9 de agosto de 2017

Un mundo perdido ( cuento 2-4)




Patricia tuvo que esconderse para que Elena comenzara a mirar. El vacío que le causó la empujó a buscar más allá de sus limitadas visiones que últimamente había tenido. Comenzó a mirar su casa con detenimiento y no encontró mayores novedades, tampoco encontró a Patricia. Decidió dejar atrás ese misterio y continuar su vida como si nada le hubiese sucedido. No pudo, este hecho había removido piezas en su alma que ya no encajaban. Por más que lo intentó seguía pensando en algún mensaje oculto; sin proponérselo su pensamiento volaba en elucubraciones de todo tipo. No era una persona especialmente soñadora, fantasiosa pero tampoco había vivido nunca ninguna experiencia que no se pudiera de alguna manera explicar y tranquilizarla. Este hecho rebasaba todo intento racional y las emociones comenzaron a invadirla, a perturbar su equilibrio y tranquilidad. Sintió mucho miedo, un vacío que enseguida se pobló de fantasmas amenazantes, supo que todo lo que le era familiar y acogedor se había distorsionado, había cambiado, se había esfumado. Presintió que había sido despojada de sus asideros fundamentales y Patricia era una importante e inesperada señal.

La ciudad se le presentó con su cruda realidad e hiriente metamorfosis. Esto que veía ya no era ese lugar grato en el que había crecido, que había amado y en el que se orientaba automáticamente sin esfuerzo de ningún tipo. La sensación de haber sido mudada de sus puntos de referencia fue radical, se sintió perdida e indefensa. Las calles por donde pasó estaban llenas de basura y el olor era pestilente. Gente de todas las edades hurgando en los desechos con las caras desencajadas y la esperanza perdida. Los últimos intentos para prolongar, no la vida, sino la agonía. No había sosiego, todo sucedía con rapidez, la gente no paseaba sino se desplazaba con paso apurado y sigiloso. Todo era peligroso. Ya era común oír tiroteos a la distancia y gente corriendo que impulsaba también a huir sin certezas de cuál era el peligro, sin saber que estaba sucediendo. La ciudad era una huida, se habían perdido los espacios acogedores para estar. Todo lo conocido desapareció por lo que era imposible permanecer igual. Lo quieras o no, te lo propongas o no, lo trates o no ya no serás la misma, se dijo.

Así que nuevamente hay que empezar por encontrar la nueva mujer que se dispone a nacer. Imposible mantenerse distante de tanto destrozo, se acabaron las visiones borrosas sobre una realidad tan dolorosa, por más que termine de aborrecerme yo misma voy a meterme en la candela. Voy a luchar por rescatar aunque sea un poco de decoro. ¿Elena estas segura que eso es lo que quieres hacer? Siempre te he observado un poco frágil. Yo presiento que eso se acabó, no hay posibilidades para la fragilidad, con este miedo hay que actuar, hay que enfrentar, sino te termina de devorar a ti y no quiero morir de cobardía, eso tenlo por seguro. En su urbanización ya se estaban organizando los vecinos para defenderse del acoso delincuencial de todo tipo, venían tiempo muy duros y necesariamente había que enfrentarlo, la posibilidad de la huida no fue ni por un segundo contemplada. Le gustaba vivir tranquila, le gustaba la comodidad, el confort, la elegancia y el buen trato. Pero haber sido despojada de lo suyo la llenó de indignación, lo había mirado de frente y sin adornos, ya no tenía vuelta atrás. Llamó a Fernando y le comunicó  lo que ya era para ella una certeza. No la comprendió, trató de disuadirla y no obtuvo resultado. Elena comenzó a colaborar activamente con su comunidad. Si esto es de todos, juntos debemos tratar de recuperar lo que nos ha sido arrebatado, que es ni más ni menos nuestra vida.

En menos de una semana ya estaban organizados. Grupos cohesionados y disciplinados, con sus máscaras y sus escudos. Los horarios de acción lo acordaban entre todos y se rotaban. La urbanización en ningún momento estaba desasistida. Idearon sus señales para comunicarse entre sí en los momentos precisos, cuando eran salvajemente atacados con bombas lacrimógenas, metras lanzadas como balas, objetos metálicos, e incluso armas no permitidas en acciones represivas. El enemigo es peligroso y se trata de protegernos lo más posible, no queremos pérdidas de vida y será retirado a tiempo aquel que no contemple las instrucciones de prudencia. No queremos mártires se trata de la defensa del país para poder vivir, se trata por sobre todo de una lucha por la vida. Fueron minuciosamente adiestrados por personal calificado. Nada se dejó al azar o a la aventura. Se trataba de una batalla que comenzaba y que no se tenía la menor idea cuando terminaría ni tampoco si se ganaría. Se necesitaba tesón, arrojo, convencimiento, valentía pero no la ausencia del miedo. El miedo mi querida Elena te va a guiar mejor que la rabia, no lo pierdas, óyelo, míralo, hazle caso, abrázalo.

Ah, por cierto Elena, quería advertirte que ese mundo que disfrutaste hasta ayer queda irremediablemente perdido. Tu nueva tarea será construirte otro que te sea grato y que disfrutes. Por lo demás tienes lo que hace falta decisión, certeza y esperanzas; suerte, no te abandonaré estaré en todo momento aquí a tu lado para cuando te sientas perdida. Más de una vez te romperán el corazón, te doblaras del dolor, lo que no puedes perder nunca es la convicción moral que te empujó hasta este lugar. Eso es lo que no pueden lograr los que tratan de esclavizarte. Adelante y que Dios te bendiga.

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