Alicia regresó. Esta vez no habría sorpresas en el
aeropuerto. Todo funcionaba tal cual lo dejó. El orden, la limpieza y sobre
todo la cortesía. La sorpresa era ella, traía dos diferencias notables, notables para su familia que la esperaban
ansiosos en el aeropuerto. Dani, Alice y Richard la buscaban entre los
pasajeros y el más pequeño daba salticos acrobáticos provocados por la emoción.
De repente apareció con una vitalidad bailarina y un niño que agarrado de su
mano, no dejaba de hablar. Así llegaba, traía una recién adquirida felicidad y
una sorpresa que sobre todo a Dani no le gustó de entrada. A Richard no le pasó
inadvertido ningún detalle y cuando por fin pudo abrazarla le susurró al oído
¿cuándo nos vamos? Alicia no contestó solo lo besó con la complicidad asumida
entre ambos y se reafirmó en el inmenso amor que le tenía. Dani y Alicia
enseguida abordaron a su primo quien atropelladamente le contaba de la
experiencia en el avión. Dani un poco más retraído y suspicaz buscó a su mami y
le brincó haciéndose dueño nuevamente de lo que le pertenecía.
-¿Mami quién es ese niño?
-Es Diego tu primo, se vino un tiempo con nosotros
-Mami yo no quería un primo
-jajá Dani, mi peque,
te va a gustar, es muy divertido
Mientras que Alice le coqueteaba al primo.
Al llegar, los rabos salieron a saludar más alborotados y
danzarines que Diego, quien saltó del carro y se tiró en el jardín a jugar con
los cachorros recién conocidos, atrás corrían Alice y Dani. Era como que
siempre había estado en esa casa y los perros eran los suyos. Diego mostraba
una espontaneidad y confianza sin límites cuando el ambiente le resultaba
confiable, mientras que había desarrollado un sentido muy agudo para los
peligros. Alicia los observaba de lejos a los tres y le comentó a Richard “se
van a divertir juntos, Diego tiene una alegría innata que recuerda mucho a su
madre” Entraron a la casa, Richard sirvió unos Geen Tonic y se sentaron a
conversar.
Alicia antes de relatar las revueltas causadas por el
reencuentro con un amor olvidado, le contó sobre su familia.
“Papá fue contratado en Roma para un proyecto de dos años,
termina a finales de éste y regresa a su casa con mamá, por supuesto. Mis otros
dos hermanos se fueron del país y luchan con mucha nostalgia por abrirse
espacio en mundos que le son ajenos, no me extraña que cualquier día también
regresen. Me traje a Diego después de mucho insistirle a Rodrigo para que
perfeccione el inglés y conozca a sus primos. Total solo serán seis meses,
mientras recogemos y regresamos. Richard, no vamos al país de las maravillas te
lo aseguro, Venezuela está destruida y su gente agobiada. Caracas es muy
peligrosa y hay que estar constantemente alerta, tomar precauciones al máximo.
Quizás sea la decisión más insensata que tomemos en nuestra vida, pero no puedo
evitarlo. Mis padres ya están viejos y quiero estar con ellos, por otro lado
volví a tropezar con un tono muy especial de estar vivo, eso lo captarás en
Diego que lo manifiesta con todo el candor de la infancia. Ese tono vital, tan
difícil de describir, era mi amor olvidado”
Continuó Alicia asustada pero con una firme determinación. En
realidad estaba oyéndose a sí misma.
“Por otro lado allá te vas a tropezar con una selva
inexplorada de personajes que no se encuentran en ningún otro lugar, una fauna
autóctona que puede ser desde muy divertida hasta muy repugnante. Un libro
abierto de sorpresas para un escritor, tendrás mucho trabajo y junto con
Rodrigo podrían ayudar a relatar ese horror en que caímos para no volverlo a repetir
jamás, para no poder olvidarlo. Te va a
repeler la indecencia, el descaro, el cinismo y la mentira para ello hay que
adornarse y refugiarse, si no salpica y huele muy mal. A Elena la mataron y es
algo de lo que Rodrigo aun no quiere hablar, yo tampoco, me basta ver a su hijo
y adorarla por esa vitalidad como la recuerdo y ese niño invalorable que dejó y
de quien no quiero separarme. Diego me ayudó a encontrarme, algún día lo sabrá.
Sé que te estoy pidiendo algo muy difícil y hasta absurdo pero no puedo
evitarlo. Si sabemos hacerlo este paso acercará a Alice y a Dani a una familia generosa
y protectora, les hará mucho bien para asentar unas bases sólidas en sus vidas.
La solidaridad nunca desapareció y es
reflejo de lo que fueron nuestros hogares”
Richard la observaba y se dijo “no fue fortuito que me
enamorara de esta mujer”. No respondió, le agarró una mano con un gesto
conmovido y agradecido de encontrarla nuevamente reconciliada con ella misma.
Hacía tiempo lo traía preocupado. No había ya dudas, así que antes de comenzar
el movimiento que este terremoto había causado, simplemente le ofreció otro Gin
Tonic y se fueron al jardín a comenzar su fiesta particular con los niños y sus
rabos.
Otra vida comenzaba.
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