Pawel Kuczynskiz |
Este régimen se apoyó sustancialmente en bandas criminales y propició la multiplicación de la corrupción en todos los terrenos de la población. Tenemos ahora toda una gama variopinta y para todos los gustos de seres que reptan en los bajos fondos de la sociedad. Se respiró esta semana un aire de alivio y alegría porque nos fue anunciada la captura de dos grandes capos muy bien relacionados con las esferas del poder. Uno en realidad no fue capturado ahora, lo está desde hace tiempo, pero se anuncia su deportación de Cabo Verde. Nosotros enseguida nos dispusimos a celebrar, las botellas se enfriaron y la música perfumó nuestras congojas. Recordamos, entonces, las veces en las que quedamos con los crespos hechos y decidimos esperar la ejecución del acto. Hasta el traje naranja lo diseñamos con esmero. Eso también es el venezolano presto a responder con humor cualquier vestigio de justicia.
No hay que desconocer como ha crecido la delincuencia aupados por un gobierno que se apoyó en bandas criminales e hizo del delito su modus operandi. Estamos desde hace mucho tiempo en manos de criminales por acción u omisión, porque no atender los requerimientos de mantenimiento, como los drenajes, cobra vidas a incautos y confiados ciudadanos. Ahora el régimen también combate a los delincuentes que armaron y no obedecen ya a sus comandos. Guerra que por cierto están perdiendo, los capos se les escabullen y burlan dejándolos en el más vergonzoso ridículo. Pactaron con delincuentes descansaron en su irregular conducta para amedrentar y amanecieron empapados. Toleraron el crimen y lo auparon a la par que dinamitaban las instituciones vigilantes y dadoras de justicia. La torta se les voltea, se engatillan las armas y se afinan las voces.
Si van a cantar no lo sé, mucho he esperado los conciertos que no se dan, pero preparo mi palco y mis galas por si acaso. Como nos ha costado entender la forma en que permeó el mal en nuestra sociedad y aun somos timoratos para enfrentarlos. Los pranes delinquiendo desde las cárceles y una boba melenuda facilitando sus medios delictivos. Es así como gozan de Wi-fi celulares, cajeros automáticos, piscinas y bares. Hacen sus rumbas los fines de semanas, mientras están ocupados extorsionando, secuestrando, hackeando y robando durante la semana. Al habernos convertido en un importante puerto de carga y descarga del polvo blanco, ya somos vistos con respeto por la delincuencia organizada mundial. Pablo Escobar estaría muy orgulloso de nuestro progreso.
El mundo criminal se ha convertido en una gran industria, grandes cineastas, autores literarios, el mundo jurídico y en general los políticos se dedican a explorar y explotar este submundo que causa fascinación por la sagacidad de sus certeros movimientos en la oscuridad. Walter Benjamín resaltó esta característica cautivadora del mundo criminal, “han despertado la admiración secreta del público… no ha causa de lo que hacen sino debido a la violencia de la que dan testimonio”. Es el tiempo de la mas alta violación de los derechos humanos, de su más amplia vulneración y de la profunda desigualdad, como lo llamó Norberto Bobbio. Una criminalidad que amenaza la democracia, la paz y el futuro de nuestra sobrevivencia en el planeta, se trata de la criminalidad del poder del la cuan no tenemos la exclusividad. Mal que se encuentra pululando en nuestra normalidad. Ya no tenemos bien delimitado lo que nos es permitido o no. Son los empresarios corruptos los que están apropiándose de los Estados y no los Estados los que persiguen las fortunas mal habidas. El Narcotráfico y el tráfico de armas son nuestros verdaderos mandatarios. Mientras sigamos tolerando el mal, este gana terreno en la hegemonía buscada.
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