Maria Marikina Bulgaria |
Se habla de que pronto estaremos eligiendo un gobierno de transición. Transitaremos de un lugar a otro, esto habla de movimiento y tiempo. Movimiento que hacen los hombres que decidieron hacer historia y un tiempo que es como entendemos la historia. Tanto los hombres como el tiempo se tornan políticos. Hannah Arendt señala a este tiempo como decisivo durante el cual se pretende dejar atrás un modo de conducción de la vida para emprender otro distinto que intuimos, pero no sabemos. No es una relación de causa y efecto ni de consecuencias, es una ruptura de la guerra del sistema contra el hombre. En definitiva, es la elección por la política.
Significa lucha porque lo que se pretende dejar en el pasado por no deseado lucha por no morir. El hombre queda en el medio de fuerzas que hasta que no se resuelvan mantienen la tensión, provocando un ambiente público convertido en problema de todos. No es agradable, causa angustia y mantiene un estado precavido. Unos y otros quieren la victoria y solo un lado la obtendrá. Se hacen cálculos, se recurre a las estadísticas y a las artimañas, se apuesta por el más sagaz y seductor. Cada proceso es distinto porque distintas son las circunstancias y distintos los hombres que lo llevan a cabo. Estamos viviendo un momento único que no podemos entender a plenitud, porque es inédito. Es una interrupción, una discontinuidad.
Si salimos de esta violencia que mantuvimos durante demasiado tiempo con la herramienta principal de la democracia, elecciones, estaremos saliendo por la puerta grande y estaremos en mejor capacidad de crear un nuevo poder, la violencia solo sabe de bravuconadas y coerción, no sabe de un poder para beneficio de la ciudadanía. No sabe de formar ciudadanos que contribuyan al mantenimiento de una economía y de los servicios públicos. No sabe de ciudadanos que respeten los bienes ajenos y los bienes públicos. No tienen conciencia del daño que hacen al robar el dinero que es de todos. Nunca antes habíamos visto un saqueo igual y nunca antes habíamos estado tan empobrecidos de bienes materiales y de valores.
Nos toca actuar en la dirección del tiempo histórico que se abre, es la habilidad humana el poder actuar en concierto, es la acción política que nos demanda una responsabilidad. Ya comenzamos con nuestras diferencias producto de la pluralidad humana sin embargo decidimos por la política con la convicción de dejar atrás la violencia, por supuesto que seguiremos arrastrando por un tiempo vestigios, escombros de lo que fue la historia que se estará despidiendo. Nada se va para siempre bien lo recordó Freud. Todo queda como las ciudades de la antigüedad solo sepultadas por millones de años pero que un buen arqueólogo sabe rescatar. Deseo que estemos por comenzar el rescate de nuestra humanidad que fue tanto tiempo vejada, ultrajada con violencia. Una violencia que se traduce no solo en la destrucción de los objetos sino del mundo de las relaciones humanas. La aniquilación de la acción y el discurso político.
Es el surgimiento de la ciudad, de ese lugar público del debate de los diferentes puntos de vista. Del acuerdo en la acción y en la construcción conjunta de nuestro confort. Un mundo que debe surgir entre los seres humanos con sus diferentes perspectivas, otra forma de mirarnos.
Un ser humano pensante y decidido, todo debe ser leído desde la ciudadanía, de las condiciones sociales y de la inclusión de todos en la nación. Si no contamos con seres comprometidos tendremos siempre una democracia débil presta a ser sepultada por nuevas tormentas de barro.
Transición sí, pero con ciudadanos que velen por lo conquistado.
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