Patricia tuvo que esconderse para que Elena comenzara a
mirar. El vacío que le causó la empujó a buscar más allá de sus limitadas
visiones que últimamente había tenido. Comenzó a mirar su casa con detenimiento
y no encontró mayores novedades, tampoco encontró a Patricia. Decidió dejar
atrás ese misterio y continuar su vida como si nada le hubiese sucedido. No
pudo, este hecho había removido piezas en su alma que ya no encajaban. Por más
que lo intentó seguía pensando en algún mensaje oculto; sin proponérselo su
pensamiento volaba en elucubraciones de todo tipo. No era una persona
especialmente soñadora, fantasiosa pero tampoco había vivido nunca ninguna
experiencia que no se pudiera de alguna manera explicar y tranquilizarla. Este
hecho rebasaba todo intento racional y las emociones comenzaron a invadirla, a
perturbar su equilibrio y tranquilidad. Sintió mucho miedo, un vacío que
enseguida se pobló de fantasmas amenazantes, supo que todo lo que le era
familiar y acogedor se había distorsionado, había cambiado, se había esfumado.
Presintió que había sido despojada de sus asideros fundamentales y Patricia era
una importante e inesperada señal.
La ciudad se le presentó con su cruda realidad e hiriente
metamorfosis. Esto que veía ya no era ese lugar grato en el que había crecido,
que había amado y en el que se orientaba automáticamente sin esfuerzo de ningún
tipo. La sensación de haber sido mudada de sus puntos de referencia fue
radical, se sintió perdida e indefensa. Las calles por donde pasó estaban
llenas de basura y el olor era pestilente. Gente de todas las edades hurgando en
los desechos con las caras desencajadas y la esperanza perdida. Los últimos
intentos para prolongar, no la vida, sino la agonía. No había sosiego, todo
sucedía con rapidez, la gente no paseaba sino se desplazaba con paso apurado y
sigiloso. Todo era peligroso. Ya era común oír tiroteos a la distancia y gente
corriendo que impulsaba también a huir sin certezas de cuál era el peligro, sin
saber que estaba sucediendo. La ciudad era una huida, se habían perdido los
espacios acogedores para estar. Todo lo conocido desapareció por lo que era
imposible permanecer igual. Lo quieras o no, te lo propongas o no, lo trates o
no ya no serás la misma, se dijo.
Así que nuevamente hay que empezar por encontrar la nueva
mujer que se dispone a nacer. Imposible mantenerse distante de tanto destrozo,
se acabaron las visiones borrosas sobre una realidad tan dolorosa, por más que
termine de aborrecerme yo misma voy a meterme en la candela. Voy a luchar por
rescatar aunque sea un poco de decoro. ¿Elena estas segura que eso es lo que
quieres hacer? Siempre te he observado un poco frágil. Yo presiento que eso se
acabó, no hay posibilidades para la fragilidad, con este miedo hay que actuar,
hay que enfrentar, sino te termina de devorar a ti y no quiero morir de
cobardía, eso tenlo por seguro. En su urbanización ya se estaban organizando
los vecinos para defenderse del acoso delincuencial de todo tipo, venían tiempo
muy duros y necesariamente había que enfrentarlo, la posibilidad de la huida no
fue ni por un segundo contemplada. Le gustaba vivir tranquila, le gustaba la
comodidad, el confort, la elegancia y el buen trato. Pero haber sido despojada
de lo suyo la llenó de indignación, lo había mirado de frente y sin adornos, ya
no tenía vuelta atrás. Llamó a Fernando y le comunicó lo que ya era para ella una certeza. No la
comprendió, trató de disuadirla y no obtuvo resultado. Elena comenzó a
colaborar activamente con su comunidad. Si esto es de todos, juntos debemos
tratar de recuperar lo que nos ha sido arrebatado, que es ni más ni menos
nuestra vida.
En menos de una semana ya estaban organizados. Grupos
cohesionados y disciplinados, con sus máscaras y sus escudos. Los horarios de
acción lo acordaban entre todos y se rotaban. La urbanización en ningún momento
estaba desasistida. Idearon sus señales para comunicarse entre sí en los
momentos precisos, cuando eran salvajemente atacados con bombas lacrimógenas,
metras lanzadas como balas, objetos metálicos, e incluso armas no permitidas en
acciones represivas. El enemigo es peligroso y se trata de protegernos lo más posible,
no queremos pérdidas de vida y será retirado a tiempo aquel que no contemple
las instrucciones de prudencia. No queremos mártires se trata de la defensa del
país para poder vivir, se trata por sobre todo de una lucha por la vida. Fueron
minuciosamente adiestrados por personal calificado. Nada se dejó al azar o a la
aventura. Se trataba de una batalla que comenzaba y que no se tenía la menor
idea cuando terminaría ni tampoco si se ganaría. Se necesitaba tesón, arrojo,
convencimiento, valentía pero no la ausencia del miedo. El miedo mi querida
Elena te va a guiar mejor que la rabia, no lo pierdas, óyelo, míralo, hazle
caso, abrázalo.
Ah, por cierto Elena, quería advertirte que ese mundo que
disfrutaste hasta ayer queda irremediablemente perdido. Tu nueva tarea será
construirte otro que te sea grato y que disfrutes. Por lo demás tienes lo que
hace falta decisión, certeza y esperanzas; suerte, no te abandonaré estaré en
todo momento aquí a tu lado para cuando te sientas perdida. Más de una vez te
romperán el corazón, te doblaras del dolor, lo que no puedes perder nunca es la
convicción moral que te empujó hasta este lugar. Eso es lo que no pueden lograr
los que tratan de esclavizarte. Adelante y que Dios te bendiga.
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