23 de octubre de 2024

El Necio

 


Remedios Varo

Equivocarse es siempre motivo de reflexión, exige detenerse por tiempos variables y tratar de comprender cual fue el motivo para la equivocación. Pero equivocarse constantemente sin haber intentado meditar sobre tan sostenida frustración es equivalente a haber puesto en automático las decisiones y haber dejado de prestar atención a la realidad y sus complejidades. Es haber decidido militar en la fila de los necios. Ser crédulos de la estupidez y el engaño y despreciar el conocimiento. Es decidir mantener la mentira ante de admitir la equivocación. Es mirar para otro lado y no querer ver lo que se hace patente. Es querer vivir una mentira porque le es cómoda o placentera, es pasar la vida girando alrededor de fantasías que terminan por desvanecerse. No llegar a ninguna parte pero eso si, llegar cansados.

El necio prefiere mantener la mentira o la simple opinión no contrastada racionalmente porque le brinda satisfacción no tener que someter a un proceso de discernimiento aquellos asuntos que le son presentados como resueltos” sostenía Ortega y Gasset. Esta carencia se hace insoportable cuando se vive en una comunidad altamente maltratada y las salidas son, obligatoriamente, de acción comunitaria. El necio solo se preocupa por sus bienes y sus asuntos privados y desconoce o se aleja de los bienes comunes y de la suerte de los otros. El necio ama la mentira y engaña con facilidad y deja de participar de la vida pública. No oye al otro y desprecia al que pone en duda lo que el necio venera sin pensar. Es propenso a formar pequeñas y frágiles asociaciones para defender sus dogmas y dioses baratos.

Esto hace muy difícil combatir al que oprime que si suele organizarse para la maldad y es asesorado por fuerzas extranjeras que persiguen objetivos concretos y no dudan en aplicar cualquier medio para lograrlo. Quieren acabar con los países democráticos y para lograrlo matan, torturan, maltratan sin ninguna clase de dudas. Mientras que los que se erigen como los líderes de movimientos adversos firman acuerdos y ofrecen vanas declaraciones. Indignan, por supuesto, pero se nos piden seamos prudentes y callemos. Esa necedad no has tenido entrampados y repitiendo el mismo esquema, pasamos a ser también un gran peligro. Seres intrascendentes, estos necios desde el exilio atentan contra el bien común, hacen daño a todos los que creímos en una lucha larga y sostenida pero eso si, cohesionados. Seres narcisista que terminan por exhibir su descarado egoísmo y este mundo complicado no puede ni se comporta con la misma necedad.

Es una forma de vida nociva y despreciable pero predomina en la sociedad actual, así es el ciudadano común. Pensar, hoy en día, es una carga difícil de llevar y no pocas veces es blanco de insultos y desprecios porque el pensamiento suele apartar al sujeto de la manada. Alza una voz diferente que amenaza o mueve de su comodidad al necio. Aristóteles sostuvo en su Metafísica que el saber produce un placer inconmensurable, ¿por qué el necio se niega a querer conocer las cosas, sus causas y sus consecuencias? Se pregunta Ortega y Gasset. Pero esta ha sido la tendencia del mundo actual, quizás el gran proyecto al que nos empujó la Modernidad y el éxito tecnológico. Sumergidos en un estado decadente que algunos filósofos como Nietzsche anunciaron y Freud advirtió. Lo bueno, ético y moral fue desplazado por lo placentero. El capricho individual desplazó a los objetivos colectivos. Lo bello fue sustituido por esos mamotretos que observamos despreciando nuestro desagrado.

La tarea que enfrentamos es muy grande. Debemos combatir el crimen pero también nos debemos combatir a nosotros mismos. O seguimos en la necedad o decidimos ser sensatos, hay que elegir. El necio debe dejar de ver su ombligo, sus gustos e intereses y voltear a considerar lo común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario