identificado a su fantasma perverso. Identificados a un vacío subjetivo.

En el imaginario descrito por la mitología griega, podemos ver repetidamente este contenido inconsciente que acompaña al sujeto y que necesariamente debe ser dominado por un enjambre de significantes que le den sentido y contenido al deseo humano. Uranio eliminó a sus descendientes hasta que su esposa y su hijo Cronos lo devoraron. Su nieto Zeus era homicida, violador e incestuoso. Edipo siendo bebé fue abandonado en el bosque para que muriera perforando sus tobillos para sujetarlo. En la Biblia podemos leer que Jesús nace en Judea cuando Herodes era rey y había ordenado matar a todos los recién nacidos. En el siglo XVI los niños son confiados a otros adultos para que los eduquen. En el Siglo XVII que se define como la era del niño rey pasan a ser el bien más preciado, pero bajo prácticas educativas crueles. Solo es hasta el Siglo XX que se entiende que pegarle a un niño es maltratar y no educar. La violencia hacia un niño es ilegal una vez que se considera a un niño un sujeto de derecho.

Es precisamente lo que está fallando en el mundo ese operador que garantiza la introyección de la ley y reglamenta al sujeto humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario